La rambla del Raval
MIRA:
Esta mala fama se ha perpetuado hasta hoy. En el último año y medio el fenómeno de los narcopisos (inmuebles ocupados para la distribución y consumo de drogas, con la heroína como invitada estrella) ha vuelto a poner al barrio en el foco mediático. El pasado 29 de octubre la policía cerró de una tacada 26 de estos pisos y arrestó a 55 traficantes, en la primera operación de envergadura tras dos años de denuncias, caceroladas y presión social.
Suleiman
Entre los puntos fuertes de esta zona de Barcelona destaca la diversidad de culturas (“es una pasada”), la ubicación (“tienes todo al lado”), los precios (más asequibles en la mayoría de comercios que en otros barrios del centro) y el hecho de “que un carnicero esté abierto hasta las 11 de la noche si te hace falta”. Entre los aspectos negativos, Suleiman apunta al tráfico de drogas y al abandono que las administraciones han tenido desde siempre con este rincón de Ciutat Vella, que afecta sobre todo a los vecinos con menos recursos. “Las cosas como son: es un barrio un poco marginado. Hay familias que lo pasan muy mal, que no les ayudan en nada y que tienen que ir a la parroquia a buscar comida”, señala."Hay familias que lo pasan muy mal, que no les ayudan en nada y que tienen que ir a la parroquia a buscar comida” — Suleiman
Suleiman cree que dentro de unos años el barrio habrá mejorado como para poder formar una familia en él
Rania
Aun así, Rania dice convencida que “sólo para vivir y dormir” no cambiaría este barrio por ningún otro, porque aquí está “su refugio”, su casa. Además explica que, “si lo sabes manejar”, el Raval “es tranquilo, dentro de lo que cabe…”. “No tengo ningún miedo de volver de fiesta sola a las 5 de la madrugada. No es tan peligroso como dice la gente”, aclara.Rania planea estudiar algo el año que viene, aunque no sabe todavía el qué. “Estoy muy desubicada”, dice riéndose. Mientras tanto su plan es seguir trabajando para poder “ganar algo de dinero” y ayudar a su madre. Más adelante reconoce que le gustaría irse a otra zona de la ciudad “más tranquila”, también por el simple hecho de cambiar de aires.“No tengo ningún miedo de volver de fiesta sola a las 5 de la madrugada. No es tan peligroso como dice la gente” — Rania
Rania dice no hacer mucha vida por las calles del Raval
Sada
Aunque reconoce que sigue habiendo “chavales que dejan el chupete y ya empiezan a fumar”, Sada asegura que la mala fama del barrio es exagerada. “En clase si digo que vivo en el Raval se quedan con los ojos muy abiertos. Piensan que es muy peligroso. Dicen que aquí, para entrar, tienes que tener mucha vista. Yo les digo que no, que no pasa nada. Pero ellos lo ven muy chungo”, explica riéndose.“Ahora ha bajado mucho, pero antes había muchos más robos. Ibas por la calle tranquilamente y te quitaban el bolso" — Sada
Sada reconoce que sigue habiendo un problema con el consumo de hachís y marihuana entre los jóvenes del barrio
Sandra
Está pensando en cambiar de sector, aunque mientras tanto le gustaría meterse a trabajar en Amazon. “Me han dicho que aunque también explotan, pagan mejor”, asegura. Reconoce que su tiempo de ocio también lo pasa en estas calles (“¡no salgo del barrio!”), aunque cuenta que, a pesar de haber buscado, nunca ha encontrado trabajo por la zona.“Si empezamos desde los niños, el barrio puede ir a mejor sí… y también si cambiamos de políticos” — Sandra
Sandra afirma que sigue viendo los mismos problemas de siempre en el barrio
Renchelle
Cada día se desplaza para ir a trabajar como ayudante de cocina a un restaurante en la Avenida Diagonal, cerca del barrio de Gracia. De los comentarios de sus amistades de fuera le sorprende, al menos en parte, la percepción negativa que se tiene de este lugar. “Me dicen que seguro que en cada esquina hay un drogadicto…”, asegura.“Cuando la gente escucha ‘filipinos’, piensan que todos somos drogadictos” — Renchelle
Renchelle se quedó en el Raval cuando sus padres se marcharon fuera del barrio
Joaquín
Ximo aterrizó en el barrio siendo un recién nacido, cuando llegó con su madre, de origen andaluz, desde Valencia. En este casi cuarto de siglo siempre ha vivido en la misma casa, “a unos 15 segundos”, explica divertido, de este restaurante. Aunque “por suerte desde los 18 años nunca ha faltado el trabajo”, ahora que está con contrato fijo se plantea mudarse a otra zona más tranquila de la ciudad.“He tenido que salir corriendo del restaurante detrás de un tío porque iba tan morao que se llevaba la tortilla recién sacada de la cocina…” — Ximo
Joaquín cree que los narcopisos son una consecuencia de la presión inmobiliaria en el barrio
Raval a la altura de la zona de Drassanes