Artículo publicado originalmente por VICE en inglés.
La India es la oficina administrativa favorita del mundo. Si bien las formas más comunes de subcontratación a la India se relacionan con la industria de la TI o los call centers, también hay personas que trabajan realizando tareas universitarias de estudiantes extranjeros por una tarifa. Estos escritores ofrecen sus servicios a través de las redes sociales, plataformas en línea para freelancers o incluso dirigen empresas dedicadas a los trabajos universitarios. A esta actividad también se le denomina “hacer trampa por contrato” y algunas universidades y países la debaten acaloradamente e incluso la prohíben.
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Sin embargo, en la India ninguna ley prohíbe expresamente a las empresas llevar a cabo este tipo de labores. A continuación, Suneet Kumar Singh, de 35 años, habla sobre el negocio de hacer tareas para estudiantes universitarios al otro lado del mundo, cómo aborda solicitudes extrañas y la ética de su profesión.
Solía dar clases a los estudiantes y los ayudaba con sus tareas cuando estaba cursando una licenciatura en inglés en la Universidad de Lucknow en la India. Mi ciudad natal es Lucknow, al norte del país. Al ser una ciudad pequeña, no ofrecía mucho en términos de oportunidades laborales, por lo que siempre estaba buscando formas de ganar dinero. Le ayudaba a la gente a escribir sus currículums y solicitudes de empleo.
Terminé mi curso en 2009 y continué mis estudios en administración de empresas tomando un préstamo estudiantil. Ese curso de maestría terminó en 2011, pero debido a la crisis financiera mundial, el mercado laboral estaba estancado. Tuve que encontrar formas alternativas de sobrevivir y pagar mi préstamo. Entonces comencé a trabajar como escritor freelance.
En 2011, inicié una empresa de administración de contenido en Delhi. A través de mi compañía y de mi trabajo como escritor freelance, trabajé con marcas destacadas y empresas emergentes, y las ayudé con el marketing de contenidos y el marketing digital.
Nuestro negocio de redacción de tareas comenzó en 2016 cuando los estudiantes indios que querían estudiar en universidades en el extranjero comenzaron a contactarnos para sus Declaraciones de Propósito y ensayos de solicitud de ingreso a la universidad. Aquellos que obtuvieron sus cartas de aceptación y visas a través de nuestras Declaraciones de Propósito continuaron acercándose a nosotros para escribir sus tareas. Entonces nos enfocamos en ese servicio y comenzamos a promoverlo.
Hoy cuento con un equipo de 18 escritores que son expertos en cerca de 20 a 25 temas como administración de empresas, literatura y derecho. No abordamos temas con los que no estamos familiarizados. Por ejemplo, no hacemos tareas sobre aspectos técnicos como Java y codificación. La medicina es bastante compleja y no tenemos un escritor médico, así que tampoco aceptamos tareas sobre eso.
Cuando recibimos una solicitud de un estudiante, generalmente le pedimos un resumen detallado. También le pedimos que envíe archivos y material de estudio como videos o presentaciones que compartió su profesor. Algunos son fáciles y otros difíciles, pero nuestros escritores se mantienen actualizados leyendo libros y artículos sobre sus campos. Como estudiante de literatura y administración de empresas, me resulta más fácil trabajar en esos temas.
Entregamos de 15 a 20 tareas al día. Según esas cifras, probablemente hayamos completado entre 20.000 y 30.000 tareas en los últimos cinco años, con alrededor del 75 por ciento hechas desde cero. El resto comparte un borrador de la tarea que editamos. Como un secreto comercial, no puedo revelar más detalles sobre los precios, pero varían ampliamente de 0,014 a 0,069 dólares por palabra.
Los estudiantes nos envían una tarea para trabajar y luego desaparecen, o trabajan con nosotros durante años, enviándonos de tres a cuatro tareas cada mes hasta el final de su carrera. Los temas son muy diversos. He escrito artículos sobre globalización, igualdad de género y otros temas similares. También hemos creado blogs, apps y sitios web como parte de las tareas de muchos estudiantes.
