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Tecnología

Este hombre hace tablas de surf y skate con cera de abejas y chatarra del puerto

Pedro Fernández utiliza materiales locales y madera vieja de lanchas pesqueras para crear las tablas de Builder Skateboards.

Un día, mientras cogía una boya en una playa de Galicia, encontró una madera de ciprés procedente de una vieja lancha pesquera. Pedro Fernández, arquitecto técnico y diseñador, se enamoró de aquella pieza y la convirtió en tabla de skate. Hoy dirige Builder Skateboards, una compañía con sede en Sada (Coruña) que fabrica material de surf y skate con materia prima local, elementos reciclados y productos tradicionales del pueblo. Su objetivo es generar una industria alternativa sostenible que dé una nueva vida a los elementos autóctonos y aproveche los recursos naturales de la zona.

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VICE: ¿Cuándo decidiste montar tu propia compañía de skate?

Pedro Fernández: En el año 2012 o así, cuando volví de Madrid a Sada (Coruña). Pero ya se venía gestando desde que hacía tablas de surf ecológicas inspiradas en los diseños de Tom Blake, el inventor de la tabla salvavidas moderna (básicamente, una tabla de surf aligerada por un sistema de secciones estancas llenas de aire en su interior). Intentaba aplicar materiales y métodos de construcción más modernos, pero era difícil igualar a los composites en cuestión de peso. Aún conservo un par de tablas de aquella aventura.

¿Lo innovador es hacer tablas como en los viejos tiempos?

Para mi gusto, el futuro es volver al pasado pero desde otro punto de vista. No soy muy amigo de los petroquímicos, aunque trabajo todos los días con ellos. Reducir estos productos en un 95% para poder dejar de depender de ellos es innovador. Pero para la industria del surf es más cómodo shapear un foam y fibrarlo antes que romperse la cabeza. Dar un paso más requiere un desarrollo industrial importante y una inversión elevada.

Como empresario, elegiste el camino difícil.

Bueno, puede parecer el camino difícil, pero es el camino seguro. Me abrió los ojos un curso de sostenibilidad de la Universidad de Valladolid en el que aprendí que nuestras empresas no pueden depender del exterior, porque llegará un punto en que no tengamos ni medios, ni recursos para emprender proyectos que no conlleven apoyo estatal. Las instituciones no ponen nada fácil sacar adelante proyectos como éste. En mi caso, junté la pasión por el surf, el skate y el snow con mi formación de arquitecto técnico y diseñador de interiores. A partir de ahí intenté expandir mis conocimientos todo lo posible.

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Como fabricar cera para patinar con la cera de las abejas.

Lo de la cera fue algo casi fortuito. Solía hacer mi propia parafina para surfear y, cuando las pruebas salían mal, guardaba las muestras para darles otros usos que no tenían nada que ver con el surf, aunque sea para cicatrizar poda en plantas leñosas. Lo importante era no desperdiciar recursos y buscarles una nueva vida. Tenía varias mezclas guardadas y un día con unos amigos las saqué para encerar un poco un coping. Después de la primera patinada, tuvimos que retirar casi toda la cera porque iba demasiado bien.

¿Te costó encontrar colmenas dónde obtenerla?

Pues un caso de simbiosis total porque obtengo el producto de mi vecino y en la cosecha me regala tarros de miel. Sus abejas se pasan el día en las flores de mi casa, que hay especies que florecen todo el año, así que indirectamente ayudo a la colmena y a mantener la población de abejas. Poco a poco, ya se están empezando a explotar iniciativas como esta en la arquitectura industrial. La nueva fábrica de Ford en Detroit tiene un ecosistema integrado con fauna silvestre. No sé si recogen la miel o las ceras, pero tienen abejas para equilibrar el entorno y mejorar la polinización en las cubiertas verdes.

¿Cómo se transforma algo así en un producto para skate?

Lo primero es la elección de los materiales y cómo procesarlos. Después, cuando consigues una base con las características que necesitas, queda hacerlo atractivo al público, definiendo una imagen y formas de aplicación. Las 'skate balls', como su nombre indica, son redondas pero con un golpe se separan en dos piezas que hacen más cómodo su transporte y aplicación, tanto en superficies planas como curvas. Dentro de las posibilidades de la naturaleza, las fabricamos en colores vivos y a partir de ahí se mezclan pigmentos para conseguir otros colores.

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¿Qué le parece a tu vecino lo que haces con su materia prima?

Las reacciones son muy buenas con toda la gente que me proporciona materias primas. Se sorprenden y muchas veces intentas explicar para qué la vas a usar pero como no tienen esa cercanía con el deporte no llegan a ver completamente su función, que básicamente es reducir el coeficiente de rozamiento para que la tabla se deslice suavemente y no se clave en medio del truco. Lo que más aprecian es que gente del pueblo generemos industrias alternativas y volvamos a dar un uso a sus productos. Nos hemos acomodado tanto haciendo de intermediarios que muchos oficios del campo se estaban perdiendo.

