Foto: G. Jeffrey
No le asustan al intrépido Thackeray (que asegura ser primo lejano de Shakespeare) las posibles consecuencias de la amenaza ultratumbiana del Bardo, habida cuenta de la polémica que ya suscitara su última investigación. Que se publicó en el South African Journal of Science y venía a demostrar, tras un análisis exhaustivo de las pipas en las que pudo fumar el autor de Romeo y Julieta, que Shakespeare fue un consumidor contumaz de marihuana y otras sustancias. "Lo que se dice un porrero insaciable", corrige Thackeray con irreprimible temeridad.VICE: ¿De dónde nace su interés por el contenido de las pipas de Shakespeare?Francis Thackeray: Fue una revelación eurekiana. Una noche, tras una copiosa cena navideña, me tumbé en el sillón de mi despacho a leer del tirón los Sonetos de Shakespeare. Pensé que me quedaría dormido, pero a la altura del número 76 me pareció estar leyendo entre líneas, como si en plena digestión se me hubiera revelado un significado más oculto que mis propias tripas. El soneto en cuestión habla de "compuestos extraños" y de "una conocida mala hierba". Demasiado metafórico, pensé, o quizá no tanto. ¡Dios mío!, grité, ¡Shakespeare está hablando del cannabis! Así que organicé un viaje a Stratford-upon-Avon y pedí permiso para analizar las pipas halladas en el jardín y alrededores de su casa natal. Los resultados fueron sorprendentes.
Shakespeare con pipa. Obra de Chris Bennett
Publicidad
Paralelamente al estudio de las pipas, ha publicado un ensayo sobre los "juegos de palabras" de los Sonetos para aludir a la marihuana sin levantar sospechas. ¿Cree que los camellos leerán más a Shakespeare gracias a usted?Sería una muy buena noticia que los consumidores de drogas dedicaran algo más de tiempo a la lectura, no necesariamente de sonetos. Dicho lo cual, la alusión velada a las drogas en los textos de Shakespeare tiene una razón de ser. La Iglesia había prohibido el cannabis a finales del siglo XVI, de tal manera que los porreros podían ser acusados de brujería y acabar sus días en una hoguera crepitante. Al médico y naturalista portugués Garcia da Orta le quemaron todos los libros de botánica en los que hablaba, con absoluto rigor científico, de los efectos del cannabis. Los Sonetos de Shakespeare no siempre señalan directamente las cosas que describen, de ahí que muchos no se entiendan. En ese sentido, su lenguaje me parece extraordinariamente críptico y sugestivo.Los fragmentos de cazoletas y boquillas contenían restos de cannabis, residuos de hoja de coca, alcanfor y extractos de nuez moscada alucinógena.
Publicidad
Pipas del s. XVII (Ámsterdam). Cortesía de Martin Hausler.
Publicidad