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El arte cómo nueva revolución en Cuba

Luis Manuel Otero Alcántara

Luis Manuel Otero Alcántara salió a una concurrida intersección de La Habana, frente a la heladería, la Coppelia, donde cientos de cubanos hacen fila todos los días. Se desnudó hasta quedar en tanga —un triángulo de tela azul con lunares— y una corbata de moño.

Sonrió nerviosamente con una rosa envuelta en plástico entre los dientes. Luego ondeó su cuerpo, agarrándose de un poste como apoyo. En su torso tenía escrito con pintura blanca: “Te amo unidos por wifi”. El performance, llamado “Striptease”, fue una oda y un regalo de aniversario de bodas para su exesposa estadounidense, en 2015. Otero comenzó a escalar el poste. Una mujer que estaba grabando se rió de vergüenza.

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Mientras subía, sus testículos quedaron expuestos saliéndose de la tanga.

Lo que parecía una broma adolescente llevaba un mensaje importante. Cuando Cuba decidió implementar el acceso a internet en parques públicos en lugar de hogares privados, el performance “Striptease” formuló observaciones sobre la mercantilización de la conexión a costa de la intimidad. “A mí me molestaba mucho el tema de como ellos estaban jugando con la intimidad de los cubanos… la intimidad estaba como rota”, le dijo Otero a VICE World News.

Más importante aún, la demostración pública de Otero fue la primera de una serie de performances que lo catapultarían a la posición de líder del actual movimiento disidente de Cuba. Él espera que algún día sus demostraciones públicas ayuden a alcanzar la libertad de Cuba, a transicionar a un nuevo gobierno y “quitar el poder de donde está y ponérselo a la ciudadanía o a los políticos que sean capaces de llevar esto en pro de la democracia”.

El discurso político a nivel público está controlado por el gobierno, el arte se ha convertido en el escenario principal para el descontento contra el régimen.

Otero, de 32 años, dirige el Movimiento San Isidro (MSI), un grupo de disidentes y artistas que se formó en respuesta al aumento de la censura del arte por parte del gobierno en 2018. Luis Manuel creció en el barrio marginado de El Cerro, en su mayoría habitado por gente negra, con una gran familia y pocos recursos. Dijo que desde pequeño sabía que tenía un talento artístico inherente, hacía esculturas con trozos de madera y tela, pero que su familia no tenía dinero para contratar maestros privados o para mandarlo a una escuela de arte.

Finalmente, se convirtió en artista. Al igual que “Striptease”, sus piezas dependen del valor de shock. Se viste de mujer, usa la bandera cubana a modo de capa e intenta mancharse con heces (aunque ha sido arrestado antes de poder hacerlo).

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La Habana, Cuba. Foto por Lisette Poole para VICE World News.

En 2016, Otero cofundó el Museo de la Disidencia, un espacio de arte y un sitio web básico que es un tipo de Wikipedia de la historia disidente de Cuba que incluye al propio Fidel Castro El museo obtuvo fama internacional y desprecio por la seguridad del Estado.

Otero dijo que el costo psicológico de la persecución del gobierno es un desafío. “Puedes estar sentado comiendo con tu novia o con un amigo y viene una patrulla y te lleva. Simplemente no puedes planificar tu vida normal. Te pueden meter preso 24 horas o 2 horas”. Su familia ha sido acosada y dijo haber recibido amenazas de muerte. Ahora, tiene en cuenta los arrestos en el precio de sus performances, como un elemento más de la lista dentro del presupuesto. Ha estado en la cárcel más de cuarenta veces, o tal vez cincuenta, dijo que ya perdió la cuenta.

Otero y el MSI realizaron una huelga de hambre en noviembre del año pasado en respuesta al arresto de Denis Solís, un rapero y partidario del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump. Ocho días después, la policía disfrazada con batas de hospital disolvió la huelga, alegando que estaban haciendo cumplir las medidas de seguridad de COVID-19. Irrumpieron a través de dos puertas de madera en la sede del MSI en La Habana Vieja y detuvieron a todos los presentes.

