Artículo publicado originalmente por VICE Estados Unidos.
En un artículo de opinión del New York Times publicado el miércoles, la escritora Reyhan Harmanci detalla el “caos” que se produjo cuando la prima de su esposo recibió los resultados de la prueba de coronavirus que se había hecho días antes de ir a su casa a pasar el rato sin usar mascarilla: dio positivo. (Harmanci no sabía que se había hecho la prueba). Reyhan pasó los siguientes días tratando de averiguar quién de todas las otras personas con las que había pasado tiempo recientemente podrían haberse contagiado por la prima, resultó en una larga lista de familiares, amigos y niñeras.
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Harmanci describe el proceso de informarle a sus invitados, familiares y amigos de su posible exposición al COVID-19 como algo injusto y de lo que se tiene que hacer responsable, ya que el gobierno ha fallado en cuanto al rastreo de contagios y pruebas. (Esto en gran parte es cierto, pero, como alguien señaló en Twitter, el condado donde se encuentra Harmanci sí tiene rastreadores de contagio oficiales). Mientras hacía esto, el hijo de Harmanci, repentinamente empezó a tener síntomas comunes que coincidían con los de COVID-19, seguía viendo a sus padres, quienes habían estado en estrecho contacto con ella durante días porque fueron de vacaciones a su casa, y su familia no hizo cuarentena.
Más que señalar con el dedo a los sistemas a los que debemos culpar por ponernos en esta situación, Harmanci usa el artículo para abdicar de la responsabilidad que tenemos no solo con nosotros mismos, no solo con aquellos a quienes amamos, sino con aquellos a quienes no conocemos –bajo el mismo entendimiento de que el gobierno se niega a hacerlo por nosotros. Es increíble que esto tenga que estarse repitiendo en esta etapa de la pandemia, pero: todavía no es seguro pasar mucho tiempo con otras personas que no viven contigo sin mascarilla, incluidos familiares, especialmente si esas personas han viajado recientemente, y, si aún así lo quieres hacer, deberías hablar seriamente sobre el tema con quien sea que veas primero.
A pesar de que todo el mundo está un poco más consciente de la situación a medida que la pandemia continúa indefinidamente, la gente sigue rompiendo las reglas para ver o incluso quedarse con familiares y amigos sin mascarillas. A fines de julio, el Washington Post informó que las personas que habían estado yendo a restaurantes, bares y a sus trabajos estaban infectando a familiares mayores y vulnerables con los que vivían. El martes, el Block Club Chicago publicó un artículo que muestra que las reuniones entre amigos cercanos y familiares, específicamente, están aumentando los casos de coronavirus.
“Sé que te sientes seguro cuando estás entre amigos que conoces”, dijo Allison Arwady, comisionada del Departamento de Salud Pública de Chicago. “Es fácil bajar la guardia, no usar mascarilla, no guardar la distancia social… A medida que las personas bajan la guardia, están potencialmente contrayendo COVID y luego llevándolo a sus hogares”.
Para muchas personas, usar una mascarilla y guardar la distancia cuando están cerca de extraños en público es ahora un hábito, y no una elección.
Aún así, a algunos les resulta más fácil ver las interacciones en casa, con amigos y familiares con los que no viven, como algo intrínsecamente más seguro: bajar la guardia y creer que la gente más cercana a ellos, emocionalmente hablando, están bien.
Sin embargo, tan solo en el último mes:
- Un hombre en Florida fue hospitalizado por coronavirus después de ser infectado por su hijo de 21 años.
- A una mujer en California le colocaron un ventilador por coronavirus, probablemente después de infectarse en una pequeña reunión familiar en Georgia.
- Un hombre en Texas murió de COVID-19 después de celebrar el Día del Padre con miembros de la familia (al menos seis de los cuales también se infectaron) en un restaurante.
- Ocho de los 11 asistentes a una reunión familiar sin mascarillas “principalmente al aire libre” en Alabama, en la que estaban presentes dos médicos, terminaron dando positivo por COVID-19.
Es comprensible confiar en la familia y amigos y querer abrazarlos o pasar unas horas con ellos sin mascarilla. Pero todos estos riesgos tienen el potencial de provocar brotes mucho más grandes, especialmente cuando las escuelas están empezando a reabrir en todo Estados Unidos.
Como la especialista en bioética, Kelly Hills, le dijo a VICE a mediados de julio, muchas veces asumimos que nuestros amigos son como nosotros, que “lo que yo creo que es arriesgado es lo que ellos creen que es arriesgado, y lo que creen que es sentido común es lo que yo creo que es sentido común. Simplemente no funciona así”, dijo. Harmanci creía que las personas que conocía estaban “haciendo lo correcto”, como probablemente también creía de sí misma (a pesar de que contrató a dos niñeras, invitó a una amiga a comer a su casa, fue a un autocinema con la familia de una amiga y aún así dejó que sus padres de alto riesgo se quedaran en su casa con su bebé sintomático).
El artículo lamenta la falta de infraestructura y reglas de los líderes electos. Si bien es cierto que EE. UU. está fallando en el rastreo de contagios, en dar por terminada la cuarentena y en enviar mensajes claros y contundentes, Harmanci está lidiando con un nivel increíble de ignorancia o se está mintiendo a sí misma sobre su propia responsabilidad. Ella y su familia no intentaron hacerse la prueba o utilizar el programa de rastreo de contagios del estado. Después de que el bebé se enfermó, la abuela llevó al otro niño a dar un paseo por el vecindario. “¿Deberíamos ponernos en cuarentena estrictamente, sin hacer ningún tipo de actividad afuera? ¿Qué se considera ser paranoico y qué es un comportamiento razonable?” Harmanci pregunta, como si la respuesta a esas preguntas aún fuera desconocida.
A lo largo del artículo, Harmanci demuestra una clara comprensión de lo que es necesario para proteger a los demás. Al invitar a la familia a su casa, exponiéndolas potencialmente al virus, simplemente elige no seguir las recomendaciones. Sería mucho más honesto admitir que el “caos” de esta experiencia en particular comenzó en el momento en que Harmanci decidió que ver a “mucha gente”, según ella misma admitió, era aceptable, a pesar de todo lo que sabemos sobre cómo se propaga la pandemia. Aunque, al momento de escribir este artículo, nadie más en su círculo cercano está enfermo, no todos tendrán tanta suerte.
Lo mejor que puedes hacer por los miembros de tu familia, amigos y seres queridos que están interesados en pasar el rato sin tener la debida consideración por una pandemia global –lo realmente “correcto”– es decirles que aún no es seguro reunirse. (Sí, aún no.) Harmanci podría haberle dicho a cualquiera de las personas que quisieran ir o quedarse en su casa “no”. No por grosera, sino por necesidad y, en última instancia, por amor y respeto. La sensación de abrazar a tu abuela o cenar con tu primo no vale la pena si eso puede hacer que tú u otras personas se enfermen. No hay necesidad de sembrar más caos entre nosotros que el que ya estamos viviendo todos los días.
Sigue a Hannah Smothers en Twitter.