Música

Un dude en Twitter nos recordó del machismo implícito en los festivales de música en México

Entonces abro este link que varios amigos me pasan: “Mira wey, pinches feminazis neta qué hueva, ahora hasta por festivales la hacen de pedo”. En el mismo, espero encontrarme una manifestación durante Coachella, alguna clase de marcha con motivo de Primavera o hasta un frente en contra de Glastonbury o SXSW, ¡qué se yo! Algo, algo que justificara que una vez más, otro “buen amigo” a quien considero “buena persona”, utilice el chingado tag de “feminazi” que tanto odio y que genera un ruido innecesario cuyo objetivo real es distraer la atención de lo relevante

Pero no… El link no es ni un video ni una convocatoria y mucho menos un post generado por una mujer. El usuario de Twitter se hace llamar “bull nene” bajo el tag de @danbajal y lo único que hizo, fue señalar la poca participación que se le ofrece a las mujeres en los festivales de música en este país. Puso un primer tuit, que después corrigió y es el que ponemos abajo.

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Iniciemos con esta terrible frase que odio pero que aquel junior que agredió a un ciclista y policía en Félix Cuevas, tuvo bien a decir porque desafortunadamente es verdad: “Estamos en México, we”.

Estamos en México y, para empezar, los festivales de música tienen ¿Qué? ¿Unas dos o tres bandas mexicanas por lineup? Ni el Vive Latino que se supone es “latino”, le da importancia a las bandas latinas, a menos de que sean viejas leyendas argentinas del Rock en tu idioma (sinfónico), y uno que otro colado que Intolerancia (quienes acuden más a bandas colombianas y venezolanas anyways) y Superbookers (chingones) metan.

Pero en general y para empezar, el mexicano -sea mujer o no- no es bienvenido en sus propios festivales ¿Por qué menciono esto? ¿Será porque como hombre me urge a la de ahuevo incluirme en una temática que es evidentemente exclusiva de mujeres? ¿Seré ese wey? ¿Esa clase de persona que no importa la desgracia, ahuevo tiene que meterse a sí mismo para victimizarse también?

Esperen, ahí les voy:

Ustedes que piensan que “nambre, las mujeres exageran cainal, a nosotros también bla bla bla y ble ble ble”, sólo reconsideren lo que acabo de mencionar; si a los músicos mexicanos de por sí, no les dan cabida en festivales hechos en su propio país, a las artistas, compositoras y personajes femeninos dentro de la música mexicana, MENOS, y eso es un fact, aunque te duela, aunque te pique y aunque tus células machitas digan “Mmmta che femichairo, seguro escribe esto para ligar”.

Digan lo que quieran, hoy por hoy las mujeres en la música mexicana, tienen menos oportunidades que los hombres.

A inicios de este año, un segmento titulado “Sala de Espera” en MeHaceRuido liberó un artículo sumamente interesante que se llamaba “¡Vamos al Vive Machito!“, pieza que a través de porcentajes indicaba la cantidad de mujeres que participaban en los festivales de música mexicanos, evidenciando lo obvio y aplaudiendo a la única iniciativa que desde el día uno se ha preocupado por mantener un estado de equidad: el Festival Nrmal.

Hell & Heaven (2016) 6%

KnotFest (2016) 6%

Vaivén 12%

Hellow (2016) 12%

Pal Norte 15%

Machaca 15%

Revolución (2016) 16%

Vive Latino 18%

Roxy 20%

Bahidorá 23%

Marvin 25%

Coordenada (2016) 26%

Ceremonia 32%

Corona Capital (2016) 34%

Nrmal 50%

¿La reacciones? Obviamente como eran de esperarse: El machito no levanta una mano para hacer un cambio pero es rebueno para hacerla de pedo si le pican el orgullo o le dicen que por naturaleza, lo está haciendo mal. Y es precisamente aquí, que me gustaría compartirles una anécdota personal:

En septiembre del año pasado, me di a la tarea, junto con varios amigos, de organizar un festival de música a nombre de un proyecto propio. En vísperas del mismo, Claudia Sandoval (de Nrmal) señaló la poca participación de mujeres que había y para ser sincero al escuchar esto, mi primera reacción fue “Chale, qué hueva. Ni que lo hubiera hecho a propósito o con el pito en la mano mientras me reía malévolamente y gritaba ‘¡Viva el patriarcado!’ no mames…”.

