Dominga, Leodegario o Ceferino: lo jodido de llamarte así con 20 años
Nazaret, Luciano y Roberta. Todas las fotografías cortesía de los protagonistas. Montaje por VICE

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Dominga, Leodegario o Ceferino: lo jodido de llamarte así con 20 años

Hablamos con jóvenes con nombres poco comunes en 2018 para que nos expliquen las mejores anécdotas que les han pasado por llamarse así.

Si tienes 30 años o menos y te llamas María, Laura o Marta, David, Daniel o Javier que sepas que tus padres no han sido nada originales con tu nombre. Precisamente estos tres nombres propios femeninos y masculinos fueron los más puestos entre los años 80 y 2000.

Vamos, que el profe gritaba “Laura” en clase y se giraban cuatro de golpe. Entonces ya pasabas a ser Laura + tu apellido. El primero claro, porque en los 80 parecía que no fueras hija de tu madre y tu segundo apellido quedaba solo para el DNI y los documentos oficiales. O eso o te hacían un diminutivo de tu primer apellido tipo Gonza (de González) Rodri (de Rodríguez) o Guti (de Gutiérrez).

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A las personas con las que he hablado hoy quizás también las hayan llamado alguna vez por su apellido, pero seguro que por otros motivos. A ellas les preguntan habitualmente si sus padres realmente les quieren o si su nombre es su nombre real o es un apodo que algún amigo chistoso les ha puesto.

Estas son algunas de las anécdotas divertidas que les han pasado a jóvenes con nombres poco comunes entre los jóvenes.

Dominga González, 29 años

Me pasa habitualmente que cuando digo mi nombre la gente se ríe y me dicen que mejor me hubiesen puesto Sábada, que domingo es el día más aburrido de la semana. Por no hablar de las bromas que he tenido que aguantar por el significado de “dominga” en España…

Me pusieron así porque a pesar de que a mi madre le gustaba María Jesús, mi padre me contó que una vez estaba en un concierto y escuchó cómo llamaban Dominga a una niñita preciosa y al final me pusieron así. Lo bueno es que creo que no conozco a ninguna otra chica que se llame como yo.

Leodegario López, 28 años

Un profesor pasando lista llegó a mi nombre, se quedó parado y dijo: "esto está mal, no es posible, se han equivocado". Pero no…

Me han dicho mil veces: "¡qué cabrones tus padres!". Lo que no saben ellos es que mi padre se llama igual y sabe lo que es llamarse así.

Nazaret Perales, 21 años

Cuando éramos pequeños los niños se reían mucho en clase de religión porque algunos se pensaban que yo tenía algo que ver con la historia y me miraban todos cuando la profesora decía cada dos por tres : "Jesús de Nazaret".

Algunos chicos que quieren ligar conmigo me sacan temas de conversación relacionados con la religión pensando que yo sería muy religiosa o algo así… Otros chicos aprovechan para impresionarme y presumir de ser surfistas y decirme que habían estado en Nazaré y que cogieron unas olas muy grandes y blablablá… Pero eso solo los fantasmas.

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Soy modelo y en la agencia para la que trabajo todas las chicas tienen puesto el nombre y el apellido en la web y en todas partes. A mi, en todos los sitios, solo me tienen como Nazaret, a secas. Eso me gusta, porque es como decir Beyoncé o Shakira. Son nombres que no necesitan apellido porque ya tienen la suficiente personalidad y son especiales.

Leonardo de la Misericordia Sánchez, 29 años

Recuerdo que estábamos en una playa de Cádiz, hace unos años, con unos amigos bromeando con mi nombre. Una señora escuchó cómo me llamaba y me agarró diciendo: "¡Pon tus manos sobre mí! ¡Cúrame!".

El día que me examiné del teórico del carné de conducir iban pasando lista y cuando llegó mi nombre el profesor se quedó bloqueado. Cientos de personas me estaban mirando fijamente y yo estaba en plan “tierra trágame”. Mi nombre es tan largo que en la mayoría de documentos oficiales consto como “Leonardo Misericor” porque no hay suficiente espacio.

