Música

Un nuevo nivel de la juventud: Escucha ’Lance’, el nuevo disco de Niños del Cerro

“Quizás a las personas que nos siguen les vayan a incomodar algunos temas. Si estás esperando la segunda parte del Nonato Coo, probablemente no te va a gustar de buenas a primeras, porque suena diferente”. José Mazurett y Simón Campusano lucen bastante similares que hace tres años, cuando lanzaron un aplaudido disco debut que pasará a la historia musical chilena como un pequeño tesoro de la periferia capitalina, ese que en nueve canciones logró levantar peregrinajes e himnos.

Más de mil días han pasado desde ese hito. Ellos no han cambiado tanto, pero sus sonidos sí. Ahora, un poco más maduros y confiados, estrenan hoy en exclusiva por Noisey la segunda placa, uno de los grandes desafíos de cualquier carrera musical. Si Nonato Coo presentó canciones simples y resueltas, Lance es el polo opuesto. “Estamos más grandes como músicos. Esto no es tan al grano como el disco pasado, no es tan oreja. Es la respuesta a las cosas que vivimos, al hype en el que nos desenvolvimos siendo personas a las que, por supuesto, les faltaba mucha experiencia”, cuenta Pepe, baterista y responsable de la cadencia característica del quinteto.

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Dicen que fue intimidante tener tantas fichas puestas en ellos, pero de manera superficial. En la intimidad de sus ensayos la historia no sabía de seguidores, coros de estadio ni prensa. En esa complicidad juvenil de los primeros veintes es que se gestó la sanación que significa Lance: sanarse del susto que significa enfermarse, los primeros dolores de espalda, la fatiga de acostarse tarde, la desilusión personal tras fallarle a alguien más.

Foto por Andrés Moncada

Nonato Coo era para adentro, pero con intenciones de aterrizar sentimientos o emociones para que no quedara todo tan etéreo. Ahora las cosas que pasan por mi cabeza -y por la de toda la banda- son distintas. Es un disco de letras directas y otras abstractas porque la pena es algo difícil de tratar”, comenta Campusano confirmando lo obvio: le inquieta un poco la apertura de relato que plasmó en este trabajo.

Tres cosas le dan vida a la Lance, tres tríos de canciones que terminan armando la historia cronológica.

1) El cansancio físico y mental. “La primera frase del disco habla de un dolor de espalda y es algo que me pasa siempre. Ahora mismo me duele la espalda, todos los días me duele la espalda. Estoy tratando de hacerme cargo de cosas que vengo pateando; se trata de hacerme cargo de mis dolencias. Quiero descansar durmiendo, quiero dormir más”.

2) La felicidad superficial, esas cosas no tan alegres que suenan lúdicas. “La mala relación con los pitos, la primera canción de amor, el atrape, el entusiasmo. Se da vuelta en esta bipolaridad de estar arriba para caer”.

3) La pena. Si estás esperando un segundo Nonato Coo, buena suerte te manda Pepe, porque en lugar de samba y anécdotas de andar en micro por horas, vas a chocar con fantasmas y nostalgia, tópicos que Chile conoce al revés y al derecho.

Foto por Mila Belén

Se abre la temporada de experimentación para los Niños del Cerro, que aprovecharon cada encuentro veraniego para ir más allá de la canción resuelta de buenas a primeras con letra cute. “Estamos yendo más al Yo La Tengo que al Sonic Youth, y eso para nosotros es muy estimulante”, remata Pepe, y estamos de acuerdo. Listos para recibir la primavera y su nostalgia, en la espera de ese suceso importante que viene a quebrar nuestra obra dramática llamada juventud.

Descarga Lance aquí y lee abajo la historia detrás de cada una de las canciones.

“Sufre”

“Nos parecía lógico partir con esta canción. Es una buena introducción al resto del disco. Abrir de manera delicada y tener el cuidado de no romper la atmósfera creada e ir dedicándole a cada paso la energía correspondiente, como tomar conciencia de una larga caminata o de un show larga duración. Así se desarrolla esta canción, tanto en vivo como en el disco, con un final que crece hacia la distorsión, producto de nuestra poca costumbre como banda a construir algo completamente delicado”.

“Contigo”

“Lo beneficioso de nutrir el músculo de tocar en vivo es la confianza que genera en uno, tanto a la hora de tocar como al exponer ideas en la sala de ensayo. Está es la canción más antigua del disco y fue la primera que empezamos a tocar en vivo post Nonato Coo. También fue la primera que grabamos, y tomados de esta confianza decidimos hacerlo en vivo, los cinco tocando al mismo tiempo. Acompañados de Víctor Muñoz, Cristián Heyne y Raul Guzmán, tuvimos nuestra primera experiencia en un estudio. Grabamos 11 veces y podemos decir que hasta en la última toma seguíamos con el hambre que teníamos en la primera. Pasó por un montón de cambios, salió de una manera el año pasado y ahora es de otra. Una historia de amor y odio. Creo que la letra, viéndolo en retrospectiva, es una bonita foto del entusiasmo que sentíamos cuando recién comenzábamos a desenvolvernos en esta incipiente escena, hacia mediados del 2016”.

“Flores, labios, dedos”

”Este fue el segundo single y también con el que logramos afirmar, junto con Víctor, el sonido que queríamos lograr. También es el primero que masterizamos con Chalo González, un conocido ingeniero y una muy buena persona que tuvo excelente disposición y paciencia para con nuestro trabajo.