Los videos de la operación se volvieron virales y los cubanos se indignaron. Se reunieron para manifestarse. Más de 300 personas se presentaron frente al Ministerio de Cultura en La Habana y exigieron una reunión con el gobierno. Los activistas se reunieron con funcionarios esa noche y se fueron con garantías del gobierno para continuar el diálogo. Los cubanos de todo el mundo se regocijaron viendo el espectáculo durante horas en línea.

Fue un resultado inusual para las protestas públicas, que generalmente son reprimidas antes de empezar. Es raro que haya una respuesta oficial.

Pero días después, los sueños de progresar tanto de los manifestantes como de sus partidarios se frustraron cuando el gobierno cubano renegó de su acuerdo. En lugar de continuar con las reuniones acordadas, los funcionarios comenzaron a recurrir a las viejas tácticas, como hacer manifestaciones pro comunistas, y llamar “terroristas” a las figuras de la oposición en la televisión. Muchos miembros del MSI fueron puestos en arresto domiciliario durante semanas.

La artista cubana Tania Bruguera, de 52 años, actúa como madrina de la vibrante escena disidente de La Habana y como puente entre el activismo cívico y el arte. Vivió en los Estados Unidos, donde recibió una prestigiosa beca Guggenheim. Bruguera dijo que el floreciente movimiento de Otero se produjo tras años de arduo trabajo y que los eventos de noviembre fueron “la ultima gota que desbordó el cubo”, dijo.

Aunque Bruguera no es parte del MSI, ha fomentado a sus miembros, muchos de los cuales han asistido a sus talleres de activismo. Otero ha tomado todos sus talleres y dijo que se inspiró en sus performances para mostrar las realidades de la sociedad cubana en su propia obra.

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La Habana, Cuba. Foto de Lisette Poole para VICE World News.

Ahora, Bruguera y Otero dicen que la presión gubernamental está alimentando a la bestia que espera aniquilar: la rebelión. Los intentos de los medios oficiales de desacreditarla a través de sesiones televisivas de difamación solo la han hecho más popular en Cuba. “Ahora la gente sabe quiénes somos, me detienen en la calle y quieren tomarse fotos conmigo”, dijo Bruguera. A la popularidad y singularidad del impacto de este movimiento en la historia reciente de Cuba se suma la presencia de las redes sociales. Estas han permitido que los manifestantes se organicen y que los cubanos vean lo que antes solo escuchaban y temían: enfrentamientos con la seguridad del Estado.

Otero y otros han publicado sus arrestos a través de transmisiones en vivo en línea. Dijo que está luchando por algo “como una democracia” pero a veces sus detenciones o performances como cantar y bailar fuera de su casa dominan sus publicaciones, y parece perder el objetivo. “Ahora lo más importante es ver como se toma el poder en Cuba, y como [el movimiento] ha adquirido una madurez y un carácter político urgente”, dijo Otero. Sus ideas aún están tomando forma.

Pero a pesar de no tener tan claros sus objetivos, se ha ganado el apoyo inquebrantable de intelectuales y compañeros artistas de la isla. Una cohorte de jóvenes cubanos lo idolatra, incluso refiriéndose a él como una figura de Jesús. Creen que camina sobre el agua por La Habana. Entre su grupo de admiradores estrictamente anticastristas, se ha formado un pequeño culto a la personalidad. Y para ellos, él es el hombre.

Otero se enorgullece de haber llegado hasta donde está desde sus humildes comienzos hasta lo mainstream. “Mi trabajo genera una empatía indiscutible con esa miseria, con ese negro, con ese ser popular, con ese ser también más vulnerable y mucho más marginalizado por el sistema, y del que yo también salí”. Su obra presenta la experiencia de haber sido criado como un hombre negro en Cuba, entre la élite de la escena artística de la isla.

Como suele ser el caso, los involucrados en los movimientos sociales en la isla corren el riesgo de convertirse en peones en una partida de ajedrez de décadas entre Estados Unidos y Cuba.

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La Habana, Cuba. Foto por Lisette Poole para VICE World News.

