Muchos judíos han aprendido a evitar el cerdo gracias a costumbres arraigadas, religiosa e históricamente importantes. Pero ahora, esas mismas costumbres han sido cuestionadas por un grupo de académicos expertos en Teología, quienes sugieren que quizá el pueblo escogido de Dios ha evitado comer tocino por nada.
En un artículo que apareció publicado en la revista israelí Haaretz de la semana pasada, se propone que los practicantes del Judaísmo podrían defender el consumo de tocino y productos derivados del cerdo, ya que cada vez más académicos argumentan que el objetivo original del Libro de Levíticos quizá no haya sido aplicar las leyes a todos por igual.
Videos by VICE
LEER MÁS: ¿Por qué los chefs judíos de L.A. están adoptando el cerdo?
La idea de que los productos derivados del cerdo no son kosher, se extrae de varios pasajes de Levíticos, el tercer libro del Viejo Testamento, en el cual está escrito que solo se permite comer carne de “cualquier animal que tenga pezuñas hendidas, formando dos cascos divididos, y que rumie su alimento”.
Pero estos académicos religiosos dan fe de que las reglas asentadas en Levíticos fueron pensadas para los sacerdotes del Templo, no el público en general. Esto podría cambiar la forma en que muchas familias judías preparan la cena de Hanukkah.
LEER MÁS: Es viernes santo y quiero un bistec
Tradicionalmente, se interpreta que solo una sección de Levíticos —el capítulo 21— fue pensada para dirigirse a los sacerdotes: la prohibición de heridas y tatuajes rituales. El resto del libro (y su sinfín de reglas) ha sido aplicado a todo el mundo. Pero la nueva investigación sugiere que durante el periodo del Cautiverio de Babilonia, alguien tuvo la maravillosa idea de que todas las reglas de Levítico deberían aplicar a todos los judíos por igual, no solo a los sacerdotes. La intención era animar a la comunidad exiliada a cohesionarse en un solo grupo, unido por las reglas que aplican a uno y todos.
Como el profesor Robert Gnuse de la Universidad Loyola de Nueva Orleans señala, la prohibición del tocino exacerbó la “autopercepción entusiasta de que [los judíos] eran sacerdotes en el nuevo Templo de Dios, el mundo”. Pero los cimientos, aparentemente sólidos, de esta idea han sido sacudidos por el nuevo análisis sobre cómo deben aplicarse las leyes del Libro de Levíticos.
En cuanto al efecto que este descubrimiento tenga en las comunidades judías contemporáneas, bueno, eso depende de qué tanto tocino quieran. Después de todo, puede ser que el tocino sea la última tentación.