¿Por qué todo lo que crees recordar podría estar equivocado?

Dr. Elizabeth Loftus. Foto por el autor.

Michael Jackson, Ted Bundy, O.J. Simpson, Timothy McVeigh, Rodney King, Martha Stewart y Oliver North: La doctora Elizabeth Loftus ha testificado a favor de todos ellos. Es una psicóloga cognitiva y es considerada la máxima autoridad en el tema de la formación de los recuerdos falsos. Sus estudios demuestran que somos muy propensos a crear falsos recuerdos, tanto consciente como inconscientemente, sobre todo cuando estamos influenciados por figuras de autoridad.

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Sus investigaciones la han convertido en la pesadilla de muchos tribunales estadounidenses, y un valor añadido para todo equipo legal importante. Hace poco fui a verla en su despacho de la Universidad de California-Irvine, para averiguar si realmente podemos confiar en lo que creemos saber.

VICE: ¿Cuándo empezaste a dudar de la veracidad de los recuerdos?

Elizabeth Loftus: En los años setenta. Cuando hice la especialización; estaba trabajando con la memoria desde un punto de vista muy teórico, y quería dedicarme a algo que tuviera una relevancia social concreta. Así que pensé en los recuerdos de los testigos de delitos o accidentes. Empecé a analizar los accidentes de tráfico. La pregunta fue: “¿Qué influencia pueden tener las preguntas inductivas sobre los recuerdos de la gente?” Empecé a ver esas preguntas como un vehículo para comunicar la información. Cuando uno hace una pregunta como: “¿Viste el faro roto?” le informa a la persona que interroga que había un faro roto. Los testigos también reciben información al hablar con otros testigos, o cuando se enteran de las noticias a través de los canales de información, y esta información puede contaminar los recuerdos. Y eso tiene el efecto de la desinformación.

¿Has percibido algún efecto de esto en tu propia vida?

Primero déjame retroceder un poco. En 1990 empecé a trabajar para el caso de George Franklin (un hombre que asesinó y violó a una niña en 1969) , y había una mujer que afirmaba tener recuerdos reprimidos de abuso sexual por parte de su padre y otros hombres. Hasta entonces me había ocupado de cosas como convertir una señal de PARE en una de ‘ceda el paso’ o hacerle recordar a las personas que han visto vidrios rotos [en videos de accidentes de tráfico], cuando en realidad no había ninguno. Pero aquí los recuerdos involucraban un asesinato y una violación. Y esto fue lo que finalmente me llevó al estudio de la técnica “perdido-en-el-centro comercial”.

Es decir, hacerle creer a las personas que se habían perdido en un centro comercial cuando eran pequeñas, ¿no?

Sí. Y mientras estaba haciendo ese estudio, fui a una reunión familiar, no, era el cumpleaños 90 de mi tío. En cualquier caso, allí uno de mis parientes empezó a hablar de cuando mi madre se había ahogado, y yo tenía 14 años. Dijo: “Tú encontraste el cuerpo ¿no?”. Y yo respondí: “No, no fui yo, fue mi tía”. Pero este pariente insistió en que había sido yo. Con el tiempo me puse a pensar, bueno, “es posible que se tratara de mí y ahora no me acuerdo”. En los días siguientes seguí pensando en ello, y empecé a creer que tal vez había sido realmente yo. Empecé a hacer las pruebas típicas de confirmación, recordando pequeños detalles que parecían consistentes con la idea de que había tenido esa terrible experiencia. Después de un tiempo el pariente me llamó y me dijo: “Lo siento, me equivoqué. Tú no encontraste el cuerpo”. Pero para entonces ya había comenzado a desarrollar estos falsos recuerdos ricos en detalles.

¿Y tu conocimiento de los falsos recuerdos te ayuda a ser inmune a ellos hoy en día?

Una vez un colega decidió que sería divertido engañarme. Me dijo que su esposa Nancy estaba avergonzada porque llevaba el mismo vestido que tenía la última vez que nos habíamos visto. Así que cuando vi a Nancy le dije: “Nancy, este vestido se te ve muy bien, como la última vez”. Los dos estaban muy contentos de haberme hecho caer en esa broma. Es un asunto menor, pero te puedes imaginar lo importante que es el efecto de la mala información en el contexto de los casos legales.

Entiendo que testificaste en los procesos judiciales de la guerra en Bosnia. ¿Cómo fue?

Fue una experiencia llena de emociones. Fue hace 15 años o incluso más. No recuerdo exactamente todo, pero el acusado era un croata. Fue acusado de haber participado en el secuestro y la detención de una musulmana. La habían abusado y violado durante meses. Sin embargo, no fue acusado de haber cometido las violaciones. Fue acusado de haber estado presente el día que la mujer había sido llevada al campo de prisioneros. Inicialmente, la mujer había dicho que recordaba a una persona con el pelo oscuro. Pero cuando vio que el acusado tenía el pelo claro, cambió su recuerdo y dijo que había visto a un hombre con el pelo claro.

¿En qué investigación estás trabajando en el momento?

Estoy trabajando mucho con mis estudiantes de posgrado. También he trabajado con Steven Frenda sobre la falta de sueño y los recuerdos falsos. En esencia, parece que aquellos que sufren de falta de sueño son más propensos a la contaminación de la memoria. Creo que la cosa tiene un significado práctico, debido a que los interrogatorios a menudo se producen cuando el entrevistado se encuentra en un estado de privación de sueño. A menudo, los sospechosos son mantenidos despiertos o agotados deliberadamente, en un intento de hacerlos confesar o equivocarse. Esto puede llevar a falsas confesiones. Según el “Proyecto Inocencia” en Nueva York cerca de un cuarto de las condenas erróneas son resultado de confesiones falsas.