La letra toma el pretexto de una relación amorosa para hablar realmente sobre la relación de Simón con la marihuana, y la ansiedad que ésta le genera: la odisea que se torna navegar por conversaciones cuando se está sumergido entre la angustia y la excitación”

“El sueño pesa”

La sensación de no saber cuánto se ha dormido, 10 o 12 horas; tampoco saber si es por placer o si pasa algo. Pero, si duermo menos, sólo quiero volver a la cama y siento que no está bien. Desde ahí este tema se relaciona con mi propia cotidianidad. Es quizás la canción que coquetea más abiertamente con lo andino, desde la percusión hasta sus melodías, la mayoría pentatónicas, que remiten inmediatamente, al menos para nosotros, hacia aquella tradición. Decidimos invitar a Chini Ayarza porque buscábamos una voz femenina potente, tal como su postura en el escenario. Mucho de la riqueza del tema recae en los juegos de muestras vocales manipuladas que aparecen hacia el final de la canción. Cuando tuvimos la posibilidad de comprobar en la sala de ensayo cómo estas muestras se conjugaban con el sonido que ya generaba la banda, la sensación general de todos era similar a alcanzar la meta de dar con este paisaje sonoro que cohesiona sueño y muerte.

“Las distancias”

Cuando llegó este tema a la sala de ensayo tenía una armonía muy cerrada, que fijaba raíces en una exploración de la guitarra latinoamericana. Ahora parece obvio que la rítmica se resolviera bajo este mismo concepto, pero en ese entonces no lo teníamos tan claro; nos obligó a darnos una vuelta larga pero entretenida para llegar al resultado final. La respuesta siempre estuvo en lo andino. Algo similar ocurre con la letra que transitó inconclusa por varias manos hasta llegar a Martina Lluvias, quien la completó junto con Simón. Así terminaron por definir el carácter de la canción, que en su melodía deambula entre el unísono, la armonía y el diálogo.

“Lance”

Con el pretexto de hacer una canción pop nos encaminamos a lo más ambicioso que hemos hecho. Un largo pasaje de ruido que puede ser interpretado como le plazca al escucha, una decisión tomada con el ánimo de desafiar al oyente y por consecuencia, a nosotros mismos: es un tema que nos demanda energía y concentración, por eso mismo resulta muy entretenido de tocar.

Con el paso del tiempo hemos ido interiorizando las muchas dinámicas y dimensiones dentro del ruido, y cada vez lo entendemos un poco más y su resultado se vuelve más placentero para todos. Más allá de esta sección el tema muta. Diego, quien viene de la electrónica, dispara un loop de piano, cambiando con ello la progresión de acordes, abriéndonos de lleno al primer gran solo de guitarra del disco, que bebe fuertemente del trabajo de Gato Alquinta, así como con algunos tropiezos de Yo La Tengo.

“El susto y el miedo”

Una euforia que encuentra su origen en la calma y retorna a ella. Esa pequeña porción de duda que alcanza a enturbiar la serenidad del charco. Una invitación a sumergirte a tus anchas en esos momentos álgidos y vertiginosos; así como a detenerte en los breves márgenes en los que la paz se hace presente. La letra se refiere claramente al fin de una larga relación. algo que se retoma más adelante en ‘Melisa/Toronjil’ pero ya con un carácter más concluyente. Esta apunta más hacia ese momento ansioso e irresoluto, previo a cualquier decisión definitiva; y por lo mismo, impreso de toda la intensidad y sobrecogimiento que conllevan esos periodos.

“Javier y los vientos”

La letra viene de una conversación entre Simón y nuestro amigo Javier Muñoz, vocalista de la banda Animales Extintos, sobre la capacidad de intencionar o dejar que las cosas pasen, así como el viento. La dualidad presente en la última parte del disco, un tema experimental con el recurso de la repetición que es algo que hemos aprendido a trabajar de manera más eficiente pero que existía como inquietud desde el inicio de la banda. Un descanso y una muralla a la vez, para perderse en la sonoridad. influenciada también por la parte más experimental del trabajo de Frank Ocean en Blonde, que es un disco que a todos en la banda nos gustó bastante.

“Melisa/Toronjil”

Fue de las canciones que más ensayamos para la grabación del disco. Pese a que mutó un par de veces, volvimos a la idea inicial con la cual nos sentíamos bastante satisfechos, aún cuando todavía era un tema instrumental. Días antes de grabar, Pepé se fracturó la clavícula bajando por el cerro San Cristóbal en patineta (suena cool, pero no lo fue), así que debimos retomar rápido la marcha y volver al lugar en el que nos encontrábamos antes del accidente. El día que lo grabamos tuvimos que hacer muchas tomas porque ocurrían problemas técnicos en el estudio, se cayó Pro Tools y eso nos tuvo bien al límite, por lo mismo el registro que quedó tiene una ejecución muy intensa, pues no podía ser de otra forma.

Le tenemos mucho cariño al tema por esta historia. Pepe le puso el nombre y eso encaminó en gran parte la letra que terminó escribiendo Simón, quien intenta resumir en el coro final las temáticas de todo el disco, y nos parece que acierta, dándole un cierre melancólico y de buen ánimo que recuerda lo grato de hacer música con los amigos”.

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