Artículo publicado originalmente por VICE en inglés.
Después de un año sin sexo debido al distanciamiento social, una vez más tenemos permitido ir a la casa de alguien que no conocemos para tener relaciones casuales. Sin embargo, hay una nueva preocupación para algunos hombres que regresan al mundo de los ligues casuales: ser demasiado “vainilla”, lo cual significa que eres un estereotipo convencional en la cama (lo que sea que eso signifique).
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Por ejemplo, tenemos a Michael, quien dice que a menudo atrae a mujeres que esperan que sea “dominante” o incluso “agresivo” durante el sexo. Todos los hombres del artículo solicitaron el anonimato para poder hablar libremente sobre sus experiencias sexuales.
“No hay nada de malo en ello —si es lo que te gusta— pero en una ocasión tuve sexo con una amiga de un amigo y luego descubrí que ella había dicho que el sexo había sido aburrido”, cuenta. “Para ser honesto, se sintió un poco brutal, porque ella era pequeña y no quería lastimarla, pero tenía la expectativa de que la zarandeara por toda la habitación”.
A medida que la actitud positiva hacia los kinks (o sea, prácticas sexuales poco convencionales) se ha vuelto popular, también lo ha hecho la idea de que si no te gustan los kinks, eres aburrido. Esta actitud, que puede incentivar que algunos usuarios avergüencen a otros, es evidente en las redes sociales, donde frases como “ahórcame”, “písame” y “por favor atropéllame” se han convertido en formas totalmente casuales de decir que alguien te atrae. En el otro extremo del espectro, “solo di que eres vainilla y aburrido, y márchate” es ahora un insulto.
A raíz de esta tendencia, los jóvenes a los que no les gusta el sexo violento o atrevido son objeto de burla en videos de TikTok que han sido vistos millones de veces. La escritora Lucy Robinson se sumergió recientemente en #FreakTok —una subcultura donde la línea entre ser positivo con los kinks y avergonzar los gustos vainilla se difumina con regularidad— y cree que algunos de los videos resultan incómodos de ver.
“Un video de una chica animando a su novio reticente a estrangularla, tiene 1,1 millones de visitas”, escribió sobre un video que desde entonces se ha vuelto privado. “Otro, de un usuario que se burla de los espectadores por ser ‘vainilla’ cuenta con 78.000 reacciones positivas”.
En la cultura pop, no tenemos que ir tan lejos para encontrar hombres que son menospreciados por no interesarse en los kinks. Charlie, de la serie Girls de HBO, es un ejemplo clásico millennial: en el primer episodio, su novia Marnie lo describe como “alguien con vagina” y admite que la acaricia “como un tío raro en el Día de Acción de Gracias”, por ser demasiado afectuoso dentro y fuera de la habitación. Marnie pronto lo deja por un artista con gustos mucho más atrevidos.
Para algunos hombres, intentar navegar esta nueva era positiva con los kinks puede resultar confuso, especialmente para los que son vainilla.
Ben, de 25 años, ha notado un aumento en las mujeres que son más atrevidas en cuanto a los kinks en las apps de citas, donde cree que a menudo se asume que los hombres deberían ser dominantes.
“Puede sentirse un poco incómodo cuando dicen cosas como ‘Estoy buscando a un hombre VERDADERO que me controle’ o algo parecido”, dice Ben. “No me molesta que las mujeres sean atrevidas en las apps, porque prefiero saber qué les gusta y solo es enviar mensajes de texto. Simplemente no estoy de acuerdo en que ser hombre signifique que te interesen los kinks o seas rudo”.
De alguna manera, el porno ha generado un impacto: un estudio de 2010 encontró que el 88 por ciento de las 304 escenas analizadas contenían agresión física, predominantemente de hombres hacia mujeres. Actualmente, las mujeres también tienen más probabilidades de experimentar conductas no deseadas: una encuesta de 2019 en la que participaron 2002 mujeres de Reino Unido de entre 18 y 39 años encontró que el 38 por ciento experimentó agresión física no deseada durante el sexo consensual.
