El tríptico pintado por El Bosco datado por diversos historiadores entre 1485 y 1505, tiene una extensión de 220 cm por 389 cm, lo cual lo hace una prácticamente interminable fuente de imágenes, situaciones, escenas y bestias surreales que, no obstante el ojo entrenado, tienen una tendencia a escaparse sin hacer sonido alguno. Ver las escenas de manera separada, como si fueran pinturas por sí solas, redimensionan el aplastante genio del holandés a un nivel completamente nuevo.
Admirado y reverenciado desde el momento de su creación, las figuras y movimientos que surgieron del imaginario del pintor encarnan la simbología cristiana desde la creación en el tríptico cerrado, el jardín del edén en el panel izquierdo, el jardín de las delicias en el centro y el infierno en el panel izquierdo. Si en un lado se puede ver a Eva escondida en una cueva señalada por San Juan Bautista, en otro se ve un ser onírico y oscuro devorando desde la cabeza a un alma afligida, la versatilidad temática es tan real como la vida misma. La monumental obra de El Bosco no se puede medir bajo un género, temática, estilo o época, solamente como una creación que probablemente, habla de todos nosotros y lo seguirá haciendo, en los años porvenir.
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Sumérgete en los pequeños cuadros dentro de la obra con las imágenes abajo:
La Creación (Tríptico cerrado)
El verso citado es el Salmo 33, en latín: Ipse dixit, et facta sunt: ipse mandāvit, et creāta sunt – Él habló, y se hicieron: Él comandó, y fueron creados.
El Jardín del Edén (Panel Izquierdo)
El Jardín de las Delicias (Panel Central)
El Infierno (Panel Derecho)
Si quieres ver más imágenes, date una vuelta por el archivo de Wikimedia Commons.
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