Y entre la comunidad skater, ¿qué tal ha sido la acogida?

La verdad es que bastante buena. Les gusta que sea biodegradable y que funcione igual de bien -o incluso mejor- que el resto de opciones. Además, los ayuntamientos colocan barreras en bancos y bordillos grandes para que no se patine, para que no acaben llenos de cera y tengan que limpiar después a presión para quitarla. La nuestra, al ser biodegradable, no deja residuos con el paso del tiempo. Creemos que esto es positivo porque acerca a las partes y podría hacer desaparecer este tipo de medidas anti-skate.

¿Qué otros productos haces con materiales locales del pueblo?

Fabricamos tablas de skate de muchos tipos e intentamos adecuar el material a la función. En ciertos modelos para cruising utilizamos madera reciclada procedente del desguace de antiguos barcos de pesca, no solo por el mero hecho de reciclar, sino porque este tipo de madera tiene unas características que la hacen muy estable y resistente. Durante su función como barco, la madera es sometida a stress y salinidad, lo que genera un proceso de curado en húmedo que las hace muy duraderas.

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¿Cómo se te ocurrió aprovechar la madera de barcos de desguace?

Cuando voy caminando por la playa suelo ir mirando a la arena. Un amigo tiene un tikibar y siempre intento recoger material que él usa a modo de decoración, como redes o piezas de madera. Un día, al coger una boya, asomó una pieza de ciprés perfecta, que aún tenía las uniones de la cubierta y puntas. Me enamoré de esa pieza, la llevé al taller, hice el shape, los rails, pasos de rueda y agujeros, pero conservé las uniones machihembradas y las puntas originales. Hice un pirograbado con un ancla y la laqué. Buscando cosas para otro, encontré un tesoro para mi.

¿Recoges la madera de los barcos directamente del astillero?

Sí. Los astilleros locales nos ayudan mucho, y nos llaman cuando entra un barco para desguace. Es una materia prima de calidad y muy, muy barata y, aunque no todo es aprovechable, lo que vale es excepcional para la construcción sólida. En el futuro espero poder experimentar también con este tipo de madera en formato laminado, que es el método de fabricación estándar para los skates modernos. Eso dependerá del formato de las piezas recuperadas.

Los trabajadores del puerto tienen que alucinar con lo que haces con sus residuos.

El primer día que llevé al astillero una tabla acabada, alucinaron al ver la madera limpia, la resistencia y los detalles. En general, la gente se sorprende de que nos dediquemos a este sector pero les gusta la idea y colaboran. Como todas las empresas, crecemos poco a poco, más aún en una industria que está copada por marcas foráneas. No es fácil, pero aquí seguimos, así que algo bueno haremos. El aprecio de mis clientes y la gente por lo que hago es lo más importante para mí. Pienso seguir utilizando madera reciclada y madera local del bosque atlántico. Mi madera favorita es el haya, aunque también funcionan bien el ciprés y el roble. Quedan muchos puristas que no salen de las siete capas de arce, pero yo los animo a que prueben construcciones y formas de patinar diferentes.

¿Quién más trabaja contigo en Builder Skateboards?

Mi novia Roma, Chou y Dani Dobarro, que son con los que suelo trabajar cuestiones técnicas. Nuestros riders, que se centran en las pruebas, aunque Adrián Aldao e Iván Maroño echan una mano en otros aspectos. Y la comunidad skater de Coruña y del extranjero (Javi Saavedra, Alexander Golovanov, Fabian Männl…). Y mi padre, que era una persona muy fuerte y siempre me apoyó incondicionalmente. Le recuerdo ayudándome con la primera tabla de surf hueca. Estábamos investigando como encolar bien los decks y tuvo la genial idea de ponerle una piedra de granito como peso encima. Nunca olvidaré su cuando partió el nose. Se quedó en shock y yo le dije que no me importaba la tabla, sino que él estuviera allí ayudándome. Aquel día aprendí que lo importante no es el resultado, sino disfrutar del proceso. Ahora que mi padre no está, lo tengo cada día más presente y es lo que me mueve a seguir haciendo lo que me gusta, rodeado de la gente que me importa.

¿Qué nuevos productos de skate sostenibles tienes entre manos?

Ahora mismo estamos reformando el taller y quiero añadir una prensa nueva de 30 toneladas hidráulica para poder fabricar nuevos diseños de tablas más eficientes. Añadiremos a la construcción kevlar, carbono, aluminio de aviación… y nos gustaría marcar un poco la diferencia con los sistemas constructivos que hay en el mercado. En lo referente al surf, espero poder hacer una línea de quillas tanto para longboard cómo para shortboard que tengan un 80% de materiales naturales. Y ponerme al día con la máquina de corte por control numérico computerizado, que la tengo un poco olvidada últimamente. El I+D+i es muy caro y lo poco que hago se va en nuevos productos e infraestructura, pero disfruto del viaje y la experiencia.