Conocí a Grenda por un amigo de Tijuana que me enseñó su música, después, Ejival me contó que estaría en Mutek y que una semana después tendría un show en el Cine Tonalá. Al primer show no pude ir, pero al del Tonalá estaba más que apuntado. Antes de su presentación, había concretado con Ejival que haríamos unos retratos. Llegué al Cine Tonalá a eso de las seis de la tarde y ahí estaba Grenda con su familia. Desde la primera foto me di cuenta que es un tipo al que le gusta la cámara, y se siente muy cómodo frente a ella. Hicimos las fotos en locaciones cercanas al cine y quedamos de vernos en la noche para el show.Cuando regresé al Tonalá, me encontré de nuevo con Grenda minutos antes de que hicieran su prueba de sonido express con Machino, el invitado de la noche. A las 10 en punto abrieron las puertas de la sala de cine y Machino empezó su breve set. Treinta minutos después, el también originario de Tijuana se despedía y cedía el escenario para el chico de 16 años que venía a dar su primera presentación en solitario en la Ciudad de México.Al momento de hacer las fotos, Grenda me contó de su próximo lanzamiento, su primer LP. Estas canciones son muy distintas de las que aparecen en su EP. Con la misma seguridad con que apareció en los retratos, subió al escenario. Contento, concentrado y confiado, pero sobre todo, emocionado, con cara de pillo, como quien está por hacer una travesura. Su set duró poco más de 40 minutos y fue un subir y bajar de sensaciones. Por momentos sus canciones son extremadamente sensuales, y no me imaginaba otra cosa más que estar bailando lentamente y muy de cerca con una chica; por otros, la cadencia de sus canciones te invita a saltar y dar vueltas en tu lugar.Después de conocerlo y ver su show en vivo, no me queda le menor duda de que Grenda es parte del futuro, no sólo de la música electrónica del DF, sino de la música generada en este país. Es heredero de una de las escuelas más interesantes, la tijuanense, y ha sabido reinterpretar sus influencias para darles la vuelta e impregnarlas de un sello muy particular, como sólo una mente fresca de 16 años podría hacerlo.
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