Estamos en el camerino del Surf Lodge de Montauk, y Wayne Coyne tiene puesta una camiseta gris con pantalones hechos de una cinta para ductos color neón y flores hawaiianas alrededor de su cuello. Hace menos de 15 minutos, el líder de los Flaming Lips estaba paseando por el foto junto con unos arcoíris inflables que tomó de la gira Bangerz de Miley Cyrus. Completamente en otro planeta, Wayne retrasó nuestra entrevista tres veces para seguir con el sound check, y me empiezo a preguntar si haber venido hasta acá para entrevistarlo fue una mala idea.
Justo cuando vamos a empezar, alguien del foro se acerca rápidamente. “Necesitamos regalarle la guitarra primero.” Mi contacto de relaciones públicas, un promotor que alguna vez fue amigo de gente como Bret Easton Ellis y Jay McInerney, trata de intervenir, pero es evidente que esa sesión de fotos va por encima de todo lo demás.
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“Creí que me iba a quedar con la roja,” dice Wayne cuando le dan una D’Angelico completamente negra, mientras numerosas botellas de Stella y Jack Daniels “adornan” la mesa que está detrás de él. Todo el mundo se voltea a ver entre sí, sin saber qué contestar, antes de que el concierge del lugar sonría y agarre la roja que está colgada en la pared, dándosela a Wayne de inmediato.
“Mucho mejor,” sonríe, tocando las cuerdas del instrumento con su pulgar. Un poco más tarde, Wayne estará tocando para cientos de socialités jóvenes de Manhattan, mientras el sol se pone detrás de él y globos cromáticos gigantes que deletrean la frase “Fuck Yeah Montauk” ondean en el viento. Le cantará “Happy Birthday” a una niña de siete años, cargará una tortuga hacia el cielo como Simba al principio de El Rey León, y revivirá la famosa pelota inflable con la que ha rodado sobre miles de personas alrededor del mundo en sus conciertos.
Pero por ahora, se voltea hacia mí y me sonríe.
“¿Estás listo?”, me pregunta el iconoclasta, llevándonos afuera para platicar sobre Dios y Miley Cyrus, mientras el océano brilla en la distancia.
Noisey: ¿De dónde viene una canción?
Wayne Coyne: Creo que ha cambiado con el tiempo. La tecnología y los cambios en la industria nos gan ayudado. Cuando empezamos en 1983, la verdad es que no sabíamos cómo escribir canciones; leíamos cosas y le preguntábamos a distintas personas nuestras dudas, y tocábamos acordes para tratar de descifrar melodías. Poco tiempo después conseguimos instrumentos de grabación, unos pequeños cuatro pistas con los que podías grabar en casa. No veo cómo alguien, a menos de que tenga una memoria perfecta, se acordaría de todas las pequeñas cosas que te vas inventando cuando escribes una canción. Tienes que grabar a fuerza. Ahora, cuando estamos en casa, grabamos casi todos los días. La manera en la que lo describiría es que nos inventamos cosas que suenen bien, y luego les ponemos letra.
Dices que la música ha evolucionado y cambiado bastante.
Sí, pero creo que para la gente que ama a la música, todo eso te ayuda. Para mí, pues la verdad es que yo en realidad no soy un músico. Todos estos beats y nuevos sonidos son la onda. Definitivamente hay música emocional [en la que sería] difícil si no tuvieras algún entendimiento sobre la composición de canciones.
¿Dirías que los mensajes en tu música han cambiado a la par de los cambios en cómo se hace?
Cuando hicimos The Soft Bulletin en 1997, esa fue la primera vez que estábamos grabando en la que una computadora almacenaba todos los pequeños cambios y apuntes y paneos y etc. Creo que eso nos ayudó bastante, porque me acuerdo que nos estábamos frustrando mucho. Por esas épocas, había ocasiones en la que estábamos cinco o seis personas en la mezcladora, cada quien con su set de faders. Recuerdo que mezclamos la canción “Unconsciously Screaming” de 1989 más de 200 veces. Lllegas a un punto en el que si alguien la caga en la vez número 150, es como “Puta madre.” Creo que si hubiéramos tenido que seguir haciéndolo así, ya hubiéramos perdido la cabeza por toda la frustración acumulada.
