Artículo publicado originalmente por Tonic Estados Unidos.
La microdosis de hongos alucinógenos podría volverte más creativo
Cuando uno toma pequeñas cantidades de psicodélicos, como hongos alucinógenos o LSD, uno no experimentará alucinaciones ni se sentirá particularmente drogado. Pero anecdóticamente, las personas que toman microdosis dicen que ingerir estas drogas de esta manera puede llevar a mayor concentración, más creatividad, e incluso ayuda a la depresión.
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Sin embargo, ha existido muy poca investigación respecto a la microdosis, y los primeros estudios de estas sustancias hasta ahora están empezando a despegar. La primera prueba controlada con placebo de microdosis de LSD comenzó en septiembre de este año, y ahora un nuevo estudio en Psicofarmacología investigó los efectos de pequeñas cantidades de hongos alucinógenos en las diferentes habilidades cognitivas.
Al rededor de 0,37 gramos de trufas mágicas fueron dados a 36 personas a quienes se les realizaron tres exámenes: pensamiento convergente, proposición de múltiples soluciones a un problema; e inteligencia fluida, la habilidad de resolver nuevos problemas, dice Luisa Prochazkova, una estudiante de doctorado en la Unidad de Psicología Cognitiva en la Universidad Leiden y primera autora del estudio.
Tanto el pensamiento convergente como divergente son importantes para la creatividad, y la inteligencia es importante para el pensamiento analítico. Los investigadores encontraron que después de la microdosis el pensamiento convergente y divergente mejoró, pero la inteligencia permaneció igual.
Otros estudios han indicado que los psicodélicos podrían hacerlo a uno más creativo, pero era intrigante la forma en que tanto el pensamiento convergente y divergente mejoró, me dice Prochazkova. “Dado que ese pensamiento convergente y divergente es comúnmente ajeno y afectado por diferentes factores, nos sorprendimos al descubrir el mismo impacto positivo en ambos tipos de pensamiento”, dice. “Nosotros especulamos, en el análisis post hoc, que las grandes dosis de psicodélicos no podrían inducir un modo de función cerebral ultra-flexible sino en cambio a un colapso de procesos más racionales, mientras que la microdosis podría llevar al funcionamiento cerebral a un balance óptimo entre la persistencia y la flexibilidad”.
Además de solo mejorar el rendimiento cognitivo, aumentar el pensamiento flexible podría un día ayudar a las personas con depresión o TOC dado que ambos desórdenes sufren de patrones de pensamiento rígidos. El estudio no fue cegado, y no había un grupo de placebo, así que Prochazkova dice que necesita hacerse más trabajo antes de que podamos prescribir la microdosis a cualquier persona.
Pero “uno podría especular que las ocupaciones creativas podrían beneficiarse de la microdosis, mientras este no es necesariamente el caso para ocasiones en las que se requiere pensamiento analítico y concentración persistente”, dice. “Sin embargo, esta especulación necesita primero soportarse por diseños más rigurosos con placebo controlado, que estaremos usando en estudios venideros”.
¿Podemos inducir la hibernación en los humanos?
Cada año, cuando el clima se vuelve más frío y me despierto en una habitación completamente negra, me siento vagamente celosa de los animales como los osos, murciélagos, zorrillos o marmotas—ellos (y muchos otros) hibernan durante la temporada de invierto, usualmente por meses sin parar.
Sin embargo, la hibernación no es realmente una noche de sueño larga, es una duración extensa de algo llamado letargo—una reducción controlada del ritmo metabólico que reduce las necesidades enérgicas y permite a un animal pasar períodos prolongados sin comer. Cuando un animal entra en letargo, su temperatura corporal disminuye a tan solo un poco sobre la temperatura ambiente, y no lo compensan al generar calor (digamos, al tener escalofríos).
Los humanos no hibernan, y puede ser porque desarrollamos otras formas de lidiar con el invierno y la escasez de comida. (De hecho, estados profundos de sueño y meditación reducen las exigencias enérgicas y la temperatura corporal de maneras similares al letargo, pero en un grado mucho más bajo).
Pero, ¿qué si pudiéramos? Existen pocos escenarios en que el letargo podría ser realmente útil—contextos médicos como derrame, paro cardíaco, y pérdida de sangre, o incluso un escenario más dramático: humanos viajando al espacio.
