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Fui al juicio de Dalas para ver si me enteraba de algo de lo que estaba pasando

Dalas se ha convertido en la Belén Esteban de la Generación Z.
Captura de pantalla 2019-01-22 a las 16
Dalas explicando por qué han cancelado su juicio. Captura de pantalla vía Dalas sin filtros.

No he visto ni un solo vídeo entero de Dalas. Ni siquiera el de la citación a un supuesto juicio el martes 22 de enero. A pesar de ello, pensé que si iba al juicio de observadora quizás me enteraba de algo de lo que estaba pasando. En un principio iba a ser un juicio abierto, es decir, que podía ir público siempre y cuando no interrumpiera el orden de la sala. Se ve que gritar, grabar o entorpecer el decurso de este tipo de actos incluso puede llegar a ser delito.

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Sabía que previamente el youtuber había sido juzgado por un supuesto abuso pero quedó absuelto por falta de pruebas. Según la chica, en 2016, cuando ella tenía 13 años, el youtuber la llevó al parque del Retiro de Madrid, donde se aprovechó de ella, la besó y le tocó los senos y los genitales por encima de la ropa. La versión de la víctima y del acusado fueron totalmente contradictorias. Él declaró que todo formaba parte de un complot orquestado por su exnovia, la también youtuber Miare.

Lo de hoy no tenía nada que ver con aquel otro juicio. O quizás sí. La última vez se filtró misteriosamente el lugar y la hora del juicio, por lo que muchos haters pudieron ir a decirle de todo en persona y la prensa estuvo a pie del cañón para captar las imágenes cuando salía de la sala. Sí, ahora también cubrimos la vida amorosa de los personajes de internet, bienvenidos al siglo XXI. A mí lo que me parecía es que lo de hoy —el anuncio del lugar y la hora del juicio por parte de Dalas— era una forma de vengarse.


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Según la información colgada en la red con un día de antelación, el 22 de enero a las 12 horas se celebraría en la sección civil, Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 7 de Sant Feliu de Llobregat, el supuesto juicio en el que los padres de Miare tenían que ir a declarar. El youtuber avisaba en el texto: “Hay que ir antes porque esa es la hora a la que empieza”; y puntualizaba que la gente debía traer su DNI para poder entrar. Como si fuese un concierto o la entrada por lista de una discoteca, la vida convertida en espectáculo.

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Ya os podéis imaginar a la horda de chavales de 16 años a las ocho de la mañana, esperando en las puertas del juzgado de una ciudad periférica de Barcelona. Algunos de ellos venían desde lejos. Uno de los que estaba allí se hacía llamar Dragon, uno de los pocos mayores de edad que había entre el público, que es quien me pone en contexto.

“Hemos venido a primera hora de la mañana y nos han dicho que el juicio se había cancelado, pero por la pantalla hemos podido ver que había un juicio a las 12 del mediodía, por lo que nos hemos esperado. La jueza ha venido un momento a echarnos y nos ha dicho que los padres de Miare no iban a venir y aquí estamos, a ver si es verdad o no”, dice.

Mikael está al lado de Dragon. Tiene 18 años y ha venido a ver el desenlace de todo esto. “Hoy acabará todo. Se decidirá quién es exactamente este perro”. ¿Cómo que quién es exactamente ese perro? ¿Es un perro con una doble identidad? ¿De qué va todo esto? Mikael me explica que resulta que Dalas tenía un perro. Un galgo, para ser más precisos. Me cuenta que, cuando se acabó la relación entre Dalas y Miare, hubo una especie de custodia compartida del perro hasta que un día la chica dijo que había desaparecido. Sin embargo, han aparecido imágenes de los padres de Miare con un galgo que Dalas asegura que es el suyo.

“Tenemos curiosidad por saber si el perro de los padres de Miare es Argos o Marlos”, explica Mikael. “No estamos aquí por un perro. Esta historia es mucho más que esto. Todo es por una relación tóxica entre dos influencers de YouTube que se separaron y empezaron una batalla por internet incluso también entre fans. Después de un año y medio, tenemos ganas de saber cómo acaba toda esta historia”, me explican otros fans que quieren permanecer en el anonimato.

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Cuando pregunto por la posibilidad de que fuera otro perro y no el mismo, todo el mundo asegura que es imposible. No han visto en su vida a aquel perro, pero todos creen en las palabras y en las imágenes que les ha enseñado su ídolo. “Si te fijas en las imágenes, verás que las que han salido a la luz son las de un galgo español azul y además tiene las mismas manchas que el otro. Aunque fueran hermanos o primos, es técnicamente imposible”, me dicen mientras me enseñan las que ellos consideran pruebas documentadas.

Marina hoy al mediodía no tenía clase. Se ha acercado para saber cómo se acababa eso del juicio. “Soy de Sant Boi [una ciudad cercana] y me pilla relativamente cerca. Me parece muy bien que haya tanta gente aquí apoyando a Dalas, porque si es verdad lo que dice, esta gente [los padres de Miare] se ha comportado muy mal”, asegura.

Y como ella, muchísima gente que se esparcía por la calle y comentaba la jugada. Entre ellos una chica con el pelo azul que decían que era amiga del youtuber, algo que no hemos podido confirmar. “Yo no me marcho hasta que ella no se marche. Ella sabrá lo que está pasando”. Pasaba una hora y media y ni Dalas ni sus exsuegros se habían presentado ante el juzgado. Nadie sabía nada. Con cada taxi que veían pasar se emocionaban y volvían a formar un pelotón frente la puerta.

Incluso había gente que barajaba la posibilidad de que se hubieran equivocado de dirección. Paradójicamente, a los periodistas nos decían que si nosotros "habíamos estudiado cuatro años de carrera para estar aquí esperando". Pues sí. Al menos estábamos aquí cobrando.

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El único "juicio" que se estaba celebrando se producía fuera del recinto, mogollón de gente hablando sobre el tema y sobre si deberían hacerse camisetas con la foto del perro y un lema como “Save the dog”, o si iría Miare al juicio junto con sus padres. Dalas se había convertido en la Belén Esteban de la Generación Z. Cualquier movimiento que ellos creían que haría era comentado. Y eso sí, por supuesto, todo el mundo con un ojo en Twitter y otro en YouTube por si se pronunciaba al respeto.


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Dentro de los juzgados nadie sabía nada de este supuesto juicio. De hecho, me dijeron unos trabajadores de los mismos que creían que era una vista y no un juicio, y que ya se había celebrado la semana pasada, que hoy no iban a aparecer estos señores y que no sabían qué hacía tanta gente plantada allí delante, con el frío que hacía.

Pero no se iban. Solo se desplazaban hacia el sol cual planta en búsqueda de alimento. No ha sido hasta hora y cuarto después de la supuesta celebración que Dalas ha escrito en sus redes: “Suspendieron la declaración de hoy a última hora (no tiene NADA que ver con el hecho de que hubiera mucha gente de público). Lo siento por todas las personas que perdieron su tiempo. Esto NO es normal. Pero aunque se atrase no se cancela y habrá más juicios. Más info pronto”.

Después de recibir las disculpas de Dalas ya me he quedado más tranquila. Cumplí mi propósito, que era enterarme de qué iba todo aquello, y aquel juicio espontáneo en plan conversación de carajillo montado delante de las puertas del juzgado me enseñó que donde de verdad se juzga a la gente es en la calle.

Sigue a Alba en @AlbaCarreres.

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