La mayoría de nuestros clientes son estudiantes que trabajan a tiempo parcial y no pueden equilibrar los estudios y el trabajo, y el resto solo quiere aprobar y obtener un título. También recibimos estudiantes de universidades de la Ivy League. No juzgamos a los estudiantes ni tratamos de medir su mérito; tampoco investigamos sus calificaciones previas.
Casi el 95 por ciento de las tareas que hemos realizado hasta ahora han sido para estudiantes no nativos que estudian en colegios y universidades en Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y Australia. También hemos trabajado con estudiantes de Japón, China, Vietnam, Sri Lanka, África y Rusia.
Solíamos recibir muchas consultas de estudiantes locales en países occidentales —estudiantes estadounidenses, británicos, canadienses—, pero disminuyeron alrededor de 2014 debido a que muchas empresas fraudulentas ingresaron al negocio y los estudiantes perdieron su dinero. Dichos estudiantes comenzaron a contratar empresas locales de redacción de tareas, muchas de las cuales están dirigidas por indios. Estas agencias, a su vez, comenzaron gradualmente a subcontratar el trabajo a la India y otras partes de Asia para operar a un costo más bajo. Para 2017, también comenzamos a trabajar en las tareas de estos estudiantes.
Mientras trabajamos en una tarea, no intercambiamos números telefónicos; todas las interacciones son a través de Google Meet o mediante correos electrónicos oficiales. Recibimos muchas solicitudes extrañas y a veces experimentamos incidentes extraños. Una vez, un estudiante nos pidió que nos conectáramos y realizáramos sus exámenes en línea. Algunos otros nos han pedido que les enviemos respuestas mientras realizan el examen. Nos hemos negado. Es algo que nos incomoda hacer.
Algunos estudiantes también han intentado estafarnos.
En ocasiones nos han contratado para hacer sus tareas y nos han enviado las solicitudes de sus compañeros de clase, quedándose ellos mismos con parte de las ganancias. Otros han solicitado cambiar el tema de la tarea, alegando que su profesor no la aprobó, pero terminaron usando ambas tareas, una para ellos y la otra para un amigo.
Dejamos de aceptar tales solicitudes. Algunos otros han reenviado los correos electrónicos de sus profesores solicitando que realicen ciertos cambios en la tarea, lo que nos empuja a entregar la copia editada el mismo día. Cuando no hemos podido lograrlo, han insistido en un reembolso. Otros se han negado rotundamente a pagar la cantidad que nos debían.
Algunos estudiantes también han intentado negociar precios con nuestros empleados del equipo de ventas u operaciones coqueteando con ellos; los han halagado y felicitado por su voz, y les han pedido sus números personales y su Facebook e Instagram.
Muchas veces, especialmente en el caso de estudiantes indios en el extranjero, los padres se comunican con nosotros para que realicemos las tareas de sus hijos e incluso los exámenes.
Con el tiempo y la experiencia hemos aprendido a ponernos en la piel del alumno. A nivel de posgrado y maestría, donde las tareas son principalmente en forma de presentaciones de PowerPoint, informes y datos, supongo que los profesores apenas prestan atención al estilo de escritura. A veces pueden medir la capacidad del estudiante y, como resultado, averiguar quién ha subcontratado sus tareas. En tales casos, los clientes solicitan un reembolso, el cual aceptamos.
El negocio ha aumentado durante la pandemia: los estudiantes no pueden asistir a sus clases en línea o no las toman en serio, así que no pueden cumplir con sus tareas.
No creo que haya nada de malo en obtener ayuda de expertos para completar las tareas. Además, todo negocio es poco ético en cierto sentido; Los anuncios, por ejemplo, no son éticos ya que en su mayoría juegan con el miedo y las emociones de las personas.
¿Nunca les pidieron a sus familiares o amigos que los ayudaran con la tarea? Una de cada dos personas recibe ayuda, ya sea de forma gratuita o pagando.
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