Se estima que existen 100.000 trabajadoras sexuales actualmente en los distritos más violentos del sur de Bombay. La mayoría no están ahí porque quieren, sino porque muchas veces sus familias o parientes, desesperados por la grave crisis económica, las venden a burdeles. Algunas incluso nacen en este negocio. La vida en estos distritos no es fácil. De hecho es lo más parecido a vivir en un lavabo lleno de mierda. Estas mujeres viven al margen de la sociedad, marcadas por la dureza implacable de sus costumbres. No están a la vista de nadie, no existen.
Quiero comenzar mi fotor reportaje con una imagen de un grupo de trabajadoras sexuales en los barrios bajos de Kamathipura, Falkand y Worli. Las prostitutas trabajan con Social Activities Integration (SAI), una pequeña ONG basada en el Proyecto Didi. Estas mujeres fomentan la prevención del VIH, otras enfermedades de transmisión sexual y promueven los derechos de la mujer en sus comunidades. De esta forma, enseñan a otras mujeres la importancia del uso del condón, de hacerse un chequeo periódico para prevenir VIH y les ayudan a encontrar un propósito, a recobrar su confianza y autoestima.
Después de haber conocido a algunas de estas mujeres, sentí la necesidad de hacer de mi proyecto algo más personal. Obviamente, cada una de ellas era una hija, una hermana o una madre. Busqué la manera de crear imágenes íntimas, femeninas y, hasta cierto punto, tiernas. Quería contrastar la bruta realidad a la que se enfrentan todos los días. Quiero que el espectador sea capaz de ver desde la perspectiva de estas mujeres. Esta galería de fotos es una selección basada en la violencia que sufren estas mujeres, sacadas de mi proyecto llamado The Sisters of Kamathipura.
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El personaje principal de este proyecto es Hajra. Ella es seropositva y además está marcada con cicatrices inimaginables resultantes de haber sido quemada con una lámpara de keroseno. Es una mujer generosa, determinada y con un increíble sentido del humor. También está Jyoti, de 19 años. Ella vive con su madre en un burdel. Jyoti quiere ser policía, para poder ayudar a otras mujeres, como su hermana y su madre. Pero ella ya no va al colegio y es muy probable que no vuelva jamás. Como la mayoría de las adolescentes, Jyoti le encanta la música y el maquillaje. Salma y Sony tienen hijas jóvenes. En un mundo perfecto, Sony quería ser actriz de Bollywood. El único sueño de Salma es mantener a su hija a salvo.
Mumtaz, de 35 años, era madre y abuela. Amaba su trabajo como profesora. Murió de septicemia después de que alguien le quemara el 85% de su cuerpo con keroseno. La policía informó de que su muerte se trataba de un suicidio, pero su familia cree firmemente que fue asesinada por su pareja. Su familia me pidió que hiciera algunas fotos en el funeral. Quieren que el mundo sepa lo que realmente le pasó.
La muerte prematura de las trabajadoras sexuales en la India es el pan de cada día. Viven en condiciones más que precarias, aisladas del resto de la sociedad, atrapadas en una vida de pobreza perpetua y son esclavas. Es una vida sin escapatoria evidente. Las estadísticas oficiales continúan diciendo que la violencia en contra de las trabajadoras sexuales es casi inexistente. Rara vez se denuncian este tipo de incidentes y cuando lo hacen, tampoco se puede hacer mucho al respecto.