La historia de mi nombre viene de que mis abuelos vivieron en la iglesia de la Misericordia y así nos conocían a la familia en el pueblo, mis padres me lo quisieron poner para que así supieran de qué casta vengo. La gente me llama Leopoldo, Leoncio… cualquier cosa menos mi nombre. Ya estoy acostumbrado, aunque normalmente me llaman Leo. ¡Ahora poner Leo a secas está de moda!.

Roberta Vázquez, 28 años

Me imagino que aquella chica que salió en la tele diciendo que se llamaba Eva Fina y Segura tiene mejores anécdotas que yo… pero por llamarme Roberta también me han pasado cosas. La gente da por hecho que tienen que corregir mi nombre y ponerme Roberto. Luego te dicen: "¡Ah! Pero, ¿eres una chica?". Pues claro, ya te lo dije cuando escribí mi nombre.

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Teodora Martínez, 20 años

Me han llegado a llamar de todo. Dorotea, Isidora… Más de mil veces me han preguntado "¿Cómo? ¿Te llamas así de verdad?". Ahora la verdad es que ya estoy acostumbrada.

Luciano Torres, 22 años

La terminación de mi nombre da mucho juego para que mis amigos se recreen haciendo bromas con él. Más de una vez me han preguntado si soy italiano y de hecho tengo que confesar que más de alguna vez he tomado el pelo a alguna chica: me he aprendido cuatro frases en italiano y he puesto así un poco de acento para ligar con ellas. Ha funcionado.

Valerio Oriol Canals, 34 años

Cuando era pequeño los niños de la plaza de mi barrio me cambiaron el nombre por Hilario porque les parecía complicado mi nombre para jugar. Yo no entendía nada porque Hilario me parece igual de raro que Valerio. Me pusieron así porque era el nombre de un bisabuelo paterno mío, nada que ver con Italia. Para colmo, par la parte catalana de mi padre me pusieron Oriol de segundo nombre, que en Castilla es un apellido, así que a veces se piensan que Oriol es un apellido y no.

Caryarit Ferrer , 31 años

Mi padre se llama Carlos y mi madre Yaritza, por lo que decidieron hacer un mix de sus nombres y llamarme a mí Car-Yarit. Trabajo en una empresa francesa en Barcelona y es imposible que pronuncien mi nombre bien. Me llaman Carita o Carlita… De pequeña quería un nombre normal, y más aún cuando mi hermano se llama Carlos.

Lo más curioso que me ha pasado es que un día recibí un mensaje de una persona que se llamaba igual que yo y pensé que era un troll, pero no. Un día quedamos en un centro comercial, comprobé que realmente se llamaba como yo y no solo eso: vivía a pocas manzanas de donde vivo.

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Juana Dolores García, 23 años

Lo de mi nombre es una historia más bien familiar: mi madre se llama así, mi abuela también y se ve que viene de lejos. De pequeña sentía mucha vergüenza por mi nombre, de hecho ahora la gente cree que me llamo Juana a secas. Aún me da cosa sacar el DNI y ver mi nombre allí. A mis amigos les encanta ese momento. De hecho algo que hacemos habitualmente cuando voy borracha es sacar el DNI y reírnos un rato de mi nombre. Siempre va bien reírse de uno mismo.

Ceferino Pradillo, 37 años

Una vez en el trabajo, en Asturias, me llamó una compañera de la empresa para la que trabajaba preguntando por Celestino. Le dije que se había equivocado. Al cabo de un minuto me volvió a llamar riéndose.

Cuando estaba en la universidad y tenía que llamar a una pizzería para reservar y decía mi nombre casi nunca lo escribían bien. Me ponían Caferino o Celestino. La novia que tenía me decía que la próxima vez dijera que me llamaba Jordi.

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Si quieres saber si tu nombre es muy común o extraño, ver cuál es la edad media de personas en España que se llaman como tú y saber en qué comunidades autónomas es más popular tu nombre puedes comprobarlo en esta web.