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Tas Pappas, leyenda australiana del skate, quiere dejar las cosas claras sobre su polémico enfrentamiento con el skater más célebre de todos los tiempos —y que por cierto acaba de cumplir 48 años—: el estadounidense Tony Hawk.
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“Nunca tuve la intención de satanizar a Hawk”, explica Pappas. “El ‘9’ es suyo y le doy todo el crédito del mundo. Además logró hacerlo en una rampa pequeña, así que hablamos de un tipo increíble”.
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Para Tas, este es enfoque nuevo sobre su tumultuosa relación con el mito del skate: hace dos años, el aussie indignó al mundillo entero al afirmar que Hawk conspiró para dejarlo fuera del concurso Best Trick en los X Games de 1999. En ese evento, Hawk logró ejecutar el primer 900 de la historia en una competición, lo que ayudó a torpedear aún más su fama.
El asunto es que Tas lo había intentado varias veces sin éxito y decidió expresar su enfado en el documental de VICE All This Mayhem porque Tony le ‘robó’ la idea. Como era de esperar, sus declaraciones desataron una fuerte controversia.
Hace un año, Tas seguía retando a Hawk en Instagram. “Ten el valor de decir la verdad, deja de utilizar a la gente cobarde”, escribió en la red social. “Si no quisiste perjudicarme, ¿entonces por qué me dejaste fuera de las pruebas en mi ciudad natal?”, añadía en sus alegatos.
Pensé que volver a hablar de su némesis del pasado sería un tema muy delicado, pero Tas parece que ha logrado pasar página: “Dejemos a Tony en paz, no se merece todo el odio que recibe”, me explica. “Por aquel entonces yo era un rebelde sin causa. Espero que Hawk lo entienda y vea más allá de eso”.
Tas es, en definitiva, un superviviente. Su historia —narrada en All This Mayhem— es un desastre alimentado por las drogas.
Oriundos del lado desafortunado de Melbourne, Tas y su hermano Ben se mudaron a Estados Unidos en 1992: se apoderaron por completo de la escena del skate con un estilo punk rock que era la antítesis de la imagen pulcra y de niño bueno de Tony Hawk. Al final de esa década, Tas y Ben eran el número uno y dos en el mundo; Hawk era el tercero a pesar de ser el ídolo de masas.
El abuso de sustancias y los encontronazos con la ley lo echaron todo a perder de manera precipitada: en 2005, Tas fue a prisión por golpear a su esposa. El resultado final del altercado fue su deportación de Estados Unidos y la pérdida de la custodia de sus hijos. Ben, por su parte, terminó enganchado a la heroína.
En 2007, las autoridades creyeron que Ben asesinó a su novia. Poco después, sin embargo, se encontró su cuerpo sin vida: Ben se había suicidado. El abuso de substancias de Tas alcanzó entonces el punto más crítico y en cuestión de meses fue arrestado por intentar contrabandear cocaína en Australia: pasó tres años entre rejas.
En prisión, Tas encontró la redención en la Biblia. Pappas todavía lucha contra sus problemas de adicción, vive en los suburbios de Melbourne, se ha vuelto a casar y tiene un hijo con su nueva esposa.
“Sigo siendo yo mismo, pero ahora sé que el mundo no está en contra mío”, comenta Tas. “No sabía en lo que me estaba metiendo todos esos años, y por eso me estaba automedicando”.
Contactar a día de hoy con Tas es difícil. El skater vive con su familia en Thornbury, Victoria, a las afueras de Melbourne. Trabaja siete días a la semana algunos meses… elevándose a grandes alturas en el proceso.
“Me cuelgo de edificios de entre 40 y 50 pisos de altura”, comenta. En los últimos años, Tas ha trabajado de limpiador de ventanas en los rascacielos de Melbourne; sigue siendo un hombre apegado a lo espiritual, y la religión y la familia son sus fuentes de inspiración.
“Encontré una iglesia donde no me juzgan”, dice. “Claro, la familia es lo primero junto a los amigos. Todo eso y también la actuación”.
Tas ha estado estudiando interpretación durante el último año en el Screen Actors Australia de Melbourne. Tras desnudar su alma en All This Mayhem, Tas explica que la transición al mundo de la interpretación fue un proceso natural.
“Creo que es hasta terapéutico. Puedo tirar de experiencias de mi pasado”, comenta con una ligera sonrisa. “Se trata de ser, más o menos, uno mismo”.
Eddie Martin, director de All This Mayhem, confía en la nueva aventurs de Tas. Martin lo ha apoyado desde la creación de la cinta: “Sin duda tiene buena presencia en pantalla”, afirma. “Ha estado hablando con algunos directores con talento, así que no hay que perderle la pista”.
A pesar de que All This Mayhem reavivó exitosamente el pleito de más de quince años entre Tas y Hawk, la cinta también fue un relato de redención, la historia de cómo Tas logró sobreponerse a su adicción y a la tragedia de su hermano en aras de ayudar a otros a hacer lo mismo con sus fantasmas.
“Es realmente positivo que las personas que vieron la película contacten con Tas en las redes sociales y le dejen saber que les inspira”, comenta Martin. “Es una historia de advertencia, y si motiva a la gente a tomar mejores decisiones es algo magnífico”.
Las críticas positivas le han ido bien a Tas. Recientemente, el skater concluyó un tour de charlas por bares en Australia: allí cuenta su historia al público y les motiva a sobreponerse a sus adicciones y problemas.
“La diversión me duró como un minuto”, explica haciendo una mueca. “No me gustaba la idea de estar constantemente en los bares, no quería estar rodeado de un ambiente festivo porque es el origen de mis problemas”.
En la actualidad, a Tas se le ve saludable y centrado: sigue formando parte de la escena skater australiana. A finales del año pasado, la compañía Positive Charge sacó un modelo de tabla en honor a los hermanos Pappas. “Ben se lo pensaría dos veces, yo lo haría a la primera”, recuerda Tas sobre el estilo opuesto de ambos sobre la tabla.
Mirando al pasado, Tas afirma que está satisfecho de no haber sido invitado al concurso de Best Trick en los X Games de 1999, ya que si hubiese logrado planchar el 900 antes que Tony Hawk su vida habría sido un auténtico descontrol.
“Probablemente habría muerto en una maldita habitación de hotel si hubiera ganado todos esos millones. Así me protegió Dios: nunca fui de fiar, nunca fui el modelo a seguir. Estuve a nada de tener un trastorno de personalidad, soy un adicto en recuperación”.
Desde el estreno de All This Mayhem, Tas logró ejecutar un 900, un truco con el que siempre estuvo obsesionado y con el que ha cerrado varias heridas del pasado.
“No quería hacerlo, ya lo había superado”, comenta Tas. “Fue una sensación increíble, después de todo este caos”.
Además del skate, el autor también se dedica al humor, así que tiene su gracia (jeje) seguirle en Twitter: @HarmonLeon