Stoya es performer de entretenimiento para adultos, es escritora y maestra en evitar ponerse los pantalones. Sus textos han sido publicados por The Guardian, el New York Times, y el New Inquiry. Tiene un blog en GraphicDescriptions.com y recomienda que te abstengas de googlear su nombre cuando estés en el trabajo. El siguiente artículo aparece en el nuevo libro Coming Out Like a Porn Star (Destapándose como una estrella porno) y fue extraído con permiso de ella. Para obtener más información y para pedir el libro (en inglés) visite comingoutlikeapornstar.com.
La ley de Murphy sobre comportamiento inapropiado dice que si se te vuelve un hábito quitarte la ropa en público, con el tiempo todos los de tu familia (incluyendo los miembros más lejanos) terminarán dándose cuenta. De alguna forma u otra.
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Mi abuela es una mujer muy inteligente, y yo había estado esquivando su pregunta sobre lo que hago para ganarme la vida. Realmente había tenido la intención de contarle sobre mi trabajo antes de que se enterara por la televisión o por un periódico, pero pensé que lo haría cuando estuviera lista. Es decir, entendiendo la palabra “lista” como “después”.
Así que no estaba para nada preparada cuando me llamó y me dijo: “Tu mamá dice que eres una especie de modelo. No sé qué significa eso porque si fueras modelo simplemente me dirías que eres modelo y de todas formas eres un poco bajita para serlo. No te ofendas, querida pero, ¿a qué dedicas tus días?”.
Me hubiera gustado haber discutido este evento inevitable con mi mamá o haber tenido alguna razón legítima para colgar el teléfono. Mi servicio de celular, que por lo general es un poco malo, estaba perfecto. Ahí me preocupé: ¿y si no fuera capaz de contarle de mi carrera en la pornografía de una forma suave y le diera un ataque cardíaco? ¿Y si decidiera olvidarse de mí y sacarme de su vida?. Más preocupante: ¿cómo le iba a explicar lo que es una actriz pornográfica moderna a una mujer que no sabe manejar un celular y que todavía tiene herramientas de composición tipográfica de sus días de trabajo en publicidad?
“Bueno, eh, ¿te acuerdas de Bettie Page y delpinup? Lo que hago es un poco como pinup pero más explícito. Es decir, sin ropa”.
“¡Ah! ¡Entonces eres una chica nuuuuuudista!”.
O yo estaba alucinando o esa frase había sido emitida en un tono positivo.
“Sí señora. Pero, eh, la cultura pop ahora es un poco más provocadora de lo que era en los años 50, entonces tengo sexo de verdad con gente y lo registran en video o en DVD”.
“En esas imágenes en mooovimientooooo, ¿lo disfrutas?”.
“Me divierto. Siempre es interesante. Sólo hago cosas que quiero hacer, con la gente con la que las quiero hacer. Está bien”.
“Pues bueno, todo eso está muy bien y me alegra oír que estás haciendo algo que te gusta”.
Ya que la conversación estaba yendo tan bien, pensé que deberíamos hablar de todo de una vez.
“Hay otra cosa que probablemente debería decirte ya que estamos hablando del tema”.
“¿Ohh?”.
Además de ser inteligente, mi abuela es una mujer increíblemente expresiva. ¿Sabías de la regla de Mehrabian sobre cómo la comunicación es 93% no verbal? En el caso de mi abuela, el 99% de la comunicación es inflexión vocal pura. Hay algo especial en la forma en que modela las vocales, se vuelve toda una aventura.
Este “ohhh” en particular había arrancado con cierta curiosidad. Luego se volvió una forma de decir “Dios, qué cosa podría superar eso último”, y finalmente se instaló en la espera paciente a ver qué mas iba a decir yo.
“Estoy usando tu nombre como mi nombre artístico. Bueno, estoy usando el diminutivo americanizado. El punto es que estoy usando parte de tu nombre como mi nombre artístico”.
“¿Vera? No suena muy sexy”.
“No señora. Quiero decir, creo que Vera en realidad podría ser muy comercializable con el panorama actual de neoburlesque: estoy usando Stoya”.
“¿Oh? Oh”.
El primer “oh” fue de sorpresa. El segundo, menos entusiasmado. Ahí sentí, en lo más profundo de mi alma, que había hecho algo que no debí haber hecho. Me pregunté si ella podría escuchar mi corazón latiendo con fuerza por el teléfono. Mi mano izquierda empezó a recorrer frenéticamente la costura del borde de mi camisa. Empecé a pensar que podría ser yo la que tuviera el ataque cardíaco. Bueno, no me iba a morir sin fumarme un último cigarrillo. Encendí uno: inhalé y exhalé. Otra vez. Al final, no pude aguantar el silencio prolongado por más tiempo.
“¿Abuela?”.
“Sólo estaba pensando. Espero que ninguno de los hombres en el hogar de ancianos nos confunda y trate de poner mi pie detrás de mi cabeza. Ya no me puedo doblar de esa manera”.
Al parecer, desde la muerte de su último esposo, había tenido tres novios, porque eso es lo que se necesita para seguirle el ritmo a ella. Mi momento estresante y dramático de destape con mi abuela se convirtió en una farsa porque, aunque el gen de la promiscuidad pudo haberse saltado una generación, sin duda es algo de familia.
Para más Stoya visita su blog, su sexy página porno TRENCHCOATx, y síguela en Twitter.