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La historia de Pulse, la discoteca en Orlando fundada en el amor

Este texto apareció originalmente en THUMP US.

Bárbara Poma tenía 14 años cuando empezó a ir a los bares gays y a hacer parte de la escena nocturna de Florida. John, su hermano mayor, la peinaba y la maquillaba. Su familia, que vivía en Fort Lauderdale, era de italianos conservadores, pero cuando John salió del clóset, ellos lo apoyaron.

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Cuando John murió en 1991, después de una larga batalla contra el VIH, la familia Poma quedó devastada. Bárbara Poma ––quien agradece a John por introducirla a un mundo que ella llegó a adorar, pero que en su momento estaba lleno de secretos y misterios–– quería hacer algo en honor al espíritu de John.

En medio del tiroteo masivo más sangriento de la historia de Estados Unidos, que dejó 50 muertos y 53 heridos el pasado fin de semana, se encuentra una discoteca que fue construida sobre el amor, el respeto y la aceptación. En 2004, Poma se juntó con su amigo Ron Legler y juntos fundaron Pulse en memoria de John.

“[Es] una discoteca inspirada en John, donde él todavía vive en los ojos de sus amigos y familia”, escribió Poma en la página del bar de Orlando. Según el sitio web de la discoteca, en donde Poma compartió la historia del lugar, el nombre evoca el latido del corazón de John, su pulso [que en inglés es “pulse”]. (Esa entrada fue eliminada temporalmente, pues en este momento toda la página redirige a una declaración de Poma sobre el tiroteo. Poma no respondió a solicitudes de entrevistas por esta pieza).

Durante 12 años, Legler y ella diseñaron todos los elementos de la discoteca ––desde la decoración hasta el programa de eventos–– para crear una atmósfera que representara la personalidad amorosa y divertida de John.

La comunidad LGBTI de Orlando está conmovida con la masacre que se dio en su espacio el fin de semana. Aunque ahora muchos tienen miedo de salir, todos recuerdan la discoteca con un gran cariño.

Asistentes frecuentes de Pulse en un velorio en Orlando. Foto por Dylan Flynn

Poco después de su inauguración en el área de South Orange en 2004, Pulse se convirtió en un pilar de la comunidad gay de Orlando, un lugar en el que cualquiera que se identificara como LGBTI podía ir y sentirse bienvenido. En una ciudad en la que el 4.1% de los residentes es parte de la comunidad LGBTI, este lugar era un oasis.

“La discoteca es especial porque es uno de los únicos tres bares gays grandes de Orlando“, dijo Kristen Arnett de 35 años, quien trabaja como bibliotecaria. “Para ser una ciudad tan grande con una población gay tan numerosa, no hay realmente lugares a dónde ir si eres queer. Este era un espacio seguro. Creíamos que era un espacio seguro”.

Gina Duncan, directora de inclusión transgénero del grupo de defensa Equality Florida, también habló sobre cómo Pulse era uno de los pocos lugares nocturnos disponibles para la comunidad LGBTI de la ciudad. “Siempre había sido el lugar lujoso para ir y divertirse”, dijo.

Duncan, que es patrocinadora de la discoteca, afirmó que aunque Pulse empezó como un sitio para hombres homosexuales, también dio la bienvenida desde muy temprano a miembros de la comunidad trans. “Pulse fue uno de los primeros lugares que frecuenté cuando estaba empezando a manifestar mi nueva expresión de género”, dijo Duncan.

“Iba allá y me sentía cómoda y conocía amigos que también eran transgénero y estaban en las primeras etapas de descubrir quiénes eran”, continuó. “Tengo lindos recuerdos de ir allá como Gina y no como mi yo masculino”.

Según Duncan y otros con los que hablé, el martes en la noche era el mejor momento de Pulse, pues hacían concursos de talentos legendarios. Los Twisted Tuesdays (“martes retorcidos”) eran noches de presentaciones espectaculares, karaokes estridentes e intérpretes impresionantes, tanto de la comunidad local, como de otros lugares.

Jaymz Couch, de 21 años, solía asistir a los Twisted Tuesdays con frecuencia: “Era mi noche favorita, porque podía ir y darle todo mi apoyo a las personas que quería y que se subían al escenario haciendo lo que amaban. El show de talentos era algo muy importante para la comunidad LGBTI de Orlando“.