La tesis de Steven se centra en otro tema, sin embargo, y es que somos más propensos a aceptar los falsos recuerdos cuando son positivos y nos hacen sentir mejor con nosotros mismos.

¿También funciona al contrario?

A veces sí, si la memoria negativa satisface un determinado fin. Hay un hermoso libro, The Harmony of Illusions, en el que Allan Young explica que cuando fue internado en la sala de psiquiatría de un hospital para veteranos notó que con el empeoramiento de su estado también sus recuerdos se volvieron más aterradores.

En tu opinión, ¿podría ser que nos obligamos a crear recuerdos falsos con el fin de protegernos a nosotros mismos?

Hoy en día, muchos se preguntan por qué Darwin o Dios nos creó con un cuerpo tan propenso a las distorsiones. ¿Con qué fin? Hay estudios que demuestran que recordamos haber tenido mejores notas de lo que realmente fueron, o que fuimos a votar cuando no lo hicimos, o que hemos hecho más trabajo caritativo de lo que ha sucedido en la realidad. Estas deformaciones pueden hacernos vivir una vida más feliz.

Quizás también podrían fortalecer las relaciones sociales. Si todos recuerdan una misma cosa, incluso si el recuerdo está mal, esto podría mantener las relaciones. Y tal vez estas, a veces, son más importantes que la veracidad de los recuerdos.

En efecto, la memoria tiene una función social. Obviamente cuando compartimos los recuerdos se crea un lazo que nos une.

Siempre he apreciado las implicaciones filosóficas de tu investigación. Si la memoria es el principal medio por el cual formamos nuestra identidad, y si los recuerdos son tan falaces, ¿nuestro ser se podría definir alguna vez? ¿Es realmente posible saber quiénes somos a ciencia cierta?

Tal vez no perfectamente, pero a lo mejor eso está bien. Así como tener miopía o cualquier otro problema de visión, lo entendemos, tratamos de resolverlo y, finalmente, lo aceptamos. Sin embargo, muchas personas aún se molestan con mi investigación. Especialmente cuando se trata de abuso sexual. Pero incluso antes de esa etapa, con mi trabajo en la guerra de los noventa, creo que la gente estaba dispuesta a creer que la memoria es así de maleable.

¿Cómo crees que deban manejar la memoria los periodistas, por ejemplo cuando elaboran una narrativa? Habiendo demostrado que diferentes palabras pueden dar lugar a interpretaciones parciales y diferentes.

Bien, en muchos casos no hay manera de saber, en otros sí. Hice un experimento. Le mostré a algunas personas un video de un accidente automovilístico y les pedí que hicieran una hipótesis sobre la velocidad a la que los vehículos iban cuando se habían “tocado” o “chocado”. Y el resultado es que los valores de velocidad asumidos fueron mayores en los casos en los que usé la palabra “chocado”. Una semana después, los mismos sujetos también eran más propensos a decir que vieron el vidrio roto cuando en realidad no era así. Di una conferencia sobre el tema a unos abogados y al final me preguntaron, “¿no hay un libro que explique el efecto que tienen las palabras?” No creo que quisieran ser necesariamente deshonestos, pero en la corte es muy delgada la línea entre una argumentación entusiasta y enmarañar a un testigo.

No hace mucho estuve en Islandia y me acordé de tu investigación. Según las estadísticas, el 54 por ciento de los islandeses creen en elfos. Hablé con muchas de estas personas para un proyecto que estoy haciendo sobre sueños. Muchos afirmaron haber visto y jugado con pequeños duendes. ¿Qué piensas?

No hay necesidad de ir a Islandia. Aquí puedes encontrar fácilmente personas que creen haber sido abducidas por extraterrestres.

También has estudiado los sueños, ¿no?

De las muchas técnicas de terapia en la que me he embarcado, hay algunas que me preocupan un poco. La imaginación guiada, por ejemplo. Cuando te dicen, “¿no recuerdas haber sido abusado? ¿Por qué no cierras los ojos y tratas de pensar en quién pudo haberlo hecho? Porque todos los síntomas coinciden”. Es una técnica que he encontrado en muchos de los registros médicos que he analizado.

Los psicólogos también utilizan el contenido de los sueños y consideran que ese material puede probar que ocurrió el abuso sexual. “Si has soñado con una serpiente, era un pene”. Trabajé con Giuliana Mazzoni para ver si era posible utilizar los elementos de los sueños para hacerle creer a la persona que había tenido una experiencia que realmente no había tenido. En el estudio que hicimos, cualquier sueño era interpretado por un psicólogo clínico como prueba de que en algún momento de su vida la persona en cuestión se había perdido en un lugar desconocido y se sentía muy incómoda.

Así que, ahora que entendemos lo vulnerables que somos a la desinformación, ¿qué se puede hacer? Por ejemplo, ¿cómo deben ser elegidos los testigos?

Eso depende. Muchos testigos no están contaminados y no presentan problemas particulares.

¿Es una cosa a la que se le da demasiado peso?

Yo diría esto: no debemos tomar todos los testimonios como verdaderos. Hay que ir y descubrir lo que hay debajo.