Conocemos los hábitos más excéntricos de la gente en confinamiento

“Organizamos la cubertería según lo agradable que fuera el peso de los mangos”
Daisy Jones
London, GB
MA
traducido por Mario Abad
hábitos extraños confinamiento coronavirus 2020 VICE
Todas las fotografías por Bob Foster

Esta mañana, para desayunar, he comido noodles con trozos de coliflor
mientras hacía cosas con el ordenador posado en precario equilibrio
sobre mi regazo. Se me ha caído un poco encima, lo he mirado y he
continuado con lo que estaba haciendo. Luego lo limpio, he pensado.

Al rato, me he puesto a dar unos cuantos saltos con los noodles resecos
pegados a la camiseta. Más tarde vamos a celebrar el cumpleaños de mi
amiga por Google Hangouts, y mañana plantaré unos rábanos en el jardín.

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Todos sabemos lo importante que es el aislamiento para evitar la propagación del coronavirus. Pero a veces el confinamiento hace que nos comportemos de formas muy extrañas e inusitadas. Pero antes de que me salten encima los autónomos y me digan que se nota que nunca he trabajado desde casa, quisiera dejar claro que esta situación es algo distinta. Ahora no puedes salir ni para saludar al vecino, lo cual va a influir en la vida diaria de la gente a niveles hasta ahora desconocidos.

Para indagar al respecto, hablé con varias personas en confinamiento para que me contaran las cosas más raras que han estado haciendo desde que empezó la cuarentena.

“Todos los días, por la mañana y por la tarde, subo y bajo las escaleras cinco veces"

No voy al gimnasio desde que empezó esto, así que todos los días, por la mañana y por la tarde, bajo y subo corriendo las escaleras cinco veces. A veces, si me quedan energías, salto por encima de la barandilla, corro, y vuelvo a saltar. Soy un tío grandote, así que imagino que el ruido que hago debe de tener a mis vecinos de los nervios, pero son muy educados y no me dicen nada. Es una rutina que lleva poco tiempo y hace que te muevas. Jake, 28 años.

“Hemos organizado la cubertería según lo agradable que resulta el peso de los mangos”

Ayer, como actividad después de la cena, mis compañeros y yo decidimos sacar toda la cubertería y organizarla según lo agradable que resultaba el peso de los mangos. Echamos todas las piezas sobre un mantel y fuimos, una por una, haciendo eso de cogerla con dos dedos y agitarla hasta que parezca que se dobla. Oye, que el efecto hasta me dio un poco de miedo. Hubo debate sobre si los tenedores de oro estaban bien (sí) y de si nos quedábamos con los preciosos cuchillos de carne, pese a que ninguno de nosotros come carne. Al final, todos acabamos hechos polvo y nos fuimos a la cama. Yo lavé 21 cucharas y las dejé secando en un trapo, y ahora es hoy. Gia, 26 años.

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“He estado hablando con mi perro… mucho rato”

Quizá sea muy típica, pero he estado hablando con mi perro, pero mucho. Ya antes lo hacía hasta cierto punto, pero ahora es que tengo conversaciones enteras. Bueno, monólogos, más bien. Esta mañana le decía: “Bueno, Dylan, ¿qué nos deparará el día de hoy? Vamos a repasar el horario”. Y luego: “Bien, bien, bien, ¿qué te parece todo esto?”. Él me mira con resignación. Sé que no entiende lo que le digo, pero a mí estas “charlas” me ayudan a sobrellevar la soledad, y creo que a él también le gusta esta interacción. Rachel, 27 años.

"Me he disfrazado casi todas las noches"

No sé si cuenta como hábito, pero mi novio y yo nos hemos disfrazado todas las noches para darle un poco de vidilla. Lo hemos hecho por temáticas. Ayer fue la “Cena-fiesta de Lord Byron” y hoy quizá nos ponemos todo de cuero. Mañana propuse el tema “chic apocalíptico”. ¿Has visto la serie La tribu, de los 90? Pues de ese palo. Incluso nos maquillamos. Vamos, que nos lo tomamos en serio. Joey, 24 años.

"He dejado de tomar el desayuno, la comida y la cena a las horas habituales

Soy autónomo, por lo que se podría creer que tampoco he notado mucha diferencia, pero curiosamente, el confinamiento ha cambiado mi conducta por completo. Antes tenía una rutina: me levantaba a las 10:00, trabajaba todo el día, comía a las horas habituales y a lo mejor salía por la tarde o planificaba el fin de semana. Pero ahora que no puedes quedar con nadie, hago las cosas sin horarios. He dejado de tomar el desayuno, la comida y la cena a las horas de siempre. Ayer, me levanté a las 14:00 y me fui a la cama a eso de las 4:00, después de haberme comido un sándwich de pollo. Mientras cumpla con las fechas de entrega, me da igual cuándo hago las cosas. Si esto sigue, voy a tener que recuperar la rutina, pero por ahora vivo en el caos. Thom, 26 años.

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"El 26 de marzo, se tienen que ir a la basura 26 cosas"

He estado haciendo limpieza de trastos según la fecha. El 26 de marzo, por ejemplo, 26 de mis cosas van a ir a donaciones o a la basura. Ya llevo varios días. Decidí empezar a hacerlo cuando volví al Reino Unido de visitar a mi madre.

Los primeros días me costó mucho porque hasta la cosa más insignificante está cargada de valor emocional, pero con la que está cayendo y con tanto tiempo para pensar, empiezas a centrarte en las cosas que importan. Quería hacerlo de forma ordenada, por eso empecé con esto de las fechas. Nat, 21 años.

Sigue a @daisythejones en Twitter.

Este artículo se publicó originalmente en VICE Reino Unido.