Artículo publicado originalmente por Tonic Estados Unidos.
En 2011, la actriz Leslie Bibb fue con Conan O’Brien y describió haber visto a un perro en una peluquería con unos pequeños moños en el pelaje. “Voy a golpearlo, es demasiado adorable”, dijo.
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También sintió algo parecido cuando vio a la linda bebé de una amiga, que era “solo ojos, era casi idéntica al pájaro Tweety”, dijo. “Voy a golpear a esa bebé, me vuelve loca, es muy linda”.
“Entonces, cuando dices que quieres golpearla…”, dijo O’Brien.
“Es como decir, me encanta”, explicó Bibb.
Es una experiencia con la que es muy fácil identificarse: al ver algo muy lindo, solo quieres apretarlo o estrujarlo. Pero también es una expresión intrigante de emoción, al menos eso es lo que pensó la investigadora de emociones Oriana Aragón cuando vio ese segmento del programa de O’Brien.
Más tarde, cuando Aragón habló al respecto con su padre, él preguntó: ¿no es igual que cuando un abuelo dice “Te voy a comer y a pellizcar las mejillas?”, o cuando un amigo dice: “Ay, es tan lindo que quiero morderlo?”. Entonces, al darse cuenta de que podría tratarse de un fenómeno mayor, Aragón decidió estudiarlo en el laboratorio.
En un artículo publicado en 2015, lo llaman “agresión linda”: ese abrumador deseo que sientes de aplastar, morder o estrujar cosas lindas, pero sin realmente querer lastimarlas.
En un nuevo artículo publicado esta semana en Frontiers in Behavioral Neuroscience, otro grupo de investigadores abordaron la agresión linda, y observaron lo que ocurre en el cerebro durante este sentimiento.
Descubrieron que tanto la emoción como las redes de recompensa en el cerebro están activas durante la agresión linda, y sus hallazgos podrían aportar evidencias que respaldan una de las teorías originales de Aragón sobre por qué ocurre la agresión linda: es una manera de lidiar con emociones abrumadoras de ternura, para que así la ternura no nos incapacite por completo.
Hablando evolutivamente, no sería bueno que nos sintiéramos completamente abrumados por la ternura. Hay muchas evidencias que demuestran que la razón por la que pensamos que las cosas son lindas es para provocar una respuesta de atención y cuidados. Un etólogo austriaco llamado Konrad Lorenz ideó el término esquema del bebé en 1943 para describir las características que nos parecen lindas en los bebés y que nos hacen querer cuidarlos. El esquema del bebé se define por caras redondas, frentes grandes, ojos grandes y mejillas rellenas. Cuando vemos estas características, algo en nosotros nos hace interesarnos, y profundamente.
“No es fácil ser padre, y creo que hay mucho que decir sobre la base evolutiva de pensar que algo es tan lindo que solo quieres cuidarlo a pesar de todo”, dice la psicóloga Katherine Stavropoulos, profesora asistente en UC Riverside y primera autora del nuevo artículo. “Creo que es una respuesta muy instintiva, casi visceral: solo quiero protegerlo y asegurarme de que esté bien.
El esquema del bebé se extiende más allá de los bebés humanos: las imágenes de animales bebés son percibidas como más lindas que sus versiones adultas. Es posible que esto haya desempeñado un papel relevante en la forma en que hemos domesticado a los perros para tener cabezas y ojos grandes, incluso cuando crecen.
Un estudio de 2010 descubrió que cuando los investigadores modificaban la forma de los autos para tener características más similares a las de los bebés, haciendo cosas como agrandar los faros para imitar los ojos grandes, encoger la parrilla para emular una pequeña nariz, los participantes tuvieron respuestas más positivas hacia los autos con cara de bebé que hacia los autos “adultos”.
La agresión linda es un ejemplo de la expresión dimorfa de la emoción, me dice Aragón, lo que significa que una persona está sintiendo una emoción fuerte pero expresa lo contrario, como cuando uno llora estando feliz o ríe estando triste.
Si lo piensas bien, como lo hizo Aragón, no tiene mucho sentido. ¿Por qué las personas, cuando sienten algo intenso, de repente expresan una emoción diferente? ¿Eso no es confuso para los demás? En el trabajo original sobre agresión linda, Aragón y sus colegas plantearon la hipótesis de que tal vez la agresión linda y otras expresiones dimorfas de la emoción existen para ayudar a regular esos momentos emocionales positivos que son abrumadores.
Aragón descubrió que cuando le mostraba a la gente fotos de bebés y animales lindos, había una relación entre sentirse abrumados por los sentimientos positivos y la presencia de la agresión linda.
Aún así, Stavropoulos quería saber más sobre qué estaba sucediendo exactamente en el cerebro de una persona al sentir la agresión linda. Ella estudia el sistema de recompensa en el cerebro y pensó que éste podría estar involucrado. (Estudios anteriores han demostrado que cuando a las mujeres que nunca habían tenido bebés se les mostraban imágenes muy manipuladas de bebés súper lindos, aumentaba su actividad en el núcleo accumbens, una parte del cerebro importante para el sistema de recompensas).
“El estudio anterior [de Aragón] estableció todo esto, fueron los primeros en demostrar que este fenómeno era real”, me dice Stavropoulos. “Pero como todo estaba basado en el comportamiento, en realidad no teníamos idea de qué sistemas estaban involucrados.
