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Sudán del Sur al borde de una nueva guerra civil

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Hasta el domingo, al menos 272 personas — 33 de ellos civiles — habían muerto en los combates en la capital de Sudán del Sur, Juba, protagonizados por las facciones rivales, según informó una fuente del gobierno. Muchos residentes han buscado refugio en una base de las Naciones Unidas.

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Sudán del Sur era escenario el lunes de fuertes combates con tanques y helicópteros entre tropas leales al presidente y las que apoyan al vicepresidente, arriesgando un retorno a la guerra civil y un aumento de la inestabilidad en la turbulenta y empobrecida región de África.

Los enfrentamientos entre las fuerzas del presidente, Salva Kiir, y Riek Machar —el ex líder rebelde que se convirtió en vicepresidente bajo un acuerdo que puso fin a dos años de guerra civil — han acabado con la vida de cientos de personas desde que estallaron en la capital Yuba hace cinco días.

El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, instó al Consejo de Seguridad de la ONU a imponer un embargo de armas contra Sudán del Sur y sanciones a los líderes y comandantes que bloquean la implementación de un acuerdo de paz.

La violencia se intensificó en la mañana del lunes. Un testigo de Reuters vio a dos helicópteros disparando en dirección al cuartel general de Machar, mientras residentes aseguraron que hay tanques en las calles. Un funcionario de Naciones Unidas dijo que hubo fuertes tiroteos alrededor de las bases de la ONU a las que huyeron cientos de civiles en busca de refugio.

Los combates estallaron la semana pasada, cuando la nación más joven del mundo se preparaba para celebrar cinco años de su independencia de Sudán durante el fin de semana.

No quedó claro de inmediato cuál es el objetivo de cada facción, pero la violencia despertó el temor a un regreso a la guerra civil que estalló a fines de 2013 y sobrepasó las líneas étnicas, enfrentando a Kiir, un Dinka, contra Machar, un Nuer.

El conflicto acabó con la vida de miles de personas, desplazó a más de 2,5 millones de sus casas y dejó a casi la mitad de los 11 millones de habitantes del país con problemas para encontrar comida. La producción de petróleo, la principal fuente de ingresos del Gobierno, se ha hundido.

Una nueva confrontación podría empujar a más gente a los campos de refugiados en las naciones vecinas y desestabilizar más una zona ya afectada por multitud de problemas. República Centroafricana está sumida en un conflicto, la región oriental de la República Democrática del Congo está lidiando con un mosaico de milicias y grupos rebeldes y Burundi sufre una violenta crisis política.

La última ola de ataques surgió el jueves y el viernes entre tropas leales a Kiir y soldados que apoyan a Machar.

Un portavoz de Machar dijo a la BBC que Sudán del Sur estaba de nuevo en guerra.

Kenia, país vecino, llamó a los dos líderes a tomar acción urgente para mover a las tropas lejos de los civiles y poner fin a la crisis.

Un residente, Daniel Samson, dijo haber visto una “migración masiva” de personas escapando a distritos más tranquilos cuando hubo una tregua. “Los disparos cesaron ya”, dijo.

Otro residente, que sólo dio el nombre de Steven, declaró haber visto a cientos dirigirse a un complejo de las Naciones Unidas. “Vi cuerpos de civiles sin vida y otros moviéndose ensangrentados”, dijo por teléfono a Reuters.

La guerra civil de Sudán del Sur refleja también factores étnicos. Kiir pertenece a la tribu Dinka, y Machar a los Nuer. Ambos han recuperado el apoyo de sus respectivas etnias.

Un acuerdo de paz en agosto del año pasado puso fin a la guerra, pero Kiir y Machar pasaron meses después peleando por los detalles y cómo integrar a su tropas, una pieza clave del acuerdo.

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