Sin embargo, luego de meditarlo con cabeza fría e intentado aceptar la crítica como un buen punto de partida para corregir errores, me di cuenta que era verdad. Que, efectivamente, no lo había hecho con una mala intención, pero tampoco me importó en lo absoluto que no hubiera mujeres en dicho festival. Es más, ni lo había notado para ser sinceros. Y he ahí el problema, la raíz de TODO el problema en general.

México es un país bien argüendero. Según vivimos en la época del cambio y la alternativa; de los jóvenes ilustres que despertamos del sueño del sistema y buscamos la hermandad y la igualdad, pero seguimos expresándonos con palabras como “puta y puto” en el peor de los sentidos. Seguimos siendo gobernados por el PRI. El nuevo PRI.

Un país que se dice de “mente abierta” pero que cuando somos enfrentados con feminicidios, nuestra reacción es “Ay no mames, ¿y cuando matan vatos cómo le dicen? ¿Machinicidios? A esos no hay nombres, no mames” (UGH…)

Un país en donde se culpa a las víctimas especialmente si son mujeres, AÚN SI VENÍAN EN LA PARTE DE ATRÁS DEL AUTOMÓVIL Y EL QUE MANEJABA ERA UN HOMBRE EN ESTADO DE EBRIEDAD. Un país, en donde al mencionar la poca participación de mujeres en un festival de música, la primera reacción de sus curadores es: “Chale, ni que fuera a propósito”, porque es normal no contarlas, no hacerlas partícipes y no considerarlas bajo el argumento de “O sea si lo piensas… Hay más vatos haciendo bandas y proyectos que morras” y ese es un discurso muy pinche triste.

Al final de cuentas, @danbajal no hizo más que sumar 2 + 2 pero, curiosamente, “nuevamente” volvió a reactivar un debate que tuvimos a mal dejar a medias cuando hace uno o dos años alguien en EEUU señaló la poca participación de mujeres que había en festivales como Coachella y otros eventos del tipo.

Es una realidad aunque no te guste: Nos vale madres. No queremos que nos valga madres porque, supongo, por dentro queremos ser buenas personas, pero venimos de un sistema educativo en el que los hombres son amaestrados para recibir y las mujeres para dar, y por ende, nos ha enseñado a quitarle importancia a ese tipo de cosas y eso es precisamente lo que nos está llevando a arruinarlo más todo y a que sí, por muy bueno que te consideres, pues te valga madres.

¿Qué es lo que creo? Que sí hay soluciones.

Ruidosa Fest es una iniciativa en la que desde el año pasado, diversos espacios de conversación, convivencia y contenidos, se han desarrollado en torno a la participación de las mujeres dentro y fuera de la industria de la música, sus festivales y la estructura organizacional que conlleva levantar una escena en cada país.

Chile y México han sido testigos y, la verdad, esto más que un “fest”, debería ser una actividad obligatoria para las nuevas generaciones que cada vez vienen más vacunadas contra esa educación machista que nosotros ya traemos programada porque nuestros padres ya la traían programada y así hasta el puto neolítico.

Exponentes como Camila Moreno o Francisca Valenzuela, entre otras más, se hicieron presentes en la edición de Santiago de Chile del 2016, mientras que en la ciudad de México Ximena Sariñana, Vanessa Zamora, Zemmoa y otras ponentes, ofrecieron puntos de vista crudos pero acertados de cómo se desarrolla la industria musical en nuestro país.

Soluciones hay, pero al parecer no queremos verlas y no, no se vale decir: “No lo hacemos a propósito” o “No nos damos cuenta” porque que un wey en Twitter con menos de 500 seguidores active una conversación tan controversial y logre que no uno, sino cientos de machitos se enojen y salgan a defenderse a capa y espada (además defendiendo festivales que ni organizan mamones, agarren el pedo), demuestra que sí nos estamos dando cuenta, sí lo tenemos presente, pero no nos gusta que nos lo digan.

¿Cómo vamos a cambiar entonces? ¿Seguir el ejemplo de Festival Nrmal o seguir pretendiendo que todo está bien? Este es un tema que no debemos ignorar y que, como medios, debemos seguir presionando, dándole seguimiento y ser nosotros el primer agente de cambio abriendo nuestras puertas a más talentos femeninos para entonces poder no sólo pedir, sino exigir más talentos femeninos en los carteles.

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