Claro. ¿Pero qué me dices sobre los mensajes que comunicas en tus canciones?
Pasó lo mismo, porque se volvió, no más fácil, pero teníamos menos tiempo y energía ocupado, entonces nos liberamos. Creo que nosotros, y la mayoría de los artistas, no tienen una agenda sobre qué es lo que vamos a hacer. Lo mejor que puedes hacer es lo que quieras, sabiendo que tu esencia es lo que la gente va a terminar escuchando. Creo que si tienes suerte, como yo, vas a tener a personas que están interesadas en lo que estás haciendo y van a juzgar si lo que estás haciendo está padre, interesante o aburrido. Cuando lo haces por ti mismo, creo que no te das cuenta; hay demasiadas cosas que haces subconscientemente. Los cantantes no saben; llegan al mismo lugar muchas veces en sus canciones, saltan en los mismos intervalos, y ni si quiera se dan cuenta, porque es algo que hacen naturalmente. Así que para mí, el escribir con Steven [Drozd] es genial, porque tiene una perspectiva ilimitada, mientras que yo tengo una bastante limitada. Creo que es una gran combinación, porque siempre escucho lo que él está haciendo y él siempre escucha lo que yo hago. Por supuesto, hay muchas otras capas de personas que puedes ver si se emocionan o se aburren. Se las pones a tus amigos y te dicen “Está muy buena… vamos a echar fiesta,” y tú dices “Mierda, no les gustó esa canción.” [Ríe] La gente nunca te quiere decir que no les gustó, pero uno tiene que tratar de descifrar lo que realmente están pensando.
¿Cómo son las respuestas cuando haces cosas experimentales?
Creo que eso es probablemente lo que más disfrutamos, pero el público es lo que más padece. Siempre hago una analogía con la comida: la gente quiere que las cosas sepan bien y tengan una buena textura, y si empiezas a experimentar todo el tiempo van a dejar de quererla. Creo que hay bandas y artistas que encuentran un sonido, les gusta, y es lo que se quedan haciendo para siempre. Yo no veo eso como algo bueno, personalmente; me aburro mucho haciendo la misma cosa después de un rato, y quiero intentar hace algo nuevo.
Obviamente incorporas este tipo de pensamiento a tus shows en vivo también.
Lo hacemos lo más que podemos. Al final del día, creo que estás orillado a ser una banda que tiene que cantar sus canciones.
Pero lo hacen, e increíblemente bien. Incluso hoy, tienen todos estos props inflables y un escenario espectacular.
¡Muchas gracias! Bueno, nos gustan todas esas cosas. Sería una tortura si nos obligaran hacer algo que no quisiéramos hacer, y que no lo disfrutáramos. Pero nos encanta. Si vas a nuestra casa, vas a ver que es como vivimos. Y creo que ese es el verdadero secreto de los súper poderes personales: si lo amas, puedes hacerlo una y otra y otra vez. Pero si no, entonces siempre vas a buscar una razón para dejarlo. Esto te tiene que emocionar. Y una vez que te emociona, le empieza a emocionar a otras personas, y se vuelve algo colectivo.
¿Cuál es tu fascinación con la psicodelia?
Creo que está abierta a todo, ¿ya sabes? Todo el mundo está influenciado por cosas, y por mucho de que tratemos hacer nuestra propia onda, hay bandas que son parte de nuestra esencia, como Pink Floyd y los Beatles. Parte de lo que cantan es algo emocional y verdadero. Si deseas hacer eso, y no lo puedes hacer en la música, entonces lo haces en una pintura, o en algo más; encuentras la manera de hacerlo. Para nosotros, es la psicodelia, pero más que eso, nos ayuda llegar a un entendimiento emocional. Creo que las cosas que más nos gustan son las cosas que tocan una emoción humana indescriptible. La música tiene una manera de ir en crescendo. Si logramos eso, quedamos mucho más satisfechos que si no lo hubiéramos hecho.
