La pantalla táctil transparente ha sido siempre un recurso popular en el cine de ciencia ficción de alto presupuesto, desde Minority Report de Steven Spielberg hasta Iron Man, una idea brillante que hasta ahora no deja de ser tan solo un concepto tentador en la vida real. Sin embargo, investigadores del Instituto Avanzado de Ciencia y Tecnología de Corea (KAIST, por sus siglas en inglés), están intentando llevar este concepto de la fantasía a la realidad, y algo más.
El equipo ha desarrollado un dispositivo llamado TransWall, una combinación intuitiva de mapeo de vídeo, sensores táctiles infrarrojos y un transductor de superficie táctil. El dispositivo incluye un par de proyectores que muestran una interfaz transparente en cada una de las caras un muro de cristal. Desde ahí, los sensores recogen la ubicación y presión de los dedos y manos y la pantalla reacciona según el movimiento.
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Dependiendo de la aplicación, el transductor de superficie vibra como respuesta a ciertas acciones, permitiendo a la pantalla de cristal responder a los usuarios de forma háptica, además de visual. Un sistema de micrófonos permite a la gente situada a cada lado del cristal comunicarse sin necesidad de alzar la voz, añadiendo también la sensación de sonido a la experiencia. Todo lo que necesita TransWall para convertirse en un muro humanoide es la espectacular aplicación oSnap, con ello solo le faltará el sentido del gusto.
La compañía presentó TransWall en la Siggraph Conference el año pasado y sugirió otros usos para el dispositivo, como la posibilidad de ofrecer a pacientes en cuarentena una interacción más personal con amigos y familia. Con un tono más desenfadado, el vídeo de demostración también incluye juegos divertidos, interfaces y dibujos.
Si consigue el desarrollo adecuado, TransWall podría crear un nuevo paradigma para la comunicación en cualquier lugar donde haya un panel de cristal. Imaginad un futuro donde todas las ventanas de un edificio de oficinas fueran TransWalls, podríamos mirar hacia fuera desde el piso superior de un rascacielos, poner las manos sobre el cristal de las ventanas y pedir una pizza. ¿Vaya vida, no?
Artículo vía Gizmag
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