“Kike” Hernández se lució anoche. Con Clayton Kershaw en el montículo, Hernández conectó tres cuadrangulares —un batazo en solitario en la segunda entrada, un grand slam en la tercera, y un pelotazo de dos carreras en la novena— y sumó sietes de las 11 carreras de los Dodgers para derrotar a los Cubs y apoderarse de la Liga Nacional.
Después del partido, Hernández comentó para MLB TV que le había prometido a su madre, en tono de broma, que conectaría un cuadrangular.
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En la misma entrevista, Hernández —oriundo de Puerto Rico— dijo que su familia se encontraba en la casa de sus abuelos y que tuvieron que usar un generador de energía para prender el televisor y poder ver el partido, porque el 80 por ciento de la “Isla del encanto” sigue sin luz después del paso del huracán Irma.
Su madre, supersticiosa como todo buen aficionado al beisbol, dijo que vio el Juego 4 en su casa y perdieron, así que regreso a la casa de los abuelos —donde ella y los Dodgers están invictos— para el quinto partido. (Los Dodgers solamente han perdido una vez en toda la postemporada, por eso los fans de los Astros y Yankees esperan que la madre de Hernández vea los demás partidos en su casa).
Hernández también habló de su patria en los vestidores:
Por el momento, ellos no tienen muchas cosas [para distraerse]. Lo poco que tienen es vernos jugar. Yo en los Dodgers, los Cubs tienen a tres puertorriqueños —Javy Baez, Rene Rivera, y Victor Caratini—, los Yankees al entrenador de tercera base [Joe Espada], y los Astros tienen a [Carlos] Correa, [Carlos] Beltrán, y al entrenador Alex Cora. Poder darles una razón para alegrarse, aunque sea por tres o cuatro horas, no importa, es algo que no puedo poner en palabras.
Hay muchas historias grandiosas aún por contar en esta temporada, y una gran cantidad de jugadores fascinantes, pero “Kike” Hernández se ganó los reflectores esta semana.