Die Antwoord está por sacar su marca de marihuana legal, un nuevo disco e incendió Internet con una carta en la que Yolandi Visser acusa a David Ayer, director de Suicide Squad, de haberles robado “el estilo”.
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El Escuadrón Suicida no puede ser menos relevante para mí. Sin embargo, lo obvio: Más que el robo de la parte estética, la similitud entre el personaje que desempeña Harley Quinn, la mujer locamente enamorada (literal) y sometida por el Joker, y los roles que juegan Yolandi Visser y Ninja.
Hay un mensaje en el que ambas ideas se cruzan que va más allá de la cuestión estilística del concepto: ambas mujeres son constantemente sometidas y sexualizadas al punto en el que permiten el ejercicio de violencia física y emocional a su persona por parte de una imagen masculina que ofrece algún tipo de protección o estabilidad emocional.
Acotémonos a la parte musical. Die Antwoord no siempre fue Die Antwoord. Ninja y Yolandi nacieron como los alter ego de Watkin Jones y Anri Du Toit, respectivamente, ambos sudafricanos. Antes tenían una banda que se llamaba Max Normal.Tv (y otras que realmente no vale la pena mencionar). Ahí Anri sólo representaba algo así como la asistente personal de Jones, mientras él rapeaba en traje de oficinista y ella soltaba una que otra palabra y beat en la computadora… como el resto de los integrantes de la “banda”.
Eventualmente nace Die Antwoord y adoptan las personalidades de Ninja y Yolandi Visser para volverse todo una representación de la cultura ZEF en Sudáfrica y un referente documental-ficción de la misma. “Documental-ficción”: O sea, toman muchos elementos reales y al mismo tiempos los sobre-explotan hasta el punto en que casi es una parodia, sin ser exactamente una parodia. Lo ZEF, en Sudáfrica, es lo que acá llamamos naco pero chido.
Hasta aquí todo bien. Die Antwoord son una bestia en vivo y, aunque nadie sabe quién es Dj Hi-Tek, ellos como dupla son suficiente para poner en llamas un escenario. Más allá de lo indiscutiblemente cabrón en términos musicales, la discusión va más bien por entender más el mensaje que ha ido de la mano en toda la parte gráfica del concepto. Ya dijimos que estos son personajes ficticios, decir que su mensaje se deslinda totalmente de su persona “real” sería como decir que Snoop Dog y Snoop Lion son personalidades totalmente deslindadas de Calvin Broadus Jr.
El mensaje de control machista y la misogínia que representa para mí Die Antwoord, pasa desapercibido con facilidad dentro de toda la orquesta de ritmos que te taladran el cerebro hasta que inevitablemente llegan a al resto de tu cuerpo para hacerlo bailar y la estética sobreproducida sobre una cultura sobre-explotada en la misma cantidad y el cliché del negrismo africano contra el blanquismo de clase pobre y trabajadora de Sudáfrica. Pareciera que este es el mensaje principal —volvemos a lo naco pero chido—; sin embargo, hay que analizar también cómo se presentan ellos en el papel de Yolandi y Ninja.
En sus videos, DA sobre-explota la sexualidad femenina y el rol que juega junto a lo masculino, un cúmulo de mensajes cruzados que rayan entre el macho alfa y el machista que somete (entendamos que no es lo mismo una cosa que la otra). Puede ser que Yolandi se suelte unas rimas muy cabronas, pero la fuerza real y sus atributos de valor residen en su cuerpo brutal, en su aparente “inocencia” y la forma de obtener lo que quiere o controlar la situación mediante su sensualidad; mientras que en el caso de Ninja, se traduce en su destreza en el micrófono, su fuerza física y la forma que tiene para controlar la situación, siendo a veces una especie de padrote y otras el hermano mayor sobreportector, pero siempre en términos de violencia sexual y física, aun cuando no es él quien la ejecute en todos los casos. Esto, cada vez más constante y explícitamente.
Fueron criticados hasta el cansancio por los mensajes racistas y clasistas en el contenido de su video para “Fatty Boom Boom” del Ten$Ion en 2012. La parodia obvia de la típica gringa ridícula que llega de turista a cualquier pueblo africano de cagada es más que Die Antwoord pitorreandose de cuando Lady Gaga les pidió que abrieran uno de sus conciertos. Para mí, existen dos mensajes que resaltan sobre todo el discurso del video: 1) Tu vagina es asquerosa: cuando ella entra a un consultorio médico y le sacan un bicho rarísimo acompañado de una mucosidad blanca y repulsiva; 2) Lo que te pasa es tu culpa por lo que te pones: cuando un león, literalmente, se la come por su vestido de carne o, figurativamente, la violan por lo que trae puesto. O sea, el ataque a Lady Gaga no es tanto a su calidad musical, como lo es a sus cualidades de ser mujer y usar lo que pinches quiera.
Previo a esto y con un abismo de diferencia entre la crítica a una de las cualidades básicas de ser mujer (la vagina), está la maravilla videográfica bajo el mismo concepto estilístico de la unión entre lo grotesco y lo que está en onda en el video de “Evil Boy” del álbum $O$ del 2010. Acá, por el contrario, rezan: “Mi pene es grande, limpio y fuerte” mientras bailan rodeados de penes enormes de madera: limpios, grandes y fuertes. Para “Cookie Thumper” (Donker Mag, 2014), el mensaje sigue siendo muy obvio, sólo que raya un poco más en lo ilegal pues se trata de una niña de orfanato que se escapa para coger con un bato que vende mota en una esquina.
Desde “Enter the Ninja” de su 5 EP (2010), y lo que están por sacar el 16 de Septiembre: Mount Ninji And Da Nice Time Kid, vemos que todo gira alrededor de cómo él es una absoluta chingoneria y finalmente en control, mientras ella juega simplemente el papel del secuaz que si bien juega una parte importante del concepto, se limita a ser sensual mientras lo alaba semi-desnuda o lo hace brillar por su fuerza y sus cualidades protectoras. Entendamos la parte de la mentira. El obvio cliché de la mujer que se entiende falsamente empoderada por sus cualidades sexuales pero que finalmente se encuentra sometida ante la personalidad del hombre que la protege y quien ha de sentar la pauta final. Elemental como la figura de Harley Quinn al concepto del Joker, pero igual de irrelevante en la historia final. La diferencia es que en este caso sí comparten un hijo.
Ya dijimo que su música es bestial, pero es necesario volvernos más críticos de la música que consumimos como un conjunto de expresiones artísticas que no pueden limitarse exclusivamente a lo que percibimos con los oídos. Decir que algunas canciones de reggaetón y banda son machistas y misóginas pero Die Antowoord no, es complementar un argumento clasista. Que no nos hable de la típica violencia doméstica o el machisimo sexista al que estamos acostumbrados, no es motivo para dejar pasar el mismo mensaje sólo que con una estética más producida, más acorde a nuestra sensibilidad y, por ende, más aceptable. No deberíamos redimir el mensaje final y convertirlo en una sátira o ironía que, finalmente, concluye en su aceptación nada más porque es chido y sexy y con onda.
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