Con esto en mente, algunos hombres son cada vez más cautelosos en cuanto a sobrepasarse durante el sexo, pero también sienten la presión de no ser percibidos como aburridos en comparación con lo que parece estar convirtiéndose en la nueva norma. Lograr este equilibrio es en parte la razón por la que a Ben le gusta mantener las cosas vainilla al principio, especialmente con nuevas parejas, ya que puede llevar tiempo descubrir qué es fantasía y realidad.
“Me ha pasado que nos vemos y no estoy seguro de cuánto quiere que la estrangule si me lo pide durante el sexo, o si le gusta tanto como sugerían los mensajes”, cuenta. “Puede ser que estés llevando las cosas demasiado lejos o no lo suficiente. No quieres sobrepasarte ni aburrirla. ¡Puede confundirte bastante!”.
Es comprensible que los kinks pongan nerviosos a algunos hombres, especialmente si sienten que hay una expectativa de que tomen la iniciativa, o de lo contrario se cuestione su masculinidad. Pero este tipo de emasculación no solo ocurre en la habitación o en los chats grupales donde los encuentros sexuales se describen con los amigos momentos después de que terminan. También se muestra públicamente en las redes sociales.
Brad, de 26 años, siente que hay un doble estándar en juego en cuanto a cómo se discute el sexo con hombres en las redes sociales, y en consecuencia se siente incómodo.
“Ha habido algunas ocasiones en las que he visto que se burlan de los chicos por ser demasiado convencionales en el sexo, principalmente en capturas de pantalla de mensajes de texto. En algunos se menciona que el sexo en sí mismo había sido aburrido”, cuenta. “Pero se necesitan dos para hacer que el sexo sea divertido y no estoy seguro de que sea justo razonar que es el trabajo de una sola persona. Cuando los hombres dicen cosas así sobre las mujeres, se critica de inmediato, ¡o debería, creo!”.
No solo los hombres heterosexuales se ven afectados por este tipo de conversación en internet. Mitch, de 27 años, describe sus gustos sexuales como “abiertos”, pero ha notado un estigma particular hacia los gays que no se interesan tanto en los kinks.
“Especialmente ahora que se habla más de los kinks, lo cual es genial, surge el estigma de que te tienen que gustar los kinks para tener sexo”, dice. “Lo ves constantemente en Twitter: ‘Oh, ¿no te gusta escupir? Qué mal’. O ‘¿No te gustan los pies y las axilas? ¿Entonces cuál es el punto?’ La forma en que algunos gays literalmente avergüenzan a otros por no ser lo suficientemente ‘atrevidos’ es tan extraño”.
De manera similar a los jóvenes de #FreakTok rebelándose contra las “convenciones” de las generaciones pasadas, la alta prevalencia de avergonzar los gustos vainilla entre los gays podría ser una especie de rechazo de las normas heterosexuales más “básicas”. Al fin y al cabo, la homosexualidad fue alguna vez considerada un kink en sí misma, y hay una larga historia política de comunidades queer y de fetiches ayudando a las personas LGBTQ+ a combatir la opresión. Cuando llegaron los iPhones, los gays también estuvieron entre los primeros grupos demográficos en adoptar ampliamente las apps para ligar y de fetiches. Entonces puede ser alienante para los hombres queer —que han enfrentado el estigma y la marginación relacionados con su orientación sexual— que sus compañeros los avergüencen por sus gustos sexuales supuestamente “vainilla”.
A medida que se acerca el “Día de la Libertad”, nos dirigimos hacia un verano de sexo seguro (y legal). Pero así como es crucial desalentar la práctica de avergonzar a la gente por sus kinks, respetar que a algunas personas no les gustan los kinks es igual de importante.
“Si no son atrevidos, no significa que sean incapaces de tener buen sexo. Creo que la gente asocia las dos cosas”, dice Mitch. “No necesitas interesarte en los kinks para ser bueno en la cama”.