Todo lo que he aprendido sobre el sexo

¡Sexo! ¡Folleteo! ¡Corridas! ¿No es maravilloso? Seguro que te encantaría estar haciendo algo de eso ahora mismo, ¿verdad? Restregar tus genitales húmedos en un movimiento frenético, como un animal en celo. Yo pensaba que lo sabía todo sobre el sexo, pero una de las cosas que tiene esto de madurar es que te das cuenta de lo poco que sabes realmente. ¿Desde cuándo a los heteros les interesa tan poco el analingus? ¿Cómo escoger una buena palabra de seguridad? Y ¿a alguien le gusta de verdad que le metan los dedos?

Quería analizar aquellos aspectos de la sexualidad de los que nunca había oído hablar para mi nueva serie de BBC Three, “The Paris Lees Sex Show”. Sí, has oído bien. La BBC me ha dado un programa para mí sola. Sobre sexo. Yo quería que fuera mucho más obsceno y superficial, pero ellos insistieron en que había que darle un enfoque educativo, para la gente joven y esas mandangas. Cosas de la tele pública. Pero bueno, al final es bastante fuertecillo para los estándares de la BBC. Si no, mira en este vídeo cómo se mueven mis pechos, como si fueran dos globos trémulos llenos de gelatina.

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En cualquier caso, los chicos de VICE querían saber si realmente he aprendido algo con mis pesquisas, y resulta que sí. Si a eso le añadimos el hecho de que llevo una década siendo… bueno, las cosas por su nombre, una buena zorrita, se puede decir que tengo bastante experiencia en esto del sexo. Así que, sin más dilación…

1 Relajarse

Respira hondo, cari. En serio, si hay algo que me ha enseñado la vida es que, si te relajas un poco, eres capaz hasta de sentarte encima de un cono de tráfico. #Estachicapuede

2 Móntate un buen kit de sexo

Me da igual quién seas, tienes que hacerte con uno. De vez en cuando a todos se nos escapan algunos fluidos corporales, ¿no? Pues necesitas un sitio en el que guardar pañuelos, condones y alguna toalla de mano. Unas esposas, quizá. Un dildo. Un machete. En fin, todas tus cosas sexuales. Yo soy superfan de las toallitas húmedas. El otro día las vi de oferta, me volví loca y me llevé un montón de paquetes. De verdad te digo que se te queda el asunto muy fresco con estas toallitas. Y las de aloe vera, ni te cuento. Gracias a ellas he vuelto a ser virgen.

3 Aprecia el valor de la intimidad

En mi vida he tenido varias relaciones íntimas y especiales: con la chica que me hace la manicura, con la peluquera y con la que me hace las cejas. Pero últimamente he madurado y me he dado cuenta de lo genial que pueden llegar a ser las relaciones íntimas de verdad.

Vale, sí, la promiscuidad también es una pasada, pero dudo que sea satisfactoria a largo plazo. Ahora el sexo ocasional lo veo como la comida rápida, y hacer el amor es como cocinar en casa. No me malinterpretes: a veces te apetece comerte un dürum enorme y grasiento del turco de la esquina, pero nunca será comparable a un plato que has preparado con todo el amor del mundo, con sus especias, a fuego lento y blablablá. Quién lo iba a decir, ¿eh? Me he vuelto una romántica…

4 Vía libre

Esto lo aprendí cuando empecé a valorar la intimidad: cuando amas a alguien, casi todo vale. Yo tengo mis preferencias o, lo creas o no, mis límites, pero cuando estás enamorada harías lo que fuera por tu pareja. Y no lo digo como si fuera algo malo, degradante o un signo de dependencia. Lo digo porque es algo bonito y sincero. Como cuando te ves a ti misma haciendo cosas que nunca antes te habían gustado solo porque sabes que a la persona a la que adoras le encantan, y lo gracioso es que ahora a ti también te encantan.

5 Nunca digas nunca jamás

Pese a que mi actitud hacia el sexo es totalmente abierta, no puedo evitar que haya cosas que no me gusten, como ver a gente autolesionándose, y me da a mí que la escatología también queda fuera de mis intereses. Pero hay cosas que en un primer momento me parecían ridículas o desagradables y que no veo tan mal hoy día. Y sé por experiencia que no soy la única.

He conocido a muchos tíos de veinte y treinta y tantos años a los que les ponen las mujeres trans ya sea antes o después de operarse y que diez años atrás habrían jurado que nunca tocarían a una. Pero como en tantos otros aspectos de la vida, la perspectiva sexual va cambiando con el tiempo, a veces de forma drástica. Y no pasa nada.

Supongo que todo esto es para justificar que hace poco he descubierto que me gusta el rollo furry.

