Artículo publicado originalmente en VICE Asia.
Indonesia tiene un serio problema con la pobreza. El gobierno, las ONG y los ciudadanos comunes han estado tratando de erradicarla de diferentes maneras. ¿Cuál es el último plan de un ministro indonesio para reducir la brecha de la desigualdad? Emitir un decreto religioso para alentar a los ciudadanos ricos a casarse con los pobres.
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En una reunión, el 19 de febrero, el ministro coordinador de Desarrollo Humano y Cultura de Indonesia, Muhadjir Effendi, solicitó al ministro de Religión, Fachrul Razi, a emitir una fatwa (decreto religioso) que ordenara a los ricos casarse con los pobres en un intento por hacer frente a la tasa de pobreza del país.
“En Indonesia, las enseñanzas religiosas se malinterpretan, como la de casarte dentro de tu clase social. Cuando los pobres se casan con los pobres, crean un nuevo hogar pobre, esto un problema”, dijo Effendi a los medios locales. “En cambio, los ricos deberían casarse con los pobres”.
Los comentarios de Effendi se produjeron después de anunciar que 5 millones (de las 57 millones de familias de Indonesia) viven por debajo del umbral de la pobreza. Según el Banco Mundial, el crecimiento económico de Indonesia solo beneficia al 20 por ciento más rico. El uno por ciento de la población de Indonesia posee casi la mitad de la riqueza total del país.
“La división entre ricos y pobres en Indonesia es muy real. La diferencia es drástica. Tenemos la cuarta peor desigualdad de riqueza en el mundo después de Rusia, India y Tailandia”, dijo Bambang Widianto, jefe del Equipo Nacional para la Aceleración de la Reducción de la Pobreza.
“El uno por ciento de los indonesios posee la mitad de la riquezas de la nación. El diez por ciento posee el 70 por ciento de la riqueza, lo que significa que el 90 por ciento restante posee solo el 30 por ciento de la riqueza de la nación. Esto debe cambiar”.
Según Harmawanti Marhaeni, jefe del Cuerpo de Estadística de Indonesia, “quienes estaban bajo la línea de pobreza en 2018 tenían un ingreso mensual de 29,11 dólares“. El número fluctúa según el precio de mercado de los alimentos básicos, la vivienda, la gasolina, la electricidad, la educación y la salud.
Como era de esperar, muchos ciudadanos no tomaron de manera positiva la propuesta audaz e inusual de Effendi. Los internautas cuestionaron su propio compromiso con la sugerencia, señalando su falta de realismo.
“Pruébelo con su propia familia y vea cómo resulta en el hogar. Si funciona, entonces que el resto del país lo haga”, escribió un usuario de Twitter. “Haga que su hijo se case con una vendedora de verduras para evitar crear más hogares pobres. ¿Qué dice, señor ministro? tuiteó otro internauta.