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Réquiem por un peso pesado: la misteriosa muerte de Sonny Liston

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¿Fue Sonny Liston víctima de alguna clase de juego sucio? Tal es la premisa de The Murder of Sonny Liston: Las Vegas, Heroin, and Heavyweights —El asesinato de Sonny Liston: Las Vegas, Heroína y Pesos Pesados— , el demoledor libro de Shaun Assael. El texto es un repaso al crepúsculo del formidable y controvertido campeón de la categoría reina del boxeo, los pesos pesados.

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Liston sucumbió a una sobredosis de heroína noches antes de que su esposa descubriera su cadáver descompuesto el 5 de enero de 1971. La opinión consensuada es que se trató de un accidente. Sin embargo, Assael, periodista especializado en boxeo de la ESPN denuncia en su nueva biografía que la verdadera causa de la muerte de Liston fue el asesinato. Según relata el periodista existirían hasta cuatro sospechosos, todos ellos procedentes del mundo del hampa de Las Vegas, con motivos de peso para deshacerse del excampeón.

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Para aquellos que no conozcan su historia habría que señalar que Charles “Sonny” Liston fue el Mike Tyson de los sesenta —o lo que es lo mismo: un campeón sin buena prensa en su país, los Estados Unidos. Liston pasó de ser un ladronzuelo callejero sin educación a convertirse en el campeón mundial de los pesos pesados y en la gran leyenda del boxeo de la época.

Liston nació en Forrest City, en Arkansas, en algún momento entre finales de 1920 y principios de 1930. Se cree que fue el vigésimo cuarto o el vigésimo quinto hijo de un aparcero. Pasaría su adolescencia en Saint Louis, donde sería condenado a cinco años de prisión por robar en estaciones de servicio y en restaurantes. Una vez encerrado, el joven delincuente aprendió a boxear en la penitenciaría del estado de Missouri, de la que se convertiría en campeón. Después de cumplir dos años de condena, obtuvo la condicional. Se la negoció un equipo de representantes de boxeadores con conexiones con el mundo del hampa, quienes pondrían su carrera sobre ruedas en los dos años siguientes. Su primer combate le enfrentó a Don Smith. ¿La duración? 33 segundos.

En aquella época, igual que sucede ahora, ningún convicto estadounidense lograba nunca reinsertarse plenamente en la sociedad. En 1960, el contundente Liston fue propuesto como adversario para disputarle el título de los pesos pesados a Floyd Paterson, un púgil de manos rápidas y personalidad inexistente. El congreso estadounidense tuvo que debatir si permitiría saltar a la lona a un negro con antecedentes penales, si la administración estaba dispuesta a permitirle luchar por el título deportivo más glorioso de la época.

Los diputados blancos se acordaron del episodio acaecido en 1956, en que Liston le había quebrado la pierna a un policía racista, antes de arrojarlo de cabeza contra un cubo de basura. El impresionante boxeador se defendió en una comparecencia ante un comité del senado. Allí admitiría sin tapujos ante una cohorte de carcamales blancos que era analfabeto, que no sabía leer ni escribir y que se había deslomado desde chiquito para contribuir al sustento de sus padres y al de sus 24 hermanos. Ni siquiera tuvo reparos en admitir sus vínculos con el mundo del hampa.

Ex convicto, ex ladrón, negro, pendenciero borracho que se encaraba, a la que podía, con la policía. Sonny Liston fue estigmatizado rápidamente como la pesadilla del hombre blanco. A pesar de que se había sobrepuesto a las adversidades menos halagüeñas, nadie en Estados Unidos quería verle campeón. Era el negro indeseable apoyado por la mafia. Cuando finalmente consiguió que le dejaran subirse al cuadrilátero para medirse a Patterson en 1962, el presidente John F. Kennedy invitó personalmente al campeón blanco a la Casa Blanca, le alentó a que ganara y le advirtió del peligro que entrañaba para la juventud afroamericana la victoria de Liston.

La única figura pública que salió a la palestra para defender a Sonny Liston fue el escritor y ensayista negro y homosexual James Baldwin. El autor conocía bien lo que era ser despreciado por una sociedad supremacista y supo ver más allá del grotesco personaje en que los medios de comunicación habían convertido a Liston. “La prensa ha sido cruel con Liston. No tiene nada de estúpido; no lo es en absoluto. Al contrario, me ha recordado a los grandes hombres negros que se ganan la reputación de duros para simular su fragilidad”.

Liston se merendó a Patterson: lo destrozó sin contemplaciones.

Fue el primer combate por el título de los pesos pesados que se decidió en el primer asalto. A su regreso a Filadelfia, su ciudad de origen, nadie le esperaba para recibirle como el gran campeón que era. Ni desfile por las calles, ni descapotables desde los que saludar. Aquello fue un mazazo para el flamante campeón. Quienes le conocían aseguraban que Liston tenía un gran sentido del humor y que le encantaba la diversión. Públicamente, sin embargo, fue tachado de abusador y pendenciero, acusaciones que nunca tuvieron otro fundamento que el racismo.

Un año después se repitió el combate, y Patterson volvió a caer al primer asalto por KO. Mientras se entrenaba para aquel combate en Las Vegas, en 1963, Liston conocería a un oscuro personaje. Era neoyorquino, tenía un casino y promovía combates. Se llamaba Ash Resnick, tenía vínculos con la mafia, y se convertiría en uno de los sospechosos de la muerte del púgil. Resnick consiguió en muy poco tiempo meterse a Liston en el bolsillo y convertirse en su representante y en su confidente.