Según medios oficiales, tras la protesta de noviembre, el ministro de Cultura, Alpidio Alonso, confirmó que “siguen abiertas las oportunidades de diálogo con los jóvenes y artistas cuya obra no esté comprometida con los intereses de Washington, (D. C.)”. Según un artículo de Prensa Latina, el medio de comunicación internacional oficial de la isla, la huelga de hambre del MSI mostraba signos de un intento de golpe de Estado.

Otero dijo que ha sido acusado de recibir dinero de Estados Unidos. “Aplico a becas y con eso es que vivo. No soy ningún mercenario. Con eso te quieren desacreditar. Tú no eres autónomo, eres un títere del régimen”. En enero, Otero dijo que fue interrogado por la seguridad del Estado y acusado de trabajar para Estados Unidos. Desestimó las acusaciones como “anticuadas, absurdas y reductivas”.

“La libertad es algo que nos gustaría a todos. No tiene nadie que pagarla para uno defenderla y echarla pa’lante”, dijo.

El énfasis en el impacto económico de Estados Unidos en Cuba les quita a los cubanos la acción que están mostrando ahora, según Michael Bustamante, profesor asociado de historia latinoamericana en la Universidad Internacional de Florida. “Hay personas que argumentan que estas son señales de que nuestra estrategia [del embargo económico] de provocar disturbios está funcionando, por lo que no debemos ceder’”, dijo Bustamante. “Creo que es una falacia”.

Algo nuevo está a la vuelta de la esquina en Cuba, dijo Bustamante. Los hechos de noviembre reunieron por primera vez a diferentes grupos de oposición, y ahora “las voces que salen de Cuba desafían los binarios de izquierda y derecha que heredamos de la Guerra Fría”. Hay un frente unido “reclamando sus derechos. Punto”, dijo.

Al principio puede resultar confuso comprender cómo se construyó un movimiento de resistencia tras el arresto de Solís, cuya página de Facebook está llena de publicaciones a favor de Trump. Otero dijo que ser partidario de Trump significa algo más en Cuba, “[Solís] es un joven artista con poca información realmente, y si supuestamente Trump es el que dice que te va ayudar, el que va a machucar al régimen, o a los Castros, y el que va a poner sanciones y demás, él se monta en esa propaganda, sobre todo la que viene de Miami”.

Bruguera está de acuerdo con Bustamante en que esta es “la primera vez que un movimiento disidente es también un movimiento de izquierda. [El gobierno cubano] no sabe qué hacer con esto”, dijo. Aunque es posible que los inconformes tengan que esforzarse más para superar las políticas polarizantes del sur de Florida, Bruguera y Otero comparten la convicción de que cualquier cambio tectónico hacia la democracia en Cuba debe venir de adentro.

A finales de enero, otra protesta pacífica en el Ministerio de Cultura se encontró con una respuesta agresiva del gobierno. Cuando Otero salió de su casa para unirse a la protesta, fue arrestado antes de que pudiera cruzar la calle. Dos días después, transmitió en vivo desde su casa diciendo: “Voy a ir al Capitolio, no me van a dejar llegar, pero siempre voy a regresar al Capitolio”. El video termina cuando un policía uniformado lo registra.

Tanto Bruguera como Otero planean quedarse en Cuba y seguir luchando. Dicen que han surgido pequeñas protestas entre los pescadores, e incluso en un hogar de convalecientes administrado por el Estado, que está habiendo un impulso. “Es la frustración de mi generación que necesita ver un cambio”, dijo Otero.

“Cuba atraviesa su peor crisis económica en 30 años”, dijo Bustamante. Pero, incluso para los cubanos normales que suelen estar demasiado ocupados poniendo comida en la mesa como para preocuparse por esto, el MSI se ha convertido en un nombre familiar.

La nueva revolución de jóvenes rebeldes que se está formando en Cuba esta vez no está armada con ametralladoras. En cambio, traen poesía, literatura, arte y sus celulares. Y la valentía de Otero y lo que le mostró al mundo en su performance de 2015 es lo que los está inspirando: sus bolas.