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Música

“Get Dumb”: Cuando el K-pop conoció al pop mexicano

CD9, la boy band más exitosa en México desde Mercurio, sorprendió hace unos días por hacer una colaboración con Crayon Pop, un grupo de K-Pop. Aquí explicamos por qué sólo era cuestión de tiempo.

CD9 en una Arena Ciudad de México a reventar. Foto tomada de su página de Facebook

Si tienes más de 25 años, un miedo patológico a SnapChat y nunca en tu vida has usado Twitch, es muy probable que no tengas idea de qué carajo es CD9. Pues bueno, es la boy band más popular que este país nos ha dado desde Mercurio. Y hace unos días, publicaron una colaboración con Crayon Pop, un famoso grupo de K-Pop, conformado por niñas muy lindas que saben que usar cascos coloridos es indispensable para para vivir una vida plena.

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Crayon Pop

“Get Dumb”, además de ser la primera colaboración en la historia entre un grupo K-Pop y talento latino, es una maldita maravilla. Como su nombre lo sugiere, se trata de un himno irresistiblemente tonto, encantadoramente simple e imposible de ignorar. Ambas versiones, la 100% en inglés y la versión en español/coreano, son pop en su máxima expresión. Y aunque para el escucha inexperto, atrofiado por tantos años de sólo escuchar a Depeche Mode o Radiohead, lo anterior le pueda parecer una ridiculez fortuita, la verdad es que el pop coreano y los millennials latinos con una suerte de pangea cultural, separada por mares y reunida por videos de YouTube, y este tipo de colaboraciones están próximas a convertirse en la norma, y no la excepción.

El K-Pop nos salvará a todos

Desde el 2010 para acá, el K-Pop se ha colado en la vida de millones de jóvenes latinos, quienes (gracias a la magia del internet) con sólo toparse con una canción o un video les basta para arrancar su devoción. Este fenómeno, hasta unos años reservado a foros más o menos aislados de la web, ahora es cada vez más tangible y claro, redituable.

Tan sólo en México, un país donde los promotores musicales batallan en serio para llenar venues de 500 personas, en donde los clubs más cool de la CDMX viven de noches medio vacías con covers de 150 pesos, y en el que actos de pop internacional tipo Banks no logran concretar un concierto, BigBang –probablemente el mejor grupo de pop de nuestros tiempos, que casualmente también define al K-Pop– logró agotar la Arena Ciudad de México (uno de los venues más grandes del país, con capacidad para 30 mil personas) en cuestión de horas.

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BigBang en la Arena Ciudad de México. Foto de GK-Pop

Mientras los festivales mexicanos siguen llenando sus carteles de bandas “hypeadas”, un grupo de promotores independientes se percataron antes que nadie de la existencia de un target dispuesto a comprar boletos, playeras, loncheras, y lo que sea que se le pusiera enfrente, siempre y cuando tuviera la cara de sus ídolos. Un público que ni el mismísimo OCESA había detectado.

El concierto de BigBang en la Arena, por ejemplo, fue obra de una promotora llamada Dilemma, una de las encargadas de gran parte de los shows de K-Pop en México. Hace unos meses intenté contactarlos para una entrevista, pero nunca se pudo concretar. Sin embargo, logré descubrir un par de cosas acerca de ellos: al parecer algunos de los dueños viven y operan en Canadá, y aunque organizan shows de K-Pop, su mero mole es el metal ¯\_(ツ)_/¯.

Por otro lado, Yunuén Velázquez del Plaza Condesa, me contó que el interés de su venue por este género también se debió a promotoras más pequeñas. “En el Plaza comenzamos a tener shows de K-Pop y J-pop desde hace uno o dos años gracias al interés de promotores independientes. Armar un show, cualquiera que sea, requiere una inversión bastante fuerte (…) Es por eso que los promotores fueron cautelosos con este fenómeno, ya que representaba una apuesta fuerte. Ahora hay más confianza y es por ello más común ver a este tipo de bandas en nuestro país.”

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¿Qué significa lo anterior? Que en México una bola de nieve comenzó a correr y sólo tomó un par de shows de K-Pop para que se convirtiera en una avalancha, y los promotores se dieran cuenta que los fans de este género son cruciales para la música en vivo en México.

Prueba de esto es la revitalización del Auditorio BlackBerry, la cual le debe mucho a los shows de talento coreano como Boyfriend y CL, quien agotó las entradas por completo el pasado mes de julio.

Pongámoslo un poco en perspectiva: Mientras que Hatsune Miku, un ídolo de J-Pop virtual (es decir un holograma), agotó las entradas en el Plaza Condesa en ocho horas, hay bandas como Titán o Primal Scream a quienes les toma semanas —si es que lo consiguen.

Hatsune Miku en concierto. Gif tomado de nyannyan.pl

Ahora pues, con esto en mente, la colaboración entre CD9 y Crayon Pop evidentemente no es sólo una curiosidad del estilo “versiones en Japonés de Juanga”, sino un calculado movimiento entre dos industrias musicales sedientas.

