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Cultură

¿Por qué las lesbianas no usan Tinder?

"Los tíos no suelen entender el concepto 'lesbiana'. Aquí hemos venido a ligar, pero con chicas. Somos lesbianas, nos gustan las chicas, no creo que sea tan complicado"

Una imagen del kit de prensa de Tinder modificada con otra imagen sacada de la web de Tinder

196 países. Decenas de millones de usuarios. Más de 6 mil millones de matches en todo el mundo. Pareciera que hubiese llegado el momento de escribir una nueva novela que explorase las profundidades de las nuevas formas de relacionarse, conocer a otras personas y, a veces, enamorarse. ¿Ha llegado la hora de hablar del amor en los tiempos de Tinder?

La popular aplicación, que como muchos de sus precedentes (Badoo, OkCupid, etcétera) ha querido romper las anacrónicas fronteras del Estado-nación, es ya la figura prominente en las llamadas dating apps ("apps de citas"). Cualquier usuario medianamente activo en Facebook podrá comprobar cómo, al acceder a Tinder, el porcentaje de amigos que utiliza este último aumenta inexorablemente. Puede ser una moda, pero desde luego parece haber calado.

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¿Quién usa Tinder? Según las estadísticas del primer trimestre de 2015 publicadas por Global Web Index (GWI), el 62% de los usuarios se identifican como hombres, mientras que solo el 38% de estos serían mujeres. Esta misma encuesta evidencia que el 83% de los usuarios se concentra en la franja de edad que va desde los 16 a los 34 años. Nada sorprendente, aunque la empresa, que no ha querido compartir sus propias estadísticas con VICE España, ha desmentido públicamente los datos relativos a la edad. Lo que sí resulta curioso es que, según los datos de GWI, solo el 54% de las personas que utilizan esta aplicación estarías solteras: un 30% estarían casadas y un 12% tendrían una relación. Quizás para protegerse del puritano estigma de app que fomenta la infidelidad o abre la vía a la consolidación de las relaciones abiertas, sus creadores han optado por otra explicación: en lugar de un romance, muchos buscan en Tinder amistades platónicas. "Nunca quisimos ser una plataforma de citas. Se trata de una plataforma de descubrimiento social, de introducción entre dos personas", declaró al periódico británico The Guardian uno de los directivos de marketing de la empresa.

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Resulta significativo, sin embargo, que todavía no conozcamos los datos relativos a las opciones de búsqueda que la aplicación ofrece a sus usuarios. Además de poder identificarse como hombre o mujer, Tinder permite delimitar la búsqueda: hombre, mujer o ambos. Esto plantea un interrogante: ¿es Tinder un lugar acogedor para quienes rehúyen la norma heterosexual? A pesar de la insistencia de VICE España, la empresa se ha negado a precisar qué porcentaje de gais, lesbianas o bisexuales utilizan esta plataforma de encuentro donde, en teoría, cabe todo el mundo.

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La realidad cotidiana, no obstante, invita a sospechar que esto no sea más que una ficción de diversidad. Frente a las 58 opciones de género que ofrece Facebook (servicio con el que Tinder está conectado, ya que los perfiles de este último solo pueden incluir imágenes de esta red social), Tinder sigue agarrado al binarismo de género. Se les acumulan las quejas de personas trans cuyos perfiles han sido borrados tras las denuncias de usuarios que, después de enviarles comentarios de pura transfobia, denunciaban estos perfiles por fraudulentos. La respuesta rápida de los administradores: borrarlos. Los "fraudulentos", claro, no los que se dedicaban a enviar comentarios de odio e intolerancia. A pesar de la insistencia de numerosos usuarios, Tinder sigue sin reconocer el amplio abanico de identidades de género que enriquece a nuestras sociedades.

Más allá de esta cuestión formal, aunque no por ello de menor importancia para aquellas personas a quienes el binarismo de género asfixia en el día a día, hay quien critica el papel de la plataforma en la configuración de las identidades socio-sexuales de sus usuarios. El match no es terreno neutro: existen normas y valores de interacción que los usuarios deben seguir, los cuales se pliegan a estos procedimientos relacionales para satisfacer sus necesidades emocionales. "En este tipo de aplicaciones los hombres tienen un incentivo para intentar ligar en masa, lo que facilita a su vez que las mujeres se reafirmen en su condición de sujeto-objeto de deseo", critica el profesor Javier de Rivera.

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Uno de los grupos sociales más críticos con la aplicación son las mujeres interesadas en otras mujeres. Pese a que la falta de transparencia de la empresa impide comparar, por ejemplo, el porcentaje de usuarias que buscan (exclusivamente o no) otras chicas con el de chicos gais y bisexuales, existe una percepción generalizada de que las lesbianas no se sienten a gusto utilizando Tinder. Esto no significa que no haya usuarias con esta preferencia que lo utilicen, pero todo parece indicar que, tarde o temprano, acaban dejando de utilizarlo o minimizando su uso en favor de otras dating apps donde se sienten más cómodas.

Son varios los motivos que les llevan a ello. La inexplicable (aunque en la red circulan varias teorías al respecto) aparición de personas que no encajan en la búsqueda personalizada del usuario, en este caso de tíos heterosexuales, es una de ellas. Muchas se quejan de estar cansadas de que, a pesar de especificar que buscan chicas (cisgénero o trans), tengan que lidiar constantemente con la aparición del cansino "tío descamisado con tatuajes tribales", que les devuelve a una realidad que no es la suya.

