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Mira a esta chica tener una ataque de asma después de comer el chile más picante del mundo

Todos podemos aprender algo de la historia de Sabrina.

Captura de pantalla vía YouTube

Hace unas semanas, dos chicas, una llamada Lizzy y la otra llamada Sabrina (aunque para mí se ven como Tiffanys y así las voy recordar para siempre) hicieron lo que muchos YouTubers hacen para conseguir suscriptores y miles de reproducciones. Estas adolescentes estadounidenses vestidas con ropa de gimnasio decidieron comer un Carolina Reaper seco, que es, según Guinness World Records, el chile más picante del mundo.

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En años recientes, mucha gente ha empezado a tener un gusto por las cosas picantes. Es muy raro el que no sabe qué es la escala Scoville. Para los neófitos, una unidad Scoville es el número de veces que tuvo que diluirse una solución con extracto de chile en agua azucarada para que el picante se volviera indetectable. Un chile Carolina Reaper oscila entre los 2 millones de unidades Scoville, es decir, pica muchísimo y no es para los débiles de corazón.


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Quizá estés pensando 'Cool pero… ¿y eso a mí qué?'. Pues bien, te explico. En este video podemos ver una de las reacciones más exageradas jamás vistas. Este video es el ejemplo perfecto de cómo provocarte un ataque de histeria. Después de ver este video, siento que es posible suicidarme solo de pensar que estoy muriendo. Esta es la historia de Sabrina. Observa:

Es normal golpear cosas y golpearte a ti mismo cuando sientes dolor. En lo personal, yo sufro de dolores gástricos casi todos los días y cada que me da uno siento ganas de golpearme a mí mismo en la pierna y en la cara. Los saltos y los gritos de Sabrina y Lizzy no son nada nuevo. De hecho, reaccionaron igual que cualquier otra persona al probar un chile tan picante. Se rieron y se tiraron agua encima para darle un efecto más dramático. Pero de pronto, Sabrina empezó a ponerse mal. Es ahí cuando deja de ser un video más de gente enchilándose y se convierte en una epopeya bíblica de locura autoinducida.

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Sabrina se arrepiente. Tiene la mirada de una mujer que ha visto mil asesinatos. Sus ojos fijos reflejan el dolor que está sintiendo. Reflejan luz pero solo producen oscuridad. Ahora es un remero en la barca maldita de Caronte. Está parada frente a Minos, esperando su juicio. Babea fuego.

Sabrina está abrumada por el sufrimiento oral. Su alma quedó destruida gracias a ese maldito chile y ahora agoniza en estado catatónico. Se agarra la cabeza y llora mientras la mandíbula de Cerberus se sujeta a su lengua. Dice que no puede respirar.


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Trata de revivir con su inhalador pero no funciona. El fruto de Belcebú se ha apoderado de ella y ahora no más que una marioneta en su pequeño circo de los horrores.

Sabrina respira con dificultad y uno de sus amigos le ofrece un nebulizador. El punto es que, si tan solo se calmara por pinches diez segundos, no tendría por qué sufrir tanto. El dolor seguiría ahí, claro, pero al menos no estaría convencida de que le va a dar un paro cardiaco por culpa de un chile seco.

Y aquí tenemos el momento más gracioso de todos: Sabrina acostada en una cama, conectada a un tanque de oxigeno como un niño muy ñoño que se emocionó demasiado porque lo iban a llevar a los Go-Karts.

Todos podemos aprender algo de la historia de Sabrina. Si finges un ataque de asma después de comer un chile muy picoso, te recomiendo que no lo haga. ¿Por qué? Porque te ves estúpido y tu mamá va a querer echarte agua en el cuello y darte pan y azúcar.

@joe_bish