Música

Sexo, poder y servidumbre: El nacimiento de Swans


Swans hacia 1983, por Catherine Ceresole

Innumerables son los plebeyos que desconocen que la más increíble de las actuaciones en vivo del planeta surge de unos orígenes muy desfavorables. La banda Swans se formó en 1981 como la sucesora más radical de Circus Mort, quinteto post-punk con Michael Gira al frente y el virtuoso Jonathan Kane con las baquetas. El recién nacido grupo pasó cerca de un año buscando su senda, entre idas y venidas de sus componentes y la grabación de un EP con una cadencia acelerada nada característica. No obstante, esa metamorfosis gradual les sirvió como inspiración: dos bajistas aportaban el contrapunto a la contundencia de unos acordes que sacrificaban la melodía para ensalzar todo su poder conmocionante. Mientras un segundo percusionista azotaba una mesa metálica con una correa, Kane ralentizaba la vorágine rítmica hasta reducirla a un trote a media velocidad. Gira, a su vez, perfeccionó el bramido de barítono con el que proclamaba sus escuetos eslóganes sobre sexo, poder y servidumbre. Y por último, con la llegada de Norman Westberg, se añadieron premeditadamente nuevas capas granuladas de guitarra a un sonido repetitivo que ya amenazaba con resquebrajar el suelo con su peso jurásico.

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El álbum con el que Swans se dieron a conocer en 1983, Filth, es una instantánea perfecta de la firmeza de la banda. Pese a las tormentas cacofónicas, los ritmos chatarreros y los sentimientos joviales, casi de tarjeta de felicitación (“You’re gonna murder somebody weak”), esta enorme masa lodosa alcanza cierto dinamismo. Es un LP escabroso y cinético, primitivo en su estructura y a la vez revolucionario, incluso catártico pese a su elevada fealdad.

Recién remasterizado, Filth es el disparo de salida de una esperada campaña de promoción del prolífico catálogo discográfico de los 80 y los 90 de Swans. Gira, cuyo sello Young God se encargará de la publicación, habló de su material pasado durante una gira por Europa, a lo que también contribuyó Westberg. Aunque abandonó la formación hace años y ahora reparte su tiempo entre el proyecto de drone-blues February y un dúo con el violinista Dave Soldier, Kane tuvo la amabilidad de hablarnos del pasado desde su morada en la ciudad de Nueva York.

¿Cómo se formó Swans?

Michael Gira: Circus Mort eran horribles. No sé cómo, conocí al compositor experimental Rhys Chatham, quien me regaló un bajo. Swans empezó a raíz de los acordes disonantes que producía con el bajo.

Jonathan Kane: Empezamos a grabar y no hicimos ningún concierto hasta un año después, y para entonces la música había cambiado radicalmente.

Antes de Filth ha habido muchas idas y venidas de miembros de la banda. ¿Alguien digno de mención?

JK: [La guitarrista] Sue Hanel. Y punto. Ella, junto con Michael y conmigo, fue artífice de un sonido que ha perdurado incluso después de que se fuera.

MG: Sue logró un sonido increíble, pero muchas veces no recordaba lo que había tocado la noche anterior. Era muy aleatorio. Era una chica muy dulce. [El guitarrista de Sonic Youth] Thurston Moore la sustituyó como segundo bajo en un par de ocasiones.

¿Cómo influye el blues en su música?

JK: Para mí, todo se reduce al blues. El tema “Evil, de los Howlin’ Wolf, fue una gran fuente de inspiración. También escuchaba mucha percusión de África Occidental y trance del norte de África. Y música minimalista y avant-garde. Me negaba a tocar rock backbeat estándar, así que interpretaba a medio tiempo. Michael aportaba una línea de bajo vibrante y muy buena, a la que impuse un ritmo lento de blues. Fue lo que dio a Swans ese ritmo que lo caracteriza. Era brutal, pero tenía algo. Todo lo que toco lo tiene.

MG: Escuché a Jonathan tocar a los Howlin’ Wolf y me pareció increíble. Los Howlin’ Wolf siguen siendo una especie de compañeros psíquicos incluso hoy. Y no me importaba no saber tocar “música”. Swans no se ha creado desde un punto de vista estético o intelectual. Se trataba de hacer algo.

Norman Westberg: Uno de mis favoritos eran los Stooges, porque soy de Detroit. Un amigo me dio a conocer el Delta blues. Escuchaba mucho a Robert Johnson y a Lead Belly y Son House; a los Cramps, Public Image Limited y Village People, cualquier cosa que no sonara como lo que yo tocaba. Pero mientras grabábamos Filth, le dije a Jonathan, “A mí esto me suena a blues”. Entonces yo no sabía tanto de música, y el blues es algo que puedes reconocer fácilmente.

¿De dónde sacaron los elementos con los que hicieron la percusión?

MG: Compré unas estanterías metálicas en el SoHo cuando era una zona industrial, y también unas correas que se usaban para montarlas. Envolví un extremo de la correa con un par de calcetines y lo fijé todo con cinta adhesiva. Mientras Jonathan tocaba la batería, [el percusionista] Roli daba golpes en la mesa con eso. Siempre se rompía después del concierto.

También usaban loops, ¿no?

MG: Grababa 30 minutos de gruñidos o de ruido estrepitoso en un cinta por cada tema. Harry [el bajista] reproducía las cintas y subía y bajaba el volumen con un gran ampli, al ritmo de la música.

JK: Una de las grabaciones era el sonido de un radiador al tirarlo contra una pila de estanterías de metal.

MG: Alguien me pasó un sample de un gatito reproducido a una tercera parte de la velocidad normal. Los dos bajistas más las cintas, los dos baterías y, por supuesto, Norman, producían un resultado muy sustancial.