Stavropoulos y sus colegas hicieron que 54 adultos miraran imágenes de animales y bebés lindos y un poco menos lindos, mientras registraban la actividad eléctrica del cerebro a través de un gorro EEG, que registra las neuronas que se disparan desde la superficie del cuero cabelludo. De esta actividad eléctrica, se puede inferir en qué parte del cerebro se está formando esa activación.
Las personas observaron cuatro categorías de imágenes en orden aleatorio, las categorías fueron: animales bebés lindos, animales adultos menos lindos y bebés lindos y menos lindos. Hubo ocho fotos de bebés, dos niñas y seis niños, y los participantes vieron dos versiones de ellos. Una donde la belleza fue potenciada: los ojos y mejillas eran más grandes, y otra donde los bebés no se veían tanto como bebés; tenían ojos más pequeños y mejillas más delgadas.
Cuando los participantes vieron cada grupo de imágenes, se les preguntó qué tan lindos consideraban que eran y si sentían componentes de agresión linda como “Quiero decir, ‘Quiero comerte’, o ‘Quiero decir, ‘Grr’”. También les preguntaron qué tan abrumados se sentían, si tenían pensamientos como “No puedo soportarlo”, “No puedo con esto” o “Estoy abrumado por cuan positivo me siento”.
En las grabaciones del EEG, los investigadores vieron actividad cerebral asociada con actividad en el sistema de recompensa y en el sistema de emociones, lo que confirma la hipótesis de Stavropoulos de que las redes de recompensa están involucradas en la agresión linda.
El sistema de recompensas tiene que ver con la motivación y cuánto deseas algo. Está involucrado en los sentimientos positivos y el placer, pero no solo el placer por sí mismo te hace querer eso en especial otra vez. Es un poco diferente de ver solo la actividad en la red emocional. El sistema de emociones puede reflejar todo tipo de experiencias emocionales, no solo el placer, sino también la ira, el disgusto y la tristeza.
Para el sistema de emociones, descubrieron que había una relación entre cuán fuerte era la actividad emocional del cerebro, lo abrumada que una persona decía sentirse y la presencia de la agresión linda. Sugiere que cuando alguien siente una respuesta emocional, eso no lo lleva directamente a la agresión linda. Primero tiene que pasar por sentimientos abrumadores, y luego ya tendrá lugar la agresión linda.
Vieron algo similar en el sistema de recompensas: la cantidad de actividad de recompensa en el cerebro se relaciona con lo linda que una persona considera una imagen (en una escala del 1 al 10) y lo abrumada que se sienta. Las personas que pensaban que las cosas eran realmente lindas y se sentían abrumadas, tenían una fuerte relación entre la respuesta de recompensa del cerebro y la agresión linda.
En conjunto, Stavropoulos piensa que la actividad cerebral apoya las hipótesis originales de Aragón: cuando las personas se sienten abrumadas por lo lindo que es algo, la agresión linda entra en juego.
“Esta podría ser la manera en que nuestro cerebro dice, ‘Relájate’. Regúlalo. Respira hondo”, me dijo Stavropoulos. “No puedes quedar incapacitado por lo lindo que es algo, porque si ocurre, ya no puedes cuidarlo”.
Stavropoulos y Aragón concuerdan en que se debe hacer más investigación antes de que podamos decir definitivamente que esta es la razón de la agresión linda. Todavía es posible que la agresión linda sea la forma en que expresamos las emociones cuando se vuelven lo suficientemente intensas, y que no tenga un propósito regulatorio. O bien, que las personas que experimentan la agresión linda sean inherentemente más flexibles en sus expresiones emocionales.
Solo un subconjunto de personas padecen agresión linda, no todas. Pero curiosamente, Aragón dice que es algo que se puede ver a través de la cultura. En su trabajo, hizo una encuesta sobre los idiomas en todo el mundo y preguntó si había una palabra en otras culturas que significara algo así como “tan lindo que necesito estrujarlo”, de una manera lúdica.
“En muchos idiomas alrededor del mundo, de hecho sí tienen una palabra para eso”, me dice Aragón. “Mientras que nosotros decimos, “es tan lindo que quiero estrujarlo”, otros tienen una sola palabra y significa “eres tan lindo que quiero lastimarte”. Además, dice, tanto en el nuevo documento como en el de 2015, no se encontró que la agresión linda tuviera que ver con el género, tanto hombres como mujeres son susceptibles a ella.
Es una emoción poderosa y a menudo ineludible, incluso para aquellos como Aragón que la estudian. Pensarlo críticamente no le ha ahorrado la experiencia. El otro día, Aragón dice que vio la foto aérea de una ballena en el agua y pensó: “Ah, sí, es una ballena”, y no le importó mucho. Peto entonces, vio otra foto con la misma ballena, pero estaba al lado de su madre. La ballena madre hacia ver a la otra muy pequeña en su tamaño.
“Tan pronto como vi eso en perspectiva de tamaño, que se trataba de una versión bebé de una ballena, de pronto se tornó adorable”, dice. “Cuando entendí que era una versión bebé, surgió todo eso de la lindura y, de repente, todos esos mecanismos de atención y cuidado se activaron. Y me dije: ‘Por supuesto que queremos proteger a ese bebé, por supuesto que queremos asegurarnos de que el bebé tenga todo lo que necesita’”.