FYI.

This story is over 5 years old.

crimen

Robaron en mi piso de Barcelona y desde entonces vivo con miedo

Lo peor es saber que en cualquier momento puede volver a pasar.
pisorobado
Todas las fotografías por el autor

El mes pasado, a mi novia y a mí nos entraron a robar en casa. Llegamos al piso después de pasar prácticamente todo el fin de semana fuera y nos encontramos una luz encendida; al final del pasillo podíamos ver cosas revueltas sobre la cama.

En ese momento tuvimos dos reacciones muy diferentes: ella quería cerrar con llave y llamar a los Mossos d’Esquadra; yo me metí dando gritos en el piso, dispuesto a no sé qué, porque nunca me he peleado y, si de verdad me hubiera encontrado con el ladrón, probablemente me habría cagado de miedo. No había nadie, y no teníamos manera de saber cuándo habían estado (llevábamos veinticuatro horas sin pasar por allí), pero sí vimos por dónde habían entrado: se jugaron la vida descolgándose desde la azotea o desde el bloque de al lado. Hay gente que hace eso, al parecer.

Publicidad
1547815439537-IMG_6015

No se llevaron muchas cosas, pero sí cosas valiosas: nuestros dos ordenadores y dinero que guardábamos en casa (incluidos los ahorros de mi banda, que guardaba celosamente en el cajón de los calzoncillos). Recuerdo haber pegado más de un grito, algún golpe a la pared, haber soltado muchísimas palabrotas. También recuerdo haber sentido alivio al comprobar que mi edición de coleccionista de Third, de Portishead, que fue un regalo de mis padres, seguía en su sitio, al igual que mi boxset de Goo, de Sonic Youth, y mi copia (ahora difícil de encontrar) de Animalia Lotsatuen Putzua, de Lisabö.

Mientras llamábamos a los Mossos y a nuestros padres para contarles lo que había pasado, yo repasaba con el rabillo del ojo mi librería, asegurándome de que todo siguiera en orden. Resulta que algunos de mis más preciados tesoros, esas cosas que me gusta enseñar a las visitas y que me ha llevado tanto tiempo reunir, son solo morralla a los ojos de los ladrones. Sé que es una reacción algo infantil, pero no pude evitar sentirme un poco ofendido.


MIRA:


Cuando llamas a la policía no puedes evitar retrotraerte a los cientos de películas y series que has visto en toda tu vida. Los imaginas implicándose en tu caso (esta palabra tiene una fuerza considerable), haciendo preguntas sagaces, encontrando pistas, fibras, huellas… Y entonces llegan, entran por la puerta, echan un vistazo rápido y te dicen que ha sido pura casualidad, que probablemente ni nos vigilaban ni nada, que simplemente averiguaron más o menos sobre la marcha si estábamos en casa y se metieron a ver qué sacaban. Luego añadieron: "Bueno, el robo de moda".

Publicidad

Este comentario me llevó a comprobar en internet que efectivamente es así, que nuestro caso es de manual. Al parecer, el número de robos en casas ha subido casi un 20 por ciento en 2018 en Barcelona, y por lo visto la forma más habitual de entrar es forzando la ventana; incluso acertamos en el mes: diciembre parece ser cuando más se producen. También han subido los arrestos, aunque en el momento en que escribo esto no tenemos noticia de que hayan pillado a nadie.

1547815455612-IMG_6011

Tomaron nota de todo rápidamente y nos contaron un poco sobre los trucos que usan para saber si hay gente en un piso o no. Al parecer este tipo de robo se da a diario, en casi todos los barrios de Barcelona, y nuestro piso de alquiler, pequeño, de ventanas antiguas por donde entra el frío y donde casi no cabemos, no es una excepción.

Pero sí que había un detalle especial en toda esta historia, algo que la hacía diferente, al menos, de la mayoría de los casos que ven a diario los Mossos en Barcelona: era mi cumpleaños. Os lo juro. Y mientras esperábamos a la policía, mientras averiguábamos cómo habían entrado y si se habían llevado algo más, yo no dejaba de recibir felicitaciones en el móvil y en Facebook. Muchos los dejaba sin responder, pero algunos, los de las personas más cercanas, sí que los respondí y les contaba lo que había pasado.