¿Cómo se unió Norman a la banda?

JK: Sue había llegado al límite con sus constantes discusiones, sus sermones y su mezquindad de la primera etapa.

MG: No la critico, pero Norman era más magistral. Él hizo que Swans se acercara más al rock. De todos los miembros de la banda, él es a quien menos cosas tengo que decirle; siempre hace lo correcto.

NW: Estuve en una banda llamada Carnival Crash y conseguí una audición a través de Harry. Había oído hablar de Swans pero nunca los había visto. Escuché el EP y pensé que la forma de tocar la guitarra era muy libre, pero también me dio la sensación de que querían cierta dependencia, alguien que pudiera interpretar una parte que ya estuviera ensayada.

¿El hecho de vivir en Nueva York influyó en su música?

MG: Influía más lo que me pasaba por mi puta cabeza torturada y lo que ocurría en el mundo y en los medios. Un poco lo mismo que nos influye ahora.

NW: No era necesariamente agradable. Trabajaba cada día y ensayábamos todas las noches. Vivía en un apartamento diminuto y no podía permitirme ir a conciertos porque tenía que comprarme tabaco. Siempre intento tocar desde el corazón, así que todo eso acaba saliendo.

JK: Michael y yo vivíamos en el estudio de grabación de la banda, en la Avenida B con la calle Sexta. Creo que ahora allí hay un banco o un restaurante. Era un entorno lleno de chicos blancos con buena cara, con carrera y sin un duro que vivían en el gueto. Es verdad, era un sitio sucio y ruidoso, a veces peligroso, pero era divertido y había mucha gente interesante y creativa.

MG:Yo trabajaba en la construcción durante el día. Cuando veo las fotos de aquella época, no me puedo creer lo delgado que estaba. Recuerdo que bebía muchas Bud y casi no comía. había algo que me aportaba energía y es fácil deducir qué podía ser. Creo que lo abyecto era un tema que nos preocupaba. Cuando tocábamos en CBGB, recuerdo ir al baño descalzo. También recuerdo bajar del escenario y lamer el puto suelo o los pies de alguien. La cosa era ser lo más rastrero posible, lo más primitivo que se pueda ser, y la música nos inspiraba en nuestra empresa.

NW: La banda en sí daba bastante miedo. Por lo general estábamos de subidón por haber bebido y dormido poco. Jóvenes y agresivos, supongo.

Michael, ¿por qué empujaste a alguien por bailar cuando estabais de gira por el sur con Sonic Youth?

MG: Estábamos tocando para los cuatro gatos de siempre y había un tipo con el mono amarillo de Devo que no paraba de dar saltos y pensé, “Vaya subnormal”. Estaba jodiendo el concierto a los demás y a mí mismo. Así que salté del escenario, lo tiré al suelo y le dije que se fuera. Él se fue y a partir de entonces el concierto mejoró.

¿Algún otro concierto digno de destacar?

MG: El SiN Club estaba en la Tercera con la avenida C, que era como una zona de guerra. Era un garito decente hasta que llegó la policía.

JK: El primer concierto de Norman con nosotros fue fantástico. Tocamos como teloneros de Birthday Party en Filadelfia. Estuvimos muy centrados y tocamos con el volumen a toda leche. Creo que incluso intimidamos a la banda principal. Hubo un momento en que Norman se cargó una cuerda y parecía nervioso, así que aproveché para coger el micro y darle la bienvenida en público. Luego los miembros más nuevos del grupo me echaron la bronca por cursi. Menudos falsos. Ya sabía yo que no duraría mucho con ellos. Por la noche, cuando volvimos a Nueva York, pasamos junto a la escena de un asesinato, a unas manzanas de nuestro estudio. Fue como una profecía.

¿Recordáis las sesiones de grabación de Filth?

MG: Era en un estudio gigantesco que pertenecía al sello [de música folk] Vanguard Records. Allí solían grabar orquestas. La única artista que conocía que grababa allí era Joan Baez, Dios mío. Me acuerdo de que le gritaba al ingeniero para que lo pusiera todo a todo volumen.

NW: Nuestro ingeniero tenía un Cadillac o un Continental enorme, que tenía aparcado delante del estudio. También me flipaba que Michael supiera dónde iban las letras, porque yo no era capaz de encontrar ninguna estructura en los temas.

JK: Esa mañana me había jodido la espalda moviendo cosas y me dolía muchísimo. La sala era increíble, con techos altos y una gran acústica.

¿De quién son los dientes de la portada?

MG: La novia de Roli era auxiliar de odontología y tenía una máquina de rayos X por ahí.

¿Por qué se fue Jonathan?

MG: Dio preferencia a otros intereses. Además, su forma de tocar no era apropiada para lo que yo quería hacer, que era más simple y primitivo.

NW: Jonathan y Michael fundaron Swans. Se peleaban. Era algo mutuo. Creo que a Jonathan no le gustó la dirección en la que iba el grupo.

JK: No había nada dramático. Swans era una de las tantas cosas que quería hacer como músico. Todo se reducía al sonido, el mensaje nunca me ha importado mucho. Cuando me fui, Roli tomó el testigo del estilo que había impuesto yo, pero con su rigidez teutona, y quizá eso fuera mejor para el grupo en aquel entonces.

¿Qué piensan del álbum hoy?

NW: Me gusta por lo que es. Supongo que debo estar orgulloso. Sigo tocando la misma guitarra. Cuando entré en los Swans me dejaron tocar con esa idea de tensión controlada y sigue ahí.

MG: Yo no puedo escucharlo todo. Es como mirar el trozo de papel higiénico con el que te acabas de limpiar el culo.

¿Algo más que añadir?

MG: Pido disculpas a todo el mundo.