El próximo gran enemigo sería un bocazas con aspecto de gamberro. Un peso medio que había ascendido a la categoría reina. Se llamaba Cassius Clay. Sucedió que a nadie le gustaba Liston, y que a muy pocos les gustaba Clay, el insolente aspirante. La mayoría de las casas de apuestas no daban un centavo por Clay, y de los 46 periodistas que cubrían el combate, solo tres apostaron por el aspirante. Malcolm X salió a la palestra para apoyar a Clay.

Liston perdió el cinturón de campeón en 1964 y se enfrentó de nuevo a Clay en un caótico combate en 1965. Para entonces el flamante nuevo campeón ya se había hecho musulmán. Ahora se llamaba Muhammad Ali. Liston fue tumbado por un gancho fantasma en el segundo asalto. Muchos de los comentaristas ni siquiera vieron el llamado “anchor punch” que Ali conectó contra el cuello de Liston.

En el libro de Assael se menciona que existieron muchos rumores según los que Resnick, en nombre de Liston, habría cerrado un trato con la Nación del Islam para aceptar la derrota de su púgil a cambio de un porcentaje de los honorarios de Ali. Se trata de algo que jamás sería demostrado.

Liston se mudó a Las Vegas bajo la corrupta influencia de Resnick, para intentar recuperar el hilo de su carrera. Entre 1966 y 1969 cosechó 15 victorias consecutivas y llegó a tener al entonces campeón olímpico George Foreman como sparring. En aquella época, el excampeón también apareció en anuncios televisivos y hasta se hizo con pequeños papeles en series televisivas y en películas. Sin embargo, su carrera como boxeador se fue al garete después de recibir un tremendo golpe en 1969. Se lo propinó su sparring de la época, Leotis Martin.

Mientras su carrera como boxeador languidecía, Liston trabajó como sabueso de Robert Chudnick, un músico de jazz cleptómano convertido en traficante de estupefacientes. Conjuntamente con Mark, el hijo adolescente de Chudnick, Liston se convirtió en uno de los recaudadores del traficante. Todo parecía ir sobre ruedas hasta una noche de febrero de 1969, en Las Vegas. Aquella madrugada Liston estaba de fiesta en casa de un traficante llamado Earl Cage cuando los policías de la Oficina de Narcóticos y de Drogas Peligrosas, la temprana versión de la actual DEA, irrumpieron en el domicilio. Todos los asistentes de la fiesta menos Liston fueron arrestados. Entonces Chudnick empezó a sospechar de que el boxeador fuera un soplón, y le ordenó a su hijo que dejara de trabajar con él. La enemistad quedaría definitivamente apuntalada la noche de 1970 en que una de las prostitutas de Liston abofeteó a Mark Chudnick tras una acalorada discusión sobre dinero.

El controvertido boxeador saltaría al cuadrilátero por última vez para medirse contra Chuck Wepner en junio de 1970 . “Nunca peleé con nadie que pegara tan fuerte como él”, aseguró Wepner. “Era como si te golpearan con un bate de béisbol”. Aquella noche Wepner recibió 72 puntos de sutura y Liston tenía que adjudicarse los 13 000 dólares por ganar, pero no vio ni un céntimo. Su botín terminó siendo utilizado para pagar una de sus deudas de juego. Pese a todo, el abrasivo púgil de casi dos metros de altura y 140 kilos de peso, colgó los guantes con una escalofriante marca de 50 victorias (39 de ellas por KO) y 4 derrotas.

El 5 de enero de 1971, la esposa de Liston, Geraldine, se encontró con el cuerpo sin vida del campeón. El cadáver estaba en estado de descomposición: llevaba días muerto, y por mucho que las historias sobre drogas empezaran a circular, la autopsia no fue concluyente. La heroína podía haber sido una de las causas del fatal desenlace. La pregunta era: ¿se la administró él? Finalmente se anunció que Liston había fallecido de causas naturales y el caso fue cerrado.

El siguiente plano sucede 12 años después. Entonces, en 1982, un confidente de la policía llamado Irwin Peters, denunció que Larry Gandy, un expolicía de Las Vegas había asesinado a Liston. Según la versión de Peters, el campeón habría tenido una disputa sobre dinero con Ash Resnick y Gandy habría sido contratado como sicario para que le inyectara una dosis letal de heroína. Gandy era un policía corrupto, un ladrón a tiempo parcial que terminaría siendo condenado a 10 años de cárcel, aunque las autoridades nunca consiguieron encontrar evidencia alguna de que hubiese matado a Liston. Respecto al soplón, Irwin Peters, fue hallado muerto en su garaje en 1987 con el motor de su automóvil encendido. Había recibido varias amenazas de muerte, aunque oficialmente la causa de la muerte fue la inhalación de gases por culpa de una fuga. Su familia, sin embargo, cuenta en el libro de Assael que es una versión sospechosa.

Assael contactó a Larry Gandy a través de Facebook en 2014 para entrevistarle. Y el policía le soltó, así, de buenas a primeras, la frase: “Así que apareces para preguntarme si maté a Sonny Liston?”. Gandy negó haber sido él y acusó a Earl Cage de haberlo hecho. Cage murió en 2000, y según Gandy el motivo del asesinato sería la redada de 1969 en que todos fueron arrestados menos Liston.

Gandy, Resnick, Cage y Chudnick. Los cuatro sospechosos de la biografía de Assael tenían motivos para haberlo hecho. Al final, el libro sugiere que quien logre resolver las causas de la muerte de Irwin Peters, logrará también resolver el enigma que Sonny Liston se llevó con él a la tumba.

Sigue al autor en Twitter: @Alexperdurabo