Dejé de pagar el alquiler y esto fue lo que pasó

Hubo reacciones de muchos tipos. Mi amigo Sergio reaccionó como si le hubieran robado a él. Su mensaje: "No… Tío, tío. Buffffff. No estabais, ¿verdad?"; y después de un rato: "Siempre ha sido uno de mis grandes temores. Joder, joder". Mi amigo Carlos, que vive en México y que había estado de visita en casa justo el finde antes, estaba en shock, tanto que una semana después volvió a escribirme para que se lo volviera a contar y le diera más detalles. En uno de sus audios soltó una de esas frases tan suyas: "Ojalá se lo gasten en medicinas para el cáncer de colon que les va a entrar".

Publicidad

Y es aquí donde empieza a entrar el humor, siempre tan implacable. Se iba colando a medida que contaba la historia una y otra vez, supongo que a base de aburrirme de las mismas preguntas y de responder siempre prácticamente lo mismo. Así que el relato que empezaba de la forma más solemne y apesadumbrada termina por convertirse prácticamente en un chiste, en una anécdota que contar en una fiesta o una cena. A veces nos entraba una risa nerviosa a mitad del relato. Creo que alguien llegó a pensar que era mentira lo del robo, solo una broma sin gracia. "¿Qué te han regalado". "Pues una cena, una salida de fin de semana y un allanamiento de morada". Es difícil de creer.

1547815469558-IMG_6002

Pero lo cierto es que nada de eso evita que lo pases mal, ni que el mal trago del robo y las pérdidas materiales no se quede ahí. La primera noche la pasamos casi en blanco, pendientes de cada pequeño sonido que oíamos, todos esos ruidos que tiene cualquier casa y a los que todo el mundo se acostumbra al poco de mudarse ahí. Todo nos parecían pasos, un forcejeo con la cerradura o con la ventana, alguien descolgándose desde la azotea. De día, pasamos a poner un celo casi paranoico en cerrarlo todo bien, asegurarnos por partida doble de cada ventana y puerta. Son hábitos que hemos ido repitiendo semanas después del suceso, y sigue habiendo noches en que nos sobresaltan ruidos al dormir, incluso coches que pasan o alguien hablando en la calle.

Publicidad

Aprovechando que iba a escribir sobre todo esto, le pregunté a mi suegro, psicólogo y sociólogo, si todo lo que nos estaba pasando era normal. Me respondió que evidentemente sí y que, aunque las reacciones dependen mucho de cada persona, de los detalles del robo y de lo que se lleven, lo más probable es que nos quedaran por delante algunos meses de malestar y de ese tipo de reacciones exageradas. De tres a cuatro, dijo primero, y luego cambió a de tres a seis. Casi nada.

Tengo que decir que, mientras redactaba el artículo, me he levantado al menos dos veces de mi escritorio después de oír algo (probablemente un vecino en su casa) y me he recorrido todas las habitaciones del piso (minúsculo, insisto) para ver que todo estaba en orden. Cuando recibimos la típica llamada de spam de alguna compañía telefónica vamos corriendo a contestar, no vaya a ser que sea alguien probando a ver si el piso está vacío. Una vez incluso llegamos a abrirle a un cartero que traía una carta certificada con un martillo escondido detrás de la puerta, porque nos parecía un poco raro que viniera pasadas las ocho de la tarde. Todo esto mezclado con momentos en los que veía vídeos de autodefensa en YouTube.

Porque, como nos dijeron los Mossos, es "el robo de moda", y eso significa que puede pasar de nuevo; porque si está de moda es poco probable que las personas que entraron en mi casa sean las únicas que se dediquen a eso y no creo que otros ladrones tengan manera de saber que mi hogar ya fue saqueado hace poco; porque si está de moda significa que es fácil, que con poco esfuerzo te sales que con la tuya y que tiene que salir barato en caso de que te pillen; y porque no puedo poner rejas o pernos en las ventanas ni cambiar nada del piso (tampoco puedo hacer mejoras, quitar humedades, acceder a la azotea, quejarme) sin el permiso de mi casero, al que por cierto nunca he conocido porque opera a través de una agencia. Por todo eso ahora estamos un poco menos, si cabe, en nuestra casa.

Suscríbete a nuestra newsletter para recibir nuestro contenido más destacado.