Este mecanismo de Tinder también les lleva a encontrarse, con frecuencia, a chicas hetero. La "teoría de juegos de Tinder" (que establece que muchos hombres, y probablemente también muchas mujeres, dan el visto bueno sin ver más que la primera foto) explicaría que muchos matches se produjesen sin un verdadero interés. La decepción de la chica interesada, por tanto, llega tarde o temprano. Muchas, además, tienen novio y buscan hacer un trío. Preguntadas por VICE España a este respecto, el staff de Hay una lesbiana en mi sopa (H1LEMS), contesta tajante: "No, no quiero que un maromo me dé lo mío y lo de mi prima, ni quiero liarme contigo y con tu novia, ni quiero que mires cuando me enrollo con otra tía". La mediatizada fantasía heterosexista del hombre hetero montándoselo con dos chicas acaba convirtiéndose en un tedioso engorro, algo que los chicos gais no tienen que soportar: "No conozco a ninguna chica que vea 'gay' en un perfil y vaya corriendo a hablarle y a proponerle tríos, es ofensivo (y explica un poco porqué ellos usan Tinder con más tranquilidad)", critican.

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A esto se añade la abundante creación de perfiles falsos que muchos chicos utilizan para entrar en contacto con chicas lesbianas, ya sea para proponerles un trío o para colgarse la medalla de macho alfa. "Los tíos no suelen entender el concepto 'lesbiana'. Aquí hemos venido a ligar, pero con chicas. Somos lesbianas, nos gustan las chicas, no creo que sea tan complicado", cuentan las chicas de H1LEMS.

¿Qué alternativas tienen? Las aplicaciones específicas para lesbianas se han convertido en una suerte de santuario como el que los hombres gais tienen en Grindr o Bender (ahora Wapo). Un refugio (y a la vez una puerta a un universo por explorar) que se ha tomado su tiempo en comparación con el nicho de mercado de la homosexualidad (o bisexualidad) masculina. En España la más conocida es Wapa, anteriormente llamada Brenda. Es el equivalente de Wapo para las chicas lesbianas. Ellas critican, no obstante, que la equivalencia aquí no tiene valor alguno. El ligue entre lesbianas es, según muchas, diferente al de los chicos gais (aunque, todo sea dicho, este asunto levanta una importante controversia). En consecuencia, y tras haber aceptado que estas dating apps se alejan de cualquier aparente neutralidad, la plataforma no puede ser la misma.

Es por ello que en los últimos meses han ido surgiendo diferentes alternativas. Her, anteriormente conocida como Dattch, es una aplicación dirigida a chicas que buscan otras chicas. Sin embargo, su objetivo va más allá de la búsqueda de pareja: su creadora, Robyn Exton, pretende crear una comunidad de lesbianas donde hacer amigas, charlar y, por supuesto, encontrar una cita. Esta es una estrategia que ya defendieron muchas en el feminismo lesbiano ante la invisibilización del lesbianismo tanto en los colectivos feministas como en el activismo LGTB, que en numerosas ocasiones repitió las actitudes misóginas de la sistema heteropatriarcal que decía combatir

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"Tinder es una gran app, pero ha sido diseñada en torno a lo que buscan los hombres, no las mujeres", responden a VICE España desde Her. La empresa planea la introducción de la aplicación en nuestro país a finales de este año y, además, ha apostado por una diversidad de identidades de género bastante más amplia que la de Tinder. Su idea es centrarse en cómo las mujeres toman decisiones y construyen relaciones: "Her se ha hecho con el objetivo de funcionar mejor para las mujeres, con un sentimiento social, contenidos y eventos".

En España es Wapa la más utilizada. Respecto a las generalistas como Tinder u OkCupid, tiene la ventaja de que supone "jugar sobre seguro", dicen desde H1LEMS. "Pese a lo sumamente mal que funciona la interfaz y lo cutre que es, siempre que la activas hay alguna chica online, aunque sea en un pueblo remoto", añaden. Más allá de esto, la elección de una u otra plataforma (o, por qué no, varias) acaba siendo una cuestión personal. E. cuenta a VICE España que la mayoría de chicas de Wapa solo buscan amistad y ella ya tiene amigas. L. reconoce que la función de emparejamiento de Tinder facilita la conversación con chicas más tímidas. Critica, no obstante, que la mayoría de estas aplicaciones perpetúen modelos afectivos monógamos. En este sentido, la opción no-monogamia de OkCupid supone una importante (y gratificante) excepción.

"Todas las mujeres (lesbianas, bi, hetero o en proceso de cuestionamiento) merecen un lugar donde cultivar las relaciones que quieren con gente con la que tengan afinidad", alegaba la creadora de Her en una entrevista. Plataformas como esta permiten a las mujeres queer, lesbianas, bisexuales y trans (o cualquier mujer que desafíe la norma binaria y heteropatriarcal) escapar de la mirada fetichizante de una sociedad que las trata como "un punto más a tachar de la lista sexual de otra persona", como escribió una mujer trans en el diario The Guardian. Incluso en estos santuarios, sin embargo, no dejan de encontrarse con la curiosidad de chicas hetero que quieren aprender de ellas "todo lo que hay que saber" o a parejas en busca de tríos.

Así es el amor en los tiempos de Tinder: el mismo de toda la vida, pero con un toque vertiginoso al que todavía tendremos que acostumbrarnos. Las lesbianas, una vez más, siguen en ese limbo de exotismo e invisibilidad de una sociedad que con frecuencia se olvida de ellas, si no es para convertirlas en un objeto más de sus fantasías heterosexistas. Al final, como siempre, historias hay muchas: ellas eligen quedarse con su propio final feliz. Como escribía la editora LGTB de la web Buzzfeed, Shannon Keating, sobre su actual relación de pareja (sí, con otra chica): "Nos conocimos en Tinder, luego nos conocimos en la vida real. Y la única parte que importa es que nos conocimos".

@enriqueanarte