Imágenes recién salidas de la impresora de Diego, las cuales se autodestruyuren gracias a la tinta explosiva.
La evolución de la era digital nos ha llevado a ver cambios en la manera en que se comunican las cosas, de igual forma que ha hecho más “accesible” la información para todo mundo. Fenómenos como el reciente Fappening (donde filtraron imágenes de celebridades desnudas), Wikileaks y el escándalo de la NSA son sólo algunos de los puntos que han regresado a la conversación el tema de cuán frágil puede ser la información almacenada en formato digital.
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En relación a esto, en julio de 2013 la BBC reportó que una agencia rusa de seguridad dejaría de usar computadoras y volvería a las máquinas de escribir para evitar filtraciones de documentos sensibles. En enero de este año, el diario The Guardian subió un video de sus editores destruyendo el equipo de cómputo que contenía los archivos de la NSA provistos por Edward Snowden. Estos sucesos remiten a los recuerdos de la Guerra Fría, y conducen a obras como Esta cinta se autodestruirá, del artista mexicano Diego Trujillo Pisanty, pieza que “explora la intersección entre nuestro estatus tecno-político actual y la ficción de la Guerra Fría”.
Diego impulsó Esta cinta se autodestruirá a través del programa de Apoyo a Jóvenes Creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA), y platicamos con él desde Inglaterra, donde actualmente se encuentra trabajando en una investigación sobre interacciones entre humanos y computadoras. Sobre el nacimiento del proyecto, Diego señala que todo nació “con la idea de fabricar una tinta explosiva”. Luego la noticia de las agencias de seguridad en Rusia conectó la idea de la tinta explosiva, y “todo ya en conjunto me llevó a considerar que las ficciones de la Guerra Fría siguen siendo vigentes en el contexto de la vigilancia masiva”.
Y es precisamente la vigilancia masiva la que mete en la ecuación el nombre de Edward Snowden. “Los archivos filtrados por Snowden de alguna manera demuestran cómo los gobiernos no han acabado de asimilar la naturaleza replicable y distribuible de lo digital”, señala Trujillo. “Igualmente siento que como ciudadanos tampoco acabamos de aprovecharnos de los beneficios que la tecnología digital y el internet pueden traer en cuestión de transparencia, participación democrática y activismo político”.
Otro de los puntos que llaman la atención para Diego es “que realmente no tenemos control sobre con quién se conectan nuestros dispositivos por lo que siento que es muy fácil perder el derecho a la privacidad, a la disidencia política y simplemente a estar en desacuerdo”. El debate sobre la privacidad, la fragilidad de sistemas informáticos y de soporte de información centralizada en la nube, ha levantado serios cuestionamientos recientemente sobre los riesgos que implica almacenar información en servidores externos.
La incorporación de elementos de la Guerra Fría al proyecto parte del principio de que “todos los gobiernos involucrados hubieran querido tener espionaje cibernético”. Eran tiempos donde se querían implementar operaciones de gran escala, pero con métodos precarios. Diego agrega: “Lo que no imaginaban los autores de esa época es que [ahora] todos llevamos en el bolsillo, y de manera voluntaria, un micrófono, una cámara y una computadora conectada a un sistema de vigilancia centralizado”.
Para crear Esta cinta se autodestruirá, Diego utilizó placas de Arduino y una Raspberry Pi, así como otros elementos para unir todo. La máquina que creó opera con una impresora térmica (de las que imprimen tickets) que se encarga de plasmar las imágenes y el texto. Cuando se procesa el papel, se le aplica un adhesivo para posteriormente fijarle pequeños cristales y se aplica un aceite en el extremo opuesto del papel. Al juntar ambos extremos del papel tratado, se inicia una reacción incendiaria sobre la impresión.
Diego afirma que sus proyectos “abordan la tecnología desde una perspectiva crítica y subversiva”. Y concluyó con una reflexión sobre la temática de la obra: “En un mundo ideal me gustaría pensar que el impacto de la filtración de los archivos será que se libere la mayor parte de nuestro software y hardware y que los gobiernos se vuelvan más transparentes con el uso de nuestros impuestos. En el mundo real me conformaré con que se haga legislación internacional que proteja a los ciudadanos contra el espionaje llevado a cabo por gobiernos locales o extranjeros”.