¿Estás hablando de una verdad espiritual profunda?
No siempre. Creo que cada quinta canción, o algo así, debería de venir de tu corazón, donde quiera que esté.
A lo largo de los años también has estado involucrado en varias películas. ¿Qué similitudes encuentras entre el proceso artístico de crear música y una cinta?
Creo que el cine, dependiendo de la escala en el que lo hagas, puede ser demasiado colaborativo. Es lo más colaborativo, pero también requiere de alguien que sea un dictador. Hay un tipo que dice “Puta madre, hazlo otra vez,” y tienen la palabra final. Es difícil que todos vean el panorama completo. Mientras que cuando estás haciendo música, todo el mundo puede escuchar si está funcionando o no, y todos están juntos. Un cineaste que tiene visión y lidia con escribir, editar, actuar y los efectos especiales… Siento que es imposible. No sé por qué alguien querría sólo hacer películas, a menos de que sean tuyas y sea lo que que más te mueva. Las cosas que yo hago las hago porque es mi pedo. No creo que lo haría para alguien más. Estoy haciendo música con Miley Cyrus, pero más bien estamos haciendo nuestra propia música juntos. Ella me está ayudando a hacer música para los Flaming Lips, y creo que me está ayudando más de lo que yo la estoy ayudando a hacer música de Miley Cyrus. Hago demasiadas cosas. Es como si estuvieras conmigo, podaríamos el pasto, haríamos música, y luego iríamos a la tienda [Ríe].
¿Cómo empezaron a trabajar juntos ustedes dos?
Yo sabía, incluso en los años tardíos de Hannah Montana, sabía que era fan. Viene de una familia muy musical. Nos enteramos que era nuestra fan porque tuiteaba canciones nuestras. Creo que fue después de que hizo toda la onda del twerking en los VMAs que nos interesamos mucho más el uno hacia el otro. Parecía lista, loca, y nos gustaban muchas canciones mutuas. No se lo hacíamos saber, pero cuando la gente me preguntaba —creo que esto fue a finales del 2013— quién me gustaba, yo siempre decía “Amo a pinche Miley.” Ni siquiera la conocía; simplemente pensaba que era cabrona, honesta y mucho más divertida que todas las otras mega-estrellas que había en esos momentos. Y creo que probablemente sabía que si me decía hola, yo le iba a decir hola de regreso. Sabía que le gustaba nuestra música y ella sabía que nos gustaba la suya.
¿Cómo fue el proceso colaborativo con ella?
Depende. Me la vivo escribiendo canciones y a pienso “Nop… esta va a ser para ella.” Siempre llego con las cosas más listas posible, para decirle “Aquí hay algo, y estas son las melodías que puedes cantar.” Pero ella es muy proactiva y a veces dice “No me gustan esas palabras.” Entonces las cambia a sus propias palabras y hace sus propias versiones de las melodías. Es imposible sentarse con la gente y decirles que hagan algo en ese momento. Es lo más colaborativo que podrías querer. Más allá de eso, estarías sentado junto a una persona mientras se les ocurren ideas. Probablemente trabajo diario afinando detalles y cambiando cositas. No es realmente una producción, sino que es construir las ideas hacia las que estamos trabajando.
