Aunque rara vez pensamos en estas cosas a la hora de tener sexo, las piernas y los pies juegan un papel importante en el acto. Nos ayudan a mantener el equilibrio y movernos entre posiciones, incluso en las que no implican estar de pie o usar las piernas como apoyo. La tensión de los músculos de las piernas puede afectar muchas sensaciones sexuales en todo el cuerpo. Para algunas parejas, las piernas pueden ser o convertirse en estímulos eróticos. Por lo tanto, la ausencia o la formación atípica de una o ambas piernas, puede tener efectos significativos en la vida sexual de las personas.
La naturaleza y el alcance de estos efectos dependen de la diferencia exacta entre las extremidades: ya sea que cualquiera de las piernas varíen en funcionalidad o que la persona haya nacido con la diferencia o la haya adquirido más tarde. También depende de si la persona usa una prótesis y se la deja puesta durante las relaciones sexuales, así como cuán segura y cómoda es.
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En un estudio reciente de un grupo de personas con diferencias en las extremidades inferiores, más de la mitad informó haber experimentado problemas sexuales variados pero notables; otros dijeron que tenían dificultad para sentarse y moverse entre ciertas posiciones sexuales. (En algunos casos, sin embargo, mencionaron que ciertas posiciones son más fáciles cuando hay alguna diferencia en las extremidades, como la penetración profunda o el sexo oral). También dijeron que estar conscientes del estigma a menudo conduce a problemas con la percepción del cuerpo, y esto puede disminuir su libido o confianza. El hecho de que las personas sin tales problemas a menudo tengan fetiches con ellos, hace que algunos se sientan empoderados y otros deshumanizados y preocupados por las razones por las que sus parejas quieren tener sexo.
Los activistas y educadores dicen que muchas veces ayuda hablar sobre la vida sexual y las diferencias entre extremidades, es útil recibir orientación de médicos y grupos de apoyo. Desafortunadamente, los investigadores han descubierto que el personal médico no presta suficiente atención ni brinda la educación sexual básica necesaria. Mucha gente dice que sigue siendo difícil abrir la conversación sobre sexo con muchos mentores y en grupos de apoyo. Algunos activistas y comerciantes de juguetes sexuales para personas con discapacidad han comenzado a llenar este vacío con algunas pautas básicas para la exploración sexual en el caso de diferencias en la longitud de las extremidades, pero el material en muchos casos es bastante generalizado e impersonal. Para ayudar a llenar este vacío, VICE habló con Kristi, una mujer que ha vivido con una diferencia en la longitud de sus extremidades inferiores toda su vida, sobre sus experiencias sexuales, en detalle.
El apellido de Kristi fue omitido para proteger su privacidad. Esta entrevista fue editada para mayor claridad y por su extensión.
VICE: ¿Puedes darme algunos detalles sobre la diferencia entre tus extremidades? Kristi: Nací sin peroné y también tenía más corto el fémur de la pierna derecha. Básicamente, mi pierna derecha era más corta que la izquierda. Además, mi rodilla se levantó ligeramente hacia un lado. Cuando tenía seis años, me operaron para evitar que mi rodilla creciera más hacia un lado en la pubertad, lo que me habría dificultado el uso de prótesis. Me quitaron el pie y me lo pusieron al revés para que pudiera usarlo como rodilla.
Empecé a usar una prótesis de pierna cuando tenía nueve años, para equilibrar la diferencia de altura entre las extremidades. A los 12, tuve mi primera operación para alargar la pierna. Me agregaron 15 centímetros, así que aunque mi fémur derecho sigue siendo un poco más corto que el izquierdo, son similares. Después de eso, me amputaron el pie derecho. Ahora uso una prótesis desde la rodilla.
**¿Cuando eras niña eras consciente de la diferencia de tus piernas en situaciones sociales?
**Claro. Cuando estás creciendo, eres muy consciente de cualquier cosa que te haga parecer extraño o diferente a los demás niños. También soy queer, así que eso hacía más difícil mi condición.
La gente siempre fue amable conmigo, no me hacían bullying. Pero siempre me preocupó que fueran amables solo porque sentían lástima por mí. Muchas veces sentí que no me consideraban como una persona normal.
¿Cuándo empezaste a pensar en que tu condición podría afectar tu vida sexual? Cuando iba a fiestas donde la gente no me conocía, pensaba que si usaba pantalones, podría parecer normal. Conocía a las personas que me interesaban y no les decía nada sobre mi pierna antes de intimar. Y cuando sucedía, hacía todo lo posible para que no me tocaran. Tenía un deseo casi patológico de parecer normal en esas situaciones. Estaba tratando de vivir mi fantasía de tener dos piernas.
¿Cómo fue tu primera experiencia sexual completa?
Empecé a tener sexo cuando tenía 18 años. Me había vuelto más abierta a ser queer y una persona con discapacidad. Por lo general, tenía sexo con personas que ya sabían que tenía una discapacidad y con quienes me sentía cómoda. Así que ya habíamos hablado de esto antes de hacerlo y la mayoría era respetuosa. Nunca me sentí rara en esas situaciones. Aunque solo dejo que mis parejas más cercanas toquen mi pie derecho. Además, solo me he quitado la prótesis con parejas serias. Solo me la quito para bañarme o dormir. Y no es lo mismo que quitarse la ropa para el sexo. Así que me la dejo puesta.