Veámoslo ahora desde el otro lado: Crayon Pop es quizás el quinto o sexto grupo más popular del K-Pop actual, y el talento más preciado de Chrome Entertainment, su disquera. Sin embargo, todavía está muy lejos del nivel de fama o reconocimiento de sus rivales, y si hay algo que todos debemos entender del K-Pop es que es asquerosamente competitivo.

Para empezar, si tú quieres darle a la artisteada en Corea debes invertir un promedio de 10 años en un arduo entrenamiento, lejos de tus padres y en manos de una poderosa disquera, la cual (después de todo tu esfuerzo) puede decidir si mereces o no “debutar”, ya sea en solista o como parte de un grupo. Estos “criaderos” de talento controlan la industria, y hay dos en específico que podríamos decir la monopolizan: YG Entertainment (con grupos como Big Bang y 2NE1) y S.M. Entertainment (representada por Super Junior y Girls Generation). En un contexto como éste, grupos pequeños o medianos como Crayon Pop deben encontrar cómo diferenciarse y construir una base de fans leales y GLOBALES rápidamente, pues de no hacerlo podrían simplemente ser “cancelados” por sus disqueras y todo lo caminado se iría al carajo.

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“Get Dumb” entonces, es el hermoso resultado de una fuerza irresistible encontrándose con un objeto inamovible.

En términos locales, es evidencia clara de que CD9 es el futuro de la exportación musical mexicana. Así es: desde ese único verano donde Paulina Rubio intentó darle pelea a Shakira en EUA, México no había tenido un talento de pop digno de importación mundial tan válido con CD9. ¿Por qué? Por ser el primer grupo en notar la clara necesidad de mercado que gran parte de su industria todavía considera una apuesta. El grupo mexicano que aprendió a hacer pop coreano: sin mucha alma, pero con un chingo de views.

El origen de CD9

CD9. Foto tomada de su página de Facebook

CD9 comenzó con Jos, un chicuelo que ya contaba con un muy respetable número de seguidores en Twitter cuando comenzó a coquetear con la idea crear un grupo. Luego se unió Alan, tras conocer a Jos en un concierto; posteriormente se unió el primo de Alan, Freddy. Los últimos en entrar fueron Alonso y William —éste último un actor cubano que luego fue cambiado por Bryan. Y sí, esos son sus nombres verdaderos. Pero, ¿qué sería de un grupo pop sin una mente maestra detrás? Ahí es donde entra Mike Zanetti, un cantautor y productor de pop de Mexicali, Baja California, quien compuso y produjo el primer sencillo de CD9: “The Party”. Pero me está faltando lo más importante: antes de tener productor, canción, video o género musical definido, CD9 tenía algo aún más importante: fans, quienes se hacen llamar las “coders”. Un grupo principalmente de chicas que les dieron like antes de haberles dado play.

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Los chicos sacaron su sencillo de forma independiente y sin más marketing que sus redes sociales. Millones de vistas y plays después, Sony les puso atención, un vicepresidente de la compañía les mandó un mensaje directo por Twitter (porque así es el mundo en el que vivimos), los firmó y –supongo– les dio decenas de bolsas marcadas con pequeños signos de dólares.

Luego vino su primer EP con disquera y toda la cosa, incluido en “la cosa” el productor Armando Ávila —a quien tal vez recuerden (¿?) por proyectos como Los Baby’s y Los Baby’s II, además de ser colaborador de Belinda, Moderatto, y el productor de RBD.

Con todo todo fluyendo acorde al template universal del pop y ya con 6 millones de fans/seguidores/suscriptores a sus espaldas, un buen día Alan le mostró a sus compañeros un video de BigBang… CD9 descubrió el poder del K-Pop, se le antojó un pedazo del pastel, y contactó a Chrome Entertainment.

“Este sonido va a cambiarte para siempre. No nos importa Na’,” cantan en ‘Get Dumb’, en nombre de toda una generación.

Esa generación está compuesta por niños y niñas de unos 13 a 17 años, a quienes no les importa en qué idioma hablan sus ídolos siempre y cuando sólo les hablen a ellos —y de preferencia en términos que nadie más entienda. (Por ejemplo, CD9 toma su nombre de la jerga del internet Code 9, que se usa para cambiar el tema de una conversación rápidamente —pero claro, eso no lo sabías porque no tienes 15).

Esta generación de nuevos escuchas no sólo es clara con lo que le gusta escuchar —aunque todo suene igual— sino que también es totalmente horizontal: en 2016, sin importar en qué ciudad del mundo te pares, encontrarás un fan apasionado de One Direction, pero seguramente también encuentras uno de BigBang.

¿Quién dice que lo mismo no pueda ser cierto en un par de años para CD9? ¿Quién dice que el pop mexicano no pueda también invadir al mundo?

Jimena ama el K-Pop con locura. Síguela en Twitter - @jimena_blue