La última vez que estuvimos trabajando, teníamos una canción que ya tenía letra, y ella sólo estaba cantándola y haciendo capas de armonías sobre ella. Y hubo una parte que simplemente nos inventamos. Teníamos una melodía y jugamos con ella por un par de horas, trabajando y cambiando las letras y escribiendo otras partes. Y ahora que ya está terminada, la vamos a cambiar, porque ya sabemos dónde están las pequeñas fallas. Entonces no hay una fórmula; todo es cuestión de suerte. Estás trabajando en una cosa y lo que crees que estabas haciendo para una canción termina convirtiéndose en otra canción. Es como si estás haciendo un boceto. Estás sentado dibujando, sin ninguna agenda en particular, y de pronto empieza a tomar una dirección y simplemente la sigues. Si vienes una mañana y estamos trabajando en una canción, puedes regresar en la tarde y decir “¿Qué chingados le pasó a la canción?” Simplemente seguimos otro camino. No nos ponemos metas particulares, sólo hacemos lo que suena bien en ese momento. Pero ella es muy cabrona. Si dices “Vamos a cantar”, entonces ella canta toda la noche. Echa fiesta y canta. Es la más feliz cuando canta, y luego cuando echa fiesta. Juntas las dos y es bastante genial.
Me quedan dos preguntas. Las dos son bastante densas.
Hurra. [Ríe]
¿Crees en Dios?
No en la manera normal en la que la gente religiosa que odia a los gays querría que fuera la verdad. Creo que cuando hablamos de eso a lo que la gente se refiere como Dios, en realidad quieren decir la naturaleza y el universo. Es muy difícil saber qué efecto tiene en ti ser parte de todo eso. Pero entre más viejo me he vuelto, más he aceptado el cómo soy, y he tratado de cambiar otras partes de mí. Creo que cuando estaba creciendo, aunque iba a la iglesia, mi mamá siempre me inculcó la importancia de descubrir las cosas por ti mismo. Fuimos afortunados de que así fueran las cosas.
Dios, definido por la naturaleza.
Creo que eso es lo que Dios es en realidad, si estás abierto a otras experiencias y estás buscando la verdad. Pero si no es así y sólo quieres conocer todas las respuestas, entonces es por eso que la gente gravita hacia la Biblia y todas esas cosas. Mi vida no ha sido muy difícil. Mis papás no murieron cuando tenía seis años, así que no puedo hablar por alguien que ha pasado por eso. Pero pienso que si creer en Dios o Jesús te va a ayudar en eso, entonces por favor, hazlo, mientras no lastimes a nadie en el proceso.
Pregunta final. Es la más densa.
No siento que sean densas. ¡Me encantan!
¿Cuál quieres que sea tu legado?
No me importa. ¿Me entiendes? Hace mucho tiempo que dejamos de prestarle atención a lo que la gente pensaba de nosotros, porque la vida es demasiado corta. Cuando la gente empezó a hacerse tatuajes a mediados de los 80, mi primera respuesta fue que nuestros discos son nuestros tatuajes. Tienen una vida más larga de la que jamás tendremos nosotros. Creo que cuando haces música y otras cosas, si tienes suerte, hay algo que te da retroalimentación en la manera en la que el mundo te percibe. Creo que incluso con nuestra canción “Do You Realize?,” es mejor de lo que nos merecemos. Le habla a la gente de una manera en la que nosotros jamás podríamos haber hecho por nuestra cuenta por separado. A veces, simplemente por popularidad, las cosas adquieren más poder. Creo que si eso nos hubiera pasado cuando éramos jóvenes, de cierta manera no habría sido algo real. Pero ahora podemos cantarla y ser esas personas que dijeron eso en este mundo. Es algo muy poderoso. Me topo a gente todo el tiempo, incluso hoy en día, que me dice que la pusieron en el funeral de su hermano. Si tienes suerte, ese es el único hermano que vas a ver morir, pero es algo muy duro.
Es poderoso estar asociado con algo tan fuerte en la vida de alguien. Es un honor, la verdad.
Lo es. Cuando escuchas algo en una canción y sientes que te está ayudando a superar algo, es como, woof. Y el simplemente tener un par de canciones que signifiquen eso para la gente es algo que te llena de humildad. Por suerte, no es algo que sepamos hacer. Simplemente hacemos canciones y hacemos lo que nos gusta. Ojalá que logremos componer un par más, pero quién sabe. No pienso mucho en ello.