Ser soltera a los 20, los 30 y los 40

En un mundo obsesionado con las relaciones, ser soltera puede ser angustiante. Más aún cuando se ha sembrado la idea de que en un punto de la vida hay que tener pareja estable e hijos. Sin embargo, todo ese cuento de ser soltera, y sobre todo “solterona”, ha venido cambiando en las últimas décadas.

Recientemente la escritora estadounidense Rebecca Traister publicó su último libro All the Single Ladies: Unmarried Woman and the Rise of an Independent Nation (Todas las solteras: mujeres no casadas y el crecimiento de una nación independiente) en el que analiza lo que ella llama “la era de las mujeres solteras” en Estados Unidos. Según Traister, en ese país el promedio de edad en el que las mujeres se casan ha cambiado radicalmente en comparación al siglo pasado, al igual que el número de mujeres que deciden casarse. Esto, explica la autora, es en parte producto de una época en la que las mujeres pueden tener independencia y libertad económica, social y profesional sin necesidad de estar vinculadas a un hombre, lo que hasta hace unas décadas no pasaba.

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Pero el fenómeno no es sólo gringo, y aunque puede variar mucho según la situación socioeconómica y cultural de cada mujer, en general sí se puede afirmar que ha disminuido el matrimonio y la vida en pareja como norma y la soltería ha dejado de ser el demonio, o por lo menos ahora parece dar menos miedo.

Para verificar si esto sí es así o no, hablamos con tres mujeres solteras, una de 22 años, otra de 30 y la última de 44, para saber cómo es ser soltera en la actualidad a cada una de esas edades, y cuáles son las ventajas y las desventajas de no estar con nadie.

Catalina (sin apellido para no revelar la identidad) – 22 años. Estudiante de derecho

Yo ya estoy a un semestre de terminar la universidad y creo que estar soltera me da un mundo entero de posibilidades: puedo pensar en irme, puedo pensar en tomarme seis meses libres, o aplicar a un trabajo muy exigente. Lo bueno de no estar en una relación seria es que no tengo que conciliar esos planes ni consultar esas decisiones con nadie, decisiones que además son decisivas en este punto de mi vida, y que probablemente si tuviera que negociarlas con alguien terminaría limitándome mucho.

Lo difícil de estar soltera son los viernes lluviosos. (Risas). Y no tener alguien con quien descargarte y hablar cuando tienes un problema muy serio. Y lo difícil de ser soltera y mujer es que tienes que esperar a que te lleguen de alguna forma, porque muchas veces se sigue condenando de cierta manera a la mujer arriesgada que es capaz de llegar, hablarle a un tipo y ligárselo. En ese sentido yo creo que para una como mujer puede ser más complicado salir de la soltería porque hay que esperar a que alguien te llegue.

No estoy buscando tener una relación seria, pero estoy abierta a la posibilidad si llega alguien que sea capaz de seguirme el paso que quiero llevar. De hecho me daría un poco de susto encontrar a alguien serio en este momento, porque todavía no tengo tan claro qué va a pasar con mi vida, o donde voy a estar dentro de un año. Además, cuando estás en una relación seria te acomodas y te quedas en una zona de confort que no te deja aprovechar todas esas cosas que están pasando alrededor a esta edad.


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A largo plazo creo que la idea es encontrar a alguien estable por ahí a los 26 o 27 años, casarme por ahí a los 29, después viajar y vivir todo lo que quiera con mi esposo, y alrededor de los 31 o 32 ya empezar a tener hijos.

Teresita Goyeneche – 30 años.

Una amiga me dijo una vez “te acuestas a dormir a los 29 y te levantas a los 30 más guapa y más chida”. No es que necesariamente te vuelvas más guapa, probablemente yo era más guapa a los 25, pero sí te vuelves mucho más segura, y tienes todo más claro, o eso por lo menos fue lo que me pasó a mí. Igual fue porque ya me he dedicado mucho a la parte profesional. A los 26 años me propuse ser la mujer más chingona en mi profesión y también quería tener una relación estable. Pero la verdad he estado tan concentrada en mi trabajo que no he tenido tiempo para eso. En todo ese proceso la parte de la pareja se me enfrió. Estar con alguien significa negociar, aceptar cosas que no te gustan. Cuando estás sola no tienes por qué aceptar algo que no te gusta.

La última parte de los 20 estuve súper ansiosa con el tema: todas mis amigas se estaban casando y ver eso fue angustiante, me sentía súper sola. Pero al mismo tiempo tenía muchas amigas mayores que se habían casado a los 20 o a principios de los 30 y ya se estaban separando. Gente que se había casado para toda la vida, pero toda la vida les había durado cuatro años.

El problema es que a nosotras las mujeres nos vendieron la idea de que tenemos que tener hijos a los 30 años, y que si no lo has hecho te dejó el tren y ya estás muy vieja para tener hijos. Pero la mayoría de mis referentes, mujeres que están haciendo cosas como yo, son personas que no han seguido ese modelo y les ha ido bien. Entonces esa idea termina generándonos muchas ansiedades y expectativas que al final te hacen perder el tiempo y quitarle protagonismo a cosas más importantes como ser productiva y ser útil a la sociedad. ¿Qué importa si no tienes un marido? ¿Qué importa si no tienes hijos? La cuestión es qué es lo que está bien contigo y qué puedes aportar independiente de si estás con alguien o no.

He salido con gente, y ahora estoy saliendo con un tipo maravilloso, pero la verdad no quiero tener algo más serio, cada vez que le estoy dedicando tiempo a alguien pienso en los libros que no estoy leyendo (risas).