Couch también asistió a las noches latinas de la discoteca, el evento semanal en el que estaban cuando comenzó el tiroteo. “Siempre era una gran noche”, me dijo. “Ponían música tradicional latina toda la noche y los intérpretes usaban la música casi siempre para actuar. Siempre había un gran ambiente”.

Aparte de los eventos semanales, la discoteca también realizaba eventos educativos y se asociaba con organizaciones LGBTI sin ánimo de lucro. Equality Florida, la red LGBTI más grande del estado, era una de las organizaciones más cercanas al lugar. Duncan mencionó que Equality Florida, que estaba involucrada con decretos de derechos humanos, como el proyecto de ley de matrimonio del mismo sexo en Florida, frecuentemente utilizaría a Pulse como local para llevar a cabo sus eventos. También dijo que Barbara Poma se involucraba para apoyar a la comunidad. Ella describió a Poma y al resto de administradores de la discoteca como partidarios activos de organizaciones de defensa que, con los años, han logrado cosas importantes.

Arnett, la bibliotecaria de Orlando, no ha ido a Pulse en los últimos dos años, pero es consciente de su importancia dentro de la comunidad LGBTI. Recuerda con cariño haber ido a Pulse después de un fin de semana de orgullo gay, para bailar después del desfile. “Fue muy liberador”, me dijo. “Sentí que nos apoyaban y le importábamos a la gente”. Según Arnett, la discoteca era un lugar para gente que “sólo se quería sentir amada y apoyada”.

Otra patrocinadora, que prefiere permanecer anónima, señaló que aunque ya no vive en Florida y se ha alejado de la comunidad LGBTI de allá, el tiroteo de Pulse la conectó con ese espacio. “No es que la discoteca sea especial para mí en particular, sino que… ya sabes, es mi comunidad”, dijo. “Mi gente. Asesinados sin razón. Las personas que conozco que aún viven allí, o que solían ir, están devastadas”.

Jaymz Couch con un amigo en Pulse, foto por Jaymz Couch

Para algunos patrocinadores de la discoteca, esa devastación se manifiesta en miedo. Aracelee Ortiz, de 18 años, no estuvo en Pulse el pasado fin de semana, aunque normalmente asistía a las noches latinas. Me contó que ahora teme salir, y que muchos de sus amigos se sienten igual: “Tengo unos amigos que tenían boletas para un show en el centro de la ciudad la noche después del incidente y decidieron no ir porque tenían miedo. Yo tengo miedo”.

Agregó: “Recuerdo mi primera vez allá. Ponían música que yo podía escuchar, que de hecho me gustaba bailar, y eso me impresionó. Nunca fui una persona de discotecas sino hasta que fui a Pulse y Southern Nights [otro bar LGBTI de la ciudad]. Cambió mi vida y me mostró un nuevo mundo. Me entristece que este evento cambie todo eso para mí”. A Couch, el de los Twisted Tuesdays, también le preocupa el efecto del tiroteo en la vida nocturna de la comunidad LGBTI de la ciudad. “Nos va a tomar un largo tiempo para recuperarnos”, dijo. “Perdimos a 50 miembros de nuestra familia en esta tragedia, y por eso nunca nos vamos a poder sentir igual de seguros a como nos sentíamos antes”.

Aunque Pulse todavía no ha publicado ninguna declaración frente a cuando va a volver a abrir sus puertas al público ––si es que lo hace alguna vez––, Duncan se mostró firme, diciendo que el lugar va a sobrevivir a esta tragedia. Dijo que como Poma había sido una defensora de la comunidad por tanto tiempo, ahora la comunidad se reuniría para ayudarla a ella y a su discoteca. “Va a ser todo un movimiento; va a ser como con Stonewall”, dijo. “Va a ser un lugar donde la gente va a ir e intentar recrear lo que fue, y salir de la violencia y el odio, sin olvidar a las víctimas y al terrible duelo que ocurrió”.

También afirmó que la comunidad LGBTI de Orlando no permitiría que este evento definiera quiénes eran, ni iba a definir a Pulse. “Va a ser difícil”, explicó, “pero la gente igual saldrá del clóset y celebrará ser quién realmente es”.