Cuando Roger Logan empezó a notar algo que crecía extrañamente en su bajo vientre hace 15 años, fue a visitar a su doctor en Gulfport, Mississippi. El doctor le echó un ojo, le dijo a Logan que era “simplemente grasa” y le mandó de vuelta a casa según afirma el Bakersfield Californian.
Pero no era simplemente grasa, era un tumor benigno y estaba creciendo. Conforme pasaban los años, eso aquello que le había crecido continuó hinchándose hasta que Logan quedó básicamente confinado en un sillón sin poder hacer prácticamente nada más. Llegó incluso a no poder atender a su tienda de antigüedades ni a trabajar en la granja de su familia. Entonces fue cuando Logan decidió consultar a un especialista de Indianapolis, quien le dijo que necesitaría cirugía para quitar aquel bulto, pero que se trataba de un procedimiento muy peligroso ya que había un 50% de posibilidades de que no sobreviviese.
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Después de un intento fallido hace un año, Logan estaba tan abatido que dejó de comer y de beber agua hasta el punto de que tuvo que ser ingresado en el hospital por fallo hepático y deshidratación. En ese momento, la mujer de Logan, Kitty, empezó a buscar médicos para que le quitasen de una vez por todas aquello. “Ella no dejó de intentarlo. No me dejó dejar de intentarlo”, explicó Logan al Californian.
Finalmente, Kitty encontró a un doctor en California, el Doctor Vipul Dev, quien había realizado cirugías similares en el pasado y quien aceptó operar a Logan. Todo lo que les quedaba por hacer a ellos era ingeniárselas para atravesar los 3218 kilometros que les separaban del Bakersfield Memorial Hospital donde Roger iba a ser atendido. Algo que consiguieron a través de uno de los miembros de su congregación religiosa, quien les prestó un pequeño avión, aunque Logan tenía que ir en la zona de carga.
Después de eso, Logan consiguió someterse finalmente a la cirugía la semana pasada y el doctor Dev pudo extirparle el tumor de casi 60 kilos que había monopolizado la vida de Logan durante más de una década. Dev dijo que el tumor probablemente se debía a un pelo interno que se había acabado infectando y que, eventualmente, había llegado a la sangre, creciendo tanto que había ocupado el espacio entre las piernas de Logan, impidiéndole caminar.
“Yo lo solía comparar con colgarse alrededor del cuello tres bolsas de cemento y caminar con eso todo el día”, le dijo Logan a KBAK.
Aún le quedan dos semanas de recuperación en el hospital antes de volver a Mississippi, donde podrá andar, pescar y llevar sus negocios de nuevo. En lo que respecta al sillón, Logan ha dicho que se deshará de él en cuanto pueda.