¿Cuándo fue la primera vez que pensaste en quitártela para tener sexo?
Creo que cuando me bañé por primera vez con mi pareja. Permitir que una pareja me viera de esa manera fue un paso importante de intimidad en mi primera relación seria. Pensaba como: “esto es parte de la intimidad, exponer nuestras capas”. Ahora se ha convertido en una especie de lenguaje de amor que utilizo para comunicar el nivel de intimidad a mi pareja.
**¿Tuviste parejas que al principio se fijaran mucho en tu pierna o tu prótesis? ¿O este tipo de cosas se pierden frente a experiencias sexuales más serias?
**Por lo general, pasa a segundo plano. Algunas personas sí me decían: “Puedes quitarte la prótesis si quieres”. Entonces, obviamente estaban al tanto. Pero eso era todo.
**¿Has tenido problemas para hacer ciertas posiciones durante el sexo por incomodidad, equilibrio o cualquier otra cosa?
**Mi prótesis siempre ha sido bastante estable y cómoda. Pero puede resultar molesta para hacer algunas posiciones. A medida que fui creciendo, aprendí a través de la experiencia que es más fácil moverme de ciertas formas sin ella porque tengo mejor control de mi cuerpo. Por ejemplo, cuando estoy encima de alguien es más fácil quitármela, para tener más control de la profundidad.
**¿Alguna vez has conocido a alguien que parezca tener un fetiche con tu pierna?
**[Risas] Una vez en una fiesta un conocido que estaba borracho se me acercó y me dijo, en un tono lujurioso: “Entonces, ¿follas con la pierna puesta o sin ella?” Había oído hablar de los devotos, [personas con fetiches por las discapacidades]. Entonces pensé, “Ay, qué raro. ¿Será uno de ellos?”.
Apoyo el trabajo sexual y las trabajadoras, así que en un momento miré el contenido con esos fetichistas para ver cómo sería dejar que alguien me mire mientras me pongo o me quito la pierna, y por qué hay ciertas personas que están interesadas en la gente con diferencias entre las extremidades o con otras discapacidades. Me fascina lo que hay detrás del fetiche. Creo que muchas veces es un instinto de querer cuidar al otro. Me preguntaba si eso me haría sentir empoderada. Al final, no me interesó intentarlo, así que no hice nada al respecto.
**Cuando investigaste sobre el fetiche, ¿cuál fue tu reacción?
**Me hizo preguntarme si estas personas seguirían viendo al ser humano dentro de la interacción sexual, y si yo me sentiría deshumanizada en ese tipo de situación.
**Dijiste que estabas explorando tu lado queer al mismo tiempo que explorabas tu sexualidad como discapacitada. ¿Cómo fue?
**Siempre me he sentido más cómoda con las mujeres o con la gente femenina cuando hablo de mi discapacidad, en todos los aspectos de mi vida. Siempre ha sido algo más difícil de discutir y explorar durante el sexo con los hombres cis. Gran parte de la exploración queer para mí se debió al consuelo que sentí al hablar con mujeres y lesbianas sobre mi discapacidad. Mis primeras experiencias queer me ayudaron a sentirme más sexy y más cómoda en mi propia piel, en general.
Existen muchas similitudes entre la cultura queer y la discapacidad (emancipación de las personas con discapacidad); los procesos y las ideas son similares, ambos se desvían de la norma. La discapacidad me ayudó a acceder a mi lado queer.
¿Puedes contarme un poco sobre tu relación actual?
Curiosamente, estoy con un hombre heterosexual y cis. Siempre fue mi amigo, mucho antes de que nos convirtiéramos en pareja. Cuando empezamos a interesarnos de manera romántica el uno en el otro, ya nos sentíamos cómodos estando juntos. De hecho, ya me había visto sin mi prótesis, porque a veces estábamos en posiciones en las que tenía que cambiarla mientras él estaba ahí.
La primera vez que tuvimos sexo sin la prótesis fue la primera vez que nos dijimos “Te amo”. Ahora estamos casados y pasamos la cuarentena juntos.
Dado que estás en una relación tan íntima y has aprendido a tener más control sin la prótesis, ¿te la quitas con más frecuencia cuando tienen sexo? Honestamente, depende de la hora, es una cuestión de logística más que nada. Si tenemos sexo en la mañana, por ejemplo, no me la pongo. No es como que piense: “Ah, ya vamos a tener sexo. Me voy a quitar la prótesis”. Si, por ejemplo, creo que quiero explorar cierta posición, elegiré conscientemente quitármela. Pero normalmente no me importa. Si quiero explorar una posición o cierto ángulo durante el sexo cuando tengo la prótesis, me siento lo suficientemente cómoda con mi pareja como para quitármela en ese momento.
¿Hay algo más acerca de tu experiencia con el sexo y la discapacidad que quieras compartir?
Solo eso, a medida que empecé a sentirme más cómoda y orgullosa de mi identidad como persona discapacitada, que ha sido un proceso gradual de leer a autores discapacitados, he reconocido cada vez más mi derecho al placer para seguir encontrando lo que me funciona en el sexo. (Mi pareja y nuestra intimidad juegan un papel importante para mí). Ahora me siento más sexy que nunca porque he explorado mi orgullo de ser una persona con discapacidad. No puedo esperar a envejecer y descubrir más cosas que me gustan: celebrar sexualmente como persona a través del sexo con mi cuerpo discapacitado.