Un mundo orwelliano: manifestantes ucranianos reciben mensajes de texto con amenazas del gobierno


Manifestaciones en Ucrania, bajo vigilancia.

“Querido suscriptor: usted está registrado como participante de una protesta”.

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Ese fue el mensaje de texto que miles de manifestantes ucranianos recibieron en su teléfono celular la semana pasada, como parte de la nueva ley que prohíbe las manifestaciones. Fue la fuerza policiaca quien mandó a los manifestantes este mensaje de texto. De hecho, es una escena que refleja un mundo muy orwelliano.

Pero de eso se trata: es tecnología empleada para detectar incumplimiento y disidencia política. El NY Times reportó que el “gobierno ucraniano usó la tecnología telefónica para localizar los celulares cerca de los disturbios entre la policía antidisturbios y los manifestantes el pasado martes”. Cerca. Usar un celular cerca del área de los disturbios te consideraba un enemigo en la lista del régimen.

Por el momento, hay caos en Kiev, pero como estamos aturdidos de tantas protestas, manifestaciones, disturbios y revoluciones, Kiev está recibiendo poca atención de los medios. Por alguna extraña razón, los medios no se interesan en que más de un millón de personas estén marchando, durmiendo y luchando en las calles de Ucrania, al parecer el mundo está preocupado por las nevadas del “Vórtice Polar”. Los manifestantes están construyendo catapultas, usan armaduras medievales e incendian camiones.

Esperamos que las noticias del abuso de tecnología en Ucrania llame la atención de la comunidad internacional —es un capítulo de 1984, o una escena de Elysium. Una vez más esta tecnología parece arbitraria, cualquier persona cerca de la protesta es castigada y etiquetada como “participante”.

Esta situación es otro ejemplo de que los regímenes autoritarios están explotando la tecnología para vigilar y castigar. El año pasado en Turquía, el estado arrestó a usuarios que manifestaban desacuerdo en Twitter. Ahora, Ucrania está rastreando directamente la señal telefónica del usuario. A esto se le suman algunos dictadores que ya han desconectado a su pueblo del internet.

Todo esto comprueba que la tecnología en las manos incorrectas puede ser un recurso de opresión.