“Los tripulantes en letargo sintético consumirían menos comida, agua y oxígeno, reduciendo las demandas de las capacidades limitadas de masa y volumen de la nave espacial”, dice Hannah Carey, una profesora en el Departamento de Biociencias Comparadas en la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad de Wisconsin . “El letargo sintético también podría ofrecer protección de la radiación ionizante del espacio profundo (+50.000 millas a distancia de la Tierra), que quizás es el mayor peligro de salud para los tripulantes. Y el letargo sintético podría ofrecer a los tripulantes un hiato de lo que posiblemente es un ambiente psicológico demandante”.
En una conferencia reciente de la Sociedad Psicológica Americana, Carey y un grupo de investigadores expusieron lo que sabemos del letargo en los animales, y cómo posiblemente podríamos inducirlo en humanos algún día.
Las investigaciones recientes sugieren que las neuronas en dos áreas del cerebro, la región del rafe pálido y el hipotálamo, son importantes para iniciar el letargo en los animales, me dice Carey. Las neuronas en el rafe pálido controlan la grasa parda, que genera calor. Esas neuronas serían apagadas durante el letargo, así que los investigadores están investigando la manera en que los animales hacen eso. El hipotálamo es el hogar de neuronas que sienten la temperatura corporal y los almacenamientos de energía corporal, que también es importante durante el letargo. Descubrir exactamente lo que están haciendo estas dos regiones del cerebro durante la hibernación de animales y cómo son reguladas podría llevar a métodos para inducción en humanos.
“Por ejemplo, un cóctel de drogas que apunta al centro de control del cerebro para reducir el ritmo metabólico e inhibir la inclinación natural del cuerpo a aumentar la producción de calor podría inducir y prolongar estados de letargo sintético”, dice Carey. “Este cóctel podría ser administrado luego de una fase preparatoria que podría incluir intervención nutricional para imitar la forma en que los animales en la naturaleza se preparan para la temporada de hibernación y/o estados meditativos profundos que reducen el ritmo cardíaco, la respiración, y otros procesos relacionados con el metabolismo”.
Lo qué pasa cuando los adolescentes dejan de fumar marihuana por un mes
No es un secreto que los adolescentes fuman marihuana, y encuestas evidencian que su uso diario está incrementando entre los jóvenes de octavo y doceavo grado. Pero ser un adolescente no solo es una época en la que uno es irreverente con los padres, también es una época crucial para el desarrollo cerebral y los investigadores se están preguntando por los efectos del cannabis durante ese tiempo.
El cerebro continúa desarrollándose hasta al menos los 25 años de edad, dice Randi Schuster, director de Neuropsicología en el Centro para la Medicina de Adicción en el Hospital General de Massachusetts (MGH). “Por lo tanto, aunque muchos estados avanzan con la creación de mercados comerciales legalizados de cannabis, es urgente que entendamos cómo el uso temprano impacta la habilidad de aprender de los jóvenes”, me dice.
El THC, que es el componente en el cannabis que de hecho lo hace sentir a uno drogado, apunta a los receptores en el cerebro llamados receptores CB1. Estos receptores también están concentrados en las áreas del cerebro que son las menos desarrolladas durante los años adolescentes, y son importantes para la memoria y las habilidades de pensamiento.
En 2016, Schuster y el equipo de investigación del MGH encontraron que los adolescentes de 16 años y menos que fumaban marihuana tenían dificultades para aprender nueva información, pero aquellos que tenían 17 años y más, no las tenían. Y en un nuevo estudio en el Journal of Clinical Psychiatry, los mismos investigadores observaron qué pasaba en el aprendizaje y memoria de las personas cuando dejaron de fumar durante un mes. Es uno de los primeros estudios que investiga cómo las funciones cerebrales cambian luego de dejar de fumar marihuana.
En el nuevo estudio, encontraron que renunciar a fumar ayudó a los jóvenes a mejorar en el aprendizaje de nueva información; lo cual es muy importante en la escuela. “Estos descubrimientos sugieren fuertemente que abstenerse del cannabis ayuda a los jóvenes a aprender, mientras que continuar con el uso del cannabis podría interferir con el proceso de aprendizaje”, dice Schuster.
Ahora están realizando un estudio de seguimiento, que observará otros tipos de memoria y cognición, así como si la manera en que la longitud del tiempo en que un adolescente ha fumado impacta en la cantidad de afectaciones que sufre. “Esta es una pregunta muy importante y una que estamos investigando en nuestro estudio de seguimiento”, me dice Schuster. “Aunque, lo que vemos aquí es que incluso los consumidores de fines de semana de cannabis podrían beneficiarse de la abstinencia”.