La falta de producción y empleo limita la circulación de dinero “oficial” dentro de un país, por ello la creación de monedas alternativas ayuda en las comunidades activando la economía.
A diferencia del trueque, donde la mercancía es la materia de intercambio, las monedas alternativas son aceptadas y emitidas por los proveedores de bienes y servicios pertenecientes a las comunidades que crean la moneda o como en el caso del bitcoin, incluso se pueden comprar con dólares y euros.
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En 2010, en el municipio de Espinal en la sierra de Veracruz, una parte de los proveedores decidió desafiar el sistema monetario nacional y crear su propia moneda de intercambio: el tumin. Cada unidad de esta moneda equivale a un peso. “El tumin, se conformó con una pequeña comunidad de socios proveedores de bienes y servicios que permiten cubrir parte del costo con ellos”, comenta Norma Guerrero Castellanos, habitante de Espinal y usuaria del túmin. “La moneda ha sido tan exi- tosa que incluso ya cuenta con socios en los estados de Oaxaca, Puebla, Chiapas y el Estado de México”, afirma.
La postura oficial del Banco de México es de rechazo, ya que los activos son mecanismos de almacenamiento e intercambio sin respaldo, por no tratarse de una moneda legal; sin embargo, el tumin es una respuesta a la crisis económica del sistema capitalista, surgiendo como un mercado opcional que se basa en el apoyo mutuo y la solidaridad y cuenta con casi quinientos socios.