6 Fóllame mientras lloro

¿Estamos todas de acuerdo en que no hay nada más cachondo que follar cuando tienes los sentimientos a flor de piel?

7 La gente con discapacidad también necesita correrse

Soy bastante ensimismada, por lo que no había pensado mucho en ese tema, pero desde que empecé a grabar mi serie, me he dado cuenta de que no hay mucho porno para invidentes o personas con discapacidad visual, y eso no mola nada. Existe un libro pornográfico en braille, pero hacen falta las dos manos para leerlo… Muy bien. Los invidentes necesitan más material erótico que resulte atractivo.

8 Está bien tener fantasías

Todos tenemos una fantasía sucia que ni en un millón de años llevaríamos a la práctica, y no pasa nada. Creo que todos necesitamos tener acceso a esa fantasía de vez en cuando. Aunque te ponga mucho la persona con la que estás, aunque la ames desesperadamente y no puedas sentir más atracción por ella, a veces necesitarás pensar en Lo Tuyo para correrte.

No quiero saber qué es lo tuyo exactamente, ni a ti te importará qué es lo mío, aunque si te interesa mucho saberlo, tiene que ver con un chubasquero transparente y una chica con la que fui al instituto en una noche ventosa, y con seis bomberos cachondos y una galleta de perro. Hasta ahí puedo leer.

9 Tres son multitud

Cuando te enrollas con alguien, siempre dices que quieres hacer un trío, aunque lo más probable es que no lo hagas. No digo que los tríos no molen o que las parejas estables no deban probarlos, pero los tríos los carga el diablo. A mi modo de ver, lo ideal es quitarse el mono de tríos en tu época de zorreo, pero oye, que estamos en 2016. Haz lo que te dé la gana.

10 Hazte pruebas

Dios sabrá por qué, pero nunca he cogido la gonorrea. Y eso que lo hice dos veces sin protección, en un callejón detrás de un centro comercial con un camello que se parecía al que lleva lentillas de los So Solid Crew. Pero fui una idiota. Usa siempre condón. No queremos que pilles una horrible enfermedad de transmisión sexual, como la gonorrea o un bebé. Hablando de bebés…

11 Ya va siendo hora de hablar de educación sexual sin tapujos

La mayoría de programas de educación sexual no te preparan para la realidad y las responsabilidades de la vida. ¿Cómo dices? ¿Que si metes un pene en una vagina, la mujer se puede quedar preñada? ¡¿Cómo iba yo a saberlo?! Sí, los niños tienen que aprender cómo funciona la reproducción, pero también hay que enseñarles el concepto de “sexo consensuado” si es que queremos acabar con la violencia sexual de una vez por todas; hay que fomentar el respeto por los límites de cada uno para ahorrarnos muchos traumas y mucho sufrimiento.

Cuando yo iba al instituto, nos pusieron una película en la que se nos decía que un día tendríamos que lavarnos las axilas más a menudo, que nos crecería vello ahí abajo y que la masturbación podía ser muy agradable. Todo eso ya lo había aprendido yo solita a los 14 años, así que muchas gracias por nada. En cambio, nunca se nos dijo que no pasa nada por ser gay, o bi, o por no apetecerte el sexo.

12 No des la espalda a los aromas

Las axilas me ponen. No estropees su encanto con desodorante barato. Limítate a mantenerlas limpias. Eso es importante. Una vez vi un vídeo sobre eso. Una vez también oí que se supone que deberíamos sentirnos atraídos por el olor que despiden otros humanos. Supongo que es verdad.

13 Deja a un lado tus complejos

Deja de preocuparte. Si tu pareja sexual está contigo es porque le gustas. O porque está muy cachonda y no encuentra nada mejor. En cualquier caso, ¡disfrútalo, joder!

14 El látex mola

El látex me pone. Mira qué vestido llevaba a principios de marzo:

Y mira el que llevaba a finales de marzo:

Me sabe mal, Kim West Latex.

15 El arte de las mamadas

Ah, las chupadas. Para esta voy a citar a Samantha, de Sexo en Nueva York: “Colocación de los dientes, relajación de la mandíbula, succión y contención del reflejo de náusea. Y subir y bajar la cabeza todo el tiempo mientras gimes e intentas respirar por la nariz. ¿Fácil? Cari, no en vano los anglófonos lo llaman blowjob, porque es un trabajazo.

§

Y eso es todo. Seguramente seguiré cometiendo los mismos errores una y otra vez durante los siguientes 50 años, pero espero que al menos mis conocimientos te sirvan a ti de algo. ¡Feliz follada!

@parislees

Traducción por Mario Abad.