Hasta ahora, todas las veces que he ido a la manifestación Nuit Debout, salgo decepcionado. Las pocas veces que he ido, parece más como una reunión masiva de hippies perdidos que un auténtico movimiento de protesta. Pero, al mismo tiempo, estoy consciente de que la gente que organiza la Nuit Debout lo hace por las razones correctas.
Nuit Debout es un movimiento de protestas anticapitalistas diarias que empezó el 31 de marzo de este año en la Place de la République en París. El movimiento es una respuesta a la crisis social y económica que vive Francia desde hace algunos años. Pero lo que encendió la llama de las protestas fue el anuncio de una nueva ley laboral aprobada por la ministra de trabajo Myriam El Khomri, un acto que los manifestantes interpretaron como el fin de la protección del trabajador francés.
Videos by VICE
El movimiento Nuit Debout es un reminiscente de Occupy y otras protestas similares que se han propagado por todo el mundo en los últimos años —como el movimiento Indignados de la Puerta del Sol en Madrid en 2011 y la generación 700 Euros en la Plaza Sintagma en Atenas—. Como estos movimientos, Nuit Debout quiere organizarse sola y de forma orgánica, sin un líder. En sus asambleas generales encontramos normalmente a partidarios militantes del Frente de Izquierda, el partido Los Verdes, sindicalistas, activistas comunitarios y estudiantes. Los manifestantes quieren trabajar dentro de una democracia directa y horizontal, y no sólo se oponen a la nueva ley del trabajo, sino también a las instituciones políticas actuales y al sistema económico en general. Nuit Debout se ha extendido a otras ciudades de Francia e incluso ha aparecido en Bélgica, España, Alemania y Portugal.
En teoría, la índole política y social de Nuit Debout —así como su ambición a la democracia horizontal— es la esencia del movimiento. Pero en la práctica, esta misma índole hace que su rumbo sea confuso; es inevitable preguntarse si realmente es un nuevo movimiento revolucionario o no es más que una reunión idealista. Por ahora, los cientos de personas que se reúnen cada noche desde finales de marzo no han tenido ningún impacto. Cuando Le Figaro —el periódico de derecha más leído en el país— hizo una encuesta a sus lectores sobre si creían que el movimiento Nui Debout iba a durar, el 67 por ciento dijo que no. En el mismo periódico, el autor del libro Don’t help yourself, the state will help you escribió un artículo de opinión llamado “Nuit Debout: Dawn of the hipsters”.
Volví a la Place de la République para ver cómo era el ambiente unas semanas después del comienzo de las manifestaciones. Los manifestantes de Nuit Debout son jóvenes blancos que estudian la preparatoria o la universidad, revolucionarios pasivos, progresistas, humanistas y algunos inadaptados. Después de recorrer el lugar de la manifestación, no pude evitar sentir que los jóvenes —que son los que más sufren por el sistema francés actual— no están participando en este movimiento. Por ahora, todo está bastante tranquilo y no necesariamente hay un sentimiento de revolución en el aire.
La zona de protesta se divide en dos: en un extremo hay un “rincón del orador”, que es donde la gente participa en una sesión política de micrófono abierto. El otro extremo parece un circo. Hay personas haciendo slackline, actores amateur presentando una obra con tintes políticos, show de fuego, malabaristas y un círculo de percusionistas. La línea que divide estos dos espacios se compone de algunos chicos haciendo un picnic sobre el cemento.
En la esquina del orador, las personas estaban tratando de solucionar todo lo malo en el mundo pero era evidente que había muchos errores por corregir —demasiados para un grupo de manifestantes mal organizados—
En el centro de la plaza, la gente vagaba como si estuviera en un festival y se detenía aquí y allá para comprar una salchicha a la parrilla o ver alguna de las obras de teatro. En la esquina del orador, las personas estaban tratando de solucionar todo lo malo en el mundo pero era evidente que había muchos errores por corregir —demasiados para un grupo de manifestantes mal organizados—. Unos oradores luchaban por los derechos de la mujer, otros argumentaron que deberíamos tener una democracia sin partidos políticos y otros más exigían el fin de la agresividad en internet. Y está bien, las tres son causas nobles.
Sin embargo, esta gama tan amplia de exigencias podría limitar el impacto del movimiento, dado que un mensaje tan dividido no va a dejar sin dormir a los que tienen el poder. Nuit Debout revela un problema político: es una reunión de personas que quieren decir algo importante sobre esta cuestión política pero sigue siendo sólo un despertar político, no una fuerza revolucionaria.
Esto no quiere decir que Nuit Debout no sea un espacio social importante. Por lo que vi y escuché, la Ley El Khomri es un tema de discusión constante en la Plaza. Pero lo que realmente une a las personas es la frustración general en las políticas de derecha del gobierno supuestamente izquierdista del presidente Hollande.
En una entrevista transmitida por televisión el 9 de septiembre de 2012, François Hollande, se fijó una meta propia: revertir “la tendencia de desempleo en el plazo de un año”. Sin embargo, para el año 2014, el desempleo había aumentado a más de 5 millones de personas tan sólo en el área metropolitana de Francia. Este año, el desempleo volvió a aumentar y los jóvenes son los más perjudicados por esta tendencia. Uno de cada cuatro franceses menores de 24 años no tiene trabajo.
El primer mandato de Hollande todavía no termina y muchos de sus partidarios de izquierda —los trabajadores, los funcionarios públicos y las personas menores de 30 años— ya sienten que les dio la espalda. Los jóvenes y los votantes de la clase trabajadora en las zonas que apoyaban al Partido Comunista ahora están votando por el Frente Nacional de extrema derecha.
Los votantes franceses de izquierda sienten que Hollande tuvo un cambió de postura, abandonó sus valores de izquierda —por ejemplo, cuando canceló 30 mil millones de euros en las cargas sociales o cuando se planeó un recorte de 50 mil millones de euros en el presupuesto público—. Los votantes sienten que ahora su prioridad es el apoyo a las empresas por encima del apoyo a la clase media, algo que lo aleja todavía más del socialismo francés.
Relacionados: El futuro de la protesta según VICE
Además, Hollande tomó una serie medidas de seguridad polémicas después de los ataques terroristas en París el pasado 13 de noviembre. Su proyecto de ley donde proponía quitar la nacionalidad francesa a los posibles terroristas fue el más controversial dentro de la izquierda francesa; el ex presidente de derecha, Nicolas Sarkozy, y el líder del Frente Nacional, Marine Le Pen, hicieron la misma propuesta inmediatamente después de los ataques.
Dada la ira y la decepción en torno a las políticas de este gobierno, no es ninguna sorpresa que haya surgido un movimiento como Nuit Debout. Es fácil burlarse de las obras de teatro y los círculos de percusionistas pero al menos estas personas están saliendo a la calle para expresar sus opiniones. Conozco a muchos jóvenes que se identifican como de izquierda pero que en realidad son vagos apolíticos cuya mayor preocupación es su propio desarrollo, éxito y finanzas. De hecho, yo soy uno de ellos. Una generación de vagos apolíticos no va a cambiar nada. Por eso es bueno saber que existe una nueva generación que lucha por lo que cree. Y si para eso tiene que haber malabarismo, que así sea.