Creo que lo que he aprendido a esta edad es que lo mejor que puedes hacer es juntarte con gente que te alimente espiritualmente, con gente que te aporte cosas. En mis 20 no me importaba si la persona con la que estaba tenía las mismas convicciones políticas que yo, no me importaban cuáles eran sus consideraciones sobre temas de equidad o sobre cómo debe portarse el uno con el otro. Ya en los 30, cuando tienes más clara tu posición en el mundo, que fue lo que me pasó a mí, la gente que se empieza a acercar es gente que comparte ciertos criterios conmigo.

Lo mejor de la vida en realidad es saber que no hay ningún tipo de certeza. Yo tuve un novio de los 14 a los 20 años, y creía que me iba a casar e iba a tener hijos con él. Cuando llegué a los 21 un día me di cuenta de que iba a ser el único hombre con el que iba a follar en la vida y dije “oh no”, y ya, se acabó. Planear a los 20 “a los 27 me caso y a los 30 tengo hijos” es absurdo, a los 27 puedes ser seleccionada para visitar Marte, ¿cómo te vas a casar si te vas a Marte? La incertidumbre es lo más increíble que puede pasar, porque no sabes nada, y no saber nada también es lo más increíble del mundo.

Mis metas en este momento son súper profesionales, espero escribir un libro. Y tengo metas personales más relacionadas con tener en cuenta el tema de la salud, quiero hacer ejercicio y dejar el cigarro.

Taryn Prada – 44 años, especialista en gestión en ventas y mercadeo de intangibles

En realidad siempre pensé que cualquiera que fuera la vida que me tocara debía estar preparada para ella y no amargarme si no me casaba o no tenía hijos, mejor dicho, si no tenia el prototipo de vida que se suponía debía tener. Desde luego ser soltera depende mucho del momento que estés viviendo y de las etapas de la vida. He disfrutado la soltería, pero a veces también soy consciente de lo bueno que es compartir con alguien la vida, o al menos tener a alguien para compartir si tienes un buen o un mal día. En esta etapa de mi vida pienso más en el futuro, pienso en qué va a pasar si sigo sola, porque la soltería no es sólo salir y divertirse, también es ser independiente económica y socialmente. Por eso también hago planes en caso de que termine sola y planes en caso de que no termine sola.

Yo creo que mi caso es particular, porque vivo sola desde los 17 años. Hasta los 21 viví con mi hermano y después viví sola, yo creo que eso me enseñó desde joven a ser independiente. Lo bueno de ser soltera es que tienes más tiempo para ti, te conoces y sabes más sobre lo que quieres de la vida. Yo creo que algo que es importante y que me hace también disfrutar la soltería es que yo no soy de las que con los años quiere planes tranquilos, no, yo sigo siendo la misma. Amo el ejercicio, me gusta viajar, estudiar, acampar, la fiesta, un buen restaurante, el cine. Claro, también disfruto de planes más relajados, pero lo que quiero decir es que no soy de quedarme en la casa viendo televisión, me gusta estar y ser activa.


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Desde muy niña siempre planeé qué quería y cómo lo quería, pero también tuve siempre un plan B. Pensaba casarme entre los 25 y 30, tener de 3 a 5 años con mi pareja y luego tener un hijo. Cuando pasé de los 30 y vi que eso no había pasado empecé a pensar en qué pasaría si no me casaba y si no tenía hijos, y por eso no fue algo que me tomara por sorpresa y por eso ha sido más “fácil” de procesar. Fue después de los 35 que sentí que esa posibilidad se iba haciendo realidad por las circunstancias. A esta edad piensas en el futuro de una manera mucho más aterrizada, y pensar en que te puedes quedar sola se vuelve algo más real, aunque no es un tema que me trasnoche ni me quite tranquilidad.

Igual ser soltera a esta edad es distinto. Cuando estás en los 20 y 30 te comes el mundo, y aunque tienes responsabilidades tal vez son menos, además tienes más amigos y un círculo social más amplio. A los 40 tus amigos ya están casados, tienen hijos y están más ocupados, sus planes son familiares o de parejas así que si estas sola no te invitan justo por eso. Así que aprendes a ir a cenar sola, ir a cine sola, cosas así. Desde luego te conoces y sabes más sobre lo que quieres de la vida pero los planes y los amigos cambian, los intereses en general cambian.

Desde luego no todas las personas toman la soltería de la misma manera, a algunas les da duro llegar solteras a los 30 y peor a los 40, aunque muchas veces es por estar influenciadas por un entorno social particular. Por mi parte he tratado de vivir cada etapa sin amargarme, nunca he tenido una crisis por ser soltera, siempre lo he tomado con mucha consciencia del momento en el que estoy. Sí he llegado a cuestionarme, y a pensar en las razones por las que sigo sola, pero nunca una crisis.

En cuanto al sexo, tengo un vibrador, pero la verdad es que para mí ese tema no es algo de hacer por hacer. De cierta forma me metí en la cabeza que era un tiempo de celibato y trato de no pensar tanto en eso, siento que cuando hace falta es más por la necesidad de contacto con otra persona. Pero en verdad el tema del sexo para mí no ha sido inmanejable, ni algo que me haga falta porque sí. A mí la calentura me da cuando tengo cómo y con quién curarla, así que no es que ande buscando sexo casual necesariamente. Algo que sí es difícil de ser mujer soltera es que los hombres siempre preguntan las razones y terminan haciendo parecer como si fuera culpa de la mujer estar soltera, “algo hizo para estar sola”.

En este momento no estoy buscando relaciones realmente, pero si llega, está bien. Si la vida me muestra que lo mío es estar en pareja, pues estoy dispuesta y lo disfrutaré. Pero si eso no se da, no me voy a amargar la vida, pienso vivir y disfrutar lo que más pueda con esa opción de vida.