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La guía VICE de lo que está pasando

El acoso del anuncio de los EuroMillones es lo menos ofensivo de sus casi cuatro minutos de duración

Entre debates morales de acoso se nos ha escapado lo fundamental, este anuncio sigue pregonando el culto al dinero, el desarrollo capitalista y la negación de la felicidad absoluta en un entorno sin grandes cantidades de dinero.

Claro que sí, de esto nos sirve la nueva sección de las rondetas VICE de internet que nos proporcionan nuestros compañeros del departamento de redes sociales, para saber qué coño os está friendo el cerebro actualmente, para saber de qué coño se está hablando ahora en las redes, qué está caliente, de qué pie cojea la actualidad.

Hoy, por lo que parece, la gente está ofendida por cierto anuncio del sorteo EuroMillones (querido lector, estaría bien que consideraras ahora mismo ver el vídeo de YouTube insertado al inicio del artículo).

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El debate está servido y ya se está hablando de que se trata de un caso de acoso. Otros defienden el "romanticismo" de la situación mientras que yo destacaría el agresivo corte hacia el flashback, que puede llevar a dudas y se podría confundir con un contraplano mal ejecutado, en fin. Cada uno comenta lo suyo.

La verdad es que hay pocas cosas de las que no nos podamos quejar de este anuncio y os garantizo que la menos ofensiva es esta del supuesto caso de acoso. (¡Cuántas vidas de periodistas y pseudoperiodistas ha salvado el adjetivo "supuesto"!) Pero bueno, yo creo que este no es el tema. Este anuncio esconde un mensaje mucho más jodido que el debate sobre si las acciones de uno de los personajes podrían considerarse acoso o no.

Pero hablemos un momento del tema que quiero ganarme unos cuantos enemigos.

Hay ciertas conductas que podemos identificar como acoso: seguir a personas durante quince kilómetros; comprarse unos prismáticos y alquilar un piso cerca de cierta persona; acceder a unos vestuarios y forzar cierta taquilla para robar cierta ropa interior o saludar a alguien con un ligero temblor en la mano. ¿Y qué me decís de internet? Vivimos en un mundo en el que un sutil acoso está permitido e incluso publicitado: todas esas rondetas de internet buscando fotos de alguien en Facebook, Instagram o lo que sea. Esto se hace y se acepta y no pasa absolutamente nada, moralmente, le damos el beneplácito a estas acciones que nosotros mismos desarrollamos y que no dejan de suponer la invasión de la privacidad de alguien (si bien es cierto que se trata de una privacidad desprivatizada, de forma consciente o no).

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Pero también es acoso plantar cientos de narcisos delante de la casa de una chica, saludar o dibujar a un desconocido en una estación de tren, o articular un conjunto de casualidades para flirtear con una chica (lo siento, no he encontrado el vídeo del inicio de La Vida es Bella).

Es evidente que en la realidad todas estas acciones dejarían a sus autores como a unos putos locos pero lo que debemos tener en cuenta es que, precisamente, son personajes de ficción: exageraciones de conductas para que nuestro corazón, ni que sea una vez en la vida, pueda emocionarse y creer en cosas imposibles como la magia, el horror cósmico o el amor. Esos personajes, con sus excéntricas acciones, nos parecen maravillosos y entrañables. En la realidad, serían solamente unos pervertidos babosos. En fin, la palabra aquí es FICCIÓN y los personajes de este anuncio de los EuroMillones que he incrustado más arriba forman también parte de esta misma esfera cognitiva.

Los límites de la ficción—ya sea en un anuncio, en una película o en tuit— y las consecuencias y juicios de valor o de los de verdad que se puedan emitir son un tema bastante escabroso ya que depende en que lado estemos en cada caso —en de las víctimas, en el de los verdugos o en el de los que se mantienen al margen— puede resultar ofensivo, gracioso, entrañable, abominable o indiferente. Ahí están los casos de Guillermo Zapata y tantos otros para ilustrar esta situación.

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Dicho esto, es necesario aclarar que, dentro de este mundo audiovisual fantaseado, el anuncio, en ningún momento, niega la idea de que lo que tenemos ante nosotros sea un caso de acoso. Se nos muestra una situación sobre la que el director no opina, en todo caso, nuestro papel como espectadores y/o críticos, es la que está generando este juicio de valor, es nuestra interpretación la que valida o niega el acoso.

De hecho, podría muy bien ser que el director quisiera reflejar la idea de que ese tipo está totalmente chalado, al fin y al cabo el anuncio empieza con este ser derrotado y sentado en el pasillo en medio de la oscuridad. Puede que, en una especie de ejercicio crítico, esté mostrando la historia de un acoso dentro del marco de una sociedad en donde estas actitudes aún no han llegado a ser ampliamente denunciadas por el conjunto de la sociedad (o parte de ella) y que aún siguen siendo aceptadas o silenciadas. Esto podría ser la España de hace, ¿10 años? ¿5 años?

Si seguimos amasando la información que nos transmite la pieza, tampoco podemos saber si estos dos personajes son una pareja o si solo son dos tipos que comparten piso. Joder, no hay nada que indique que haya una relación amorosa entre ellos; no hay ni un solo beso o comentario que una sentimentalmente la vida de estos dos personajes, lo único que podemos entender es que, después de conocerse, han vivido un infierno del que ahora saldrán gracias a una inyección monetaria o, más concretamente, a una enumeración numérica que les permitirá hacer "todo". Esto es lo que indica la dirección, las posiciones de cámara, la fotografía, la interpretación de los actores y la dirección de arte. Tenemos a dos tipos hundidos y jodidísimos que parece que ahora podrán mejorar un poco (o mucho) su vida.

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Por poder ser también podría tratarse de la historia de dos hermanos separados al nacer que logran reencontrarse al cabo de muchos años después del mastodóntico esfuerzo de uno de ellos. Podría ser el tráiler de algo llamado Buscando a Marta o Colega, dónde está mi hermana, o algo así. Joder, el chaval lleva años buscándola, os lo juro.

Lo lamentable del anuncio, realmente, no es la —como mínimo— la siniestra y extraña situación que desencadena en que esas dos personas —pareja, compañeros de piso o hermanos reencontrados— tengan ahora un boleto premiado, es atreverse a vincular la resolución de cualquier conflicto mediante grandes cantidades de dinero. Eso es lo verdaderamente ofensivo, lo que tendría que indignarnos: que nos proponga que el dinero sea el medio y el fin. Entre debates morales de acoso se nos ha escapado lo fundamental, este anuncio sigue pregonando el culto al dinero, el desarrollo capitalista y la negación de la felicidad absoluta en un entorno sin grandes cantidades de dinero. Estamos señalando un pequeño detalle del anuncio cuando deberíamos ofendernos por la tesis que propone, que es evidente y que está allí, quizás tan descomunal e inmoral que incluso resulta difícil de percibir.

Pero hay algo en ese anuncio que aún es mucho más jodido que todo esto, mucho peor que el ciego culto al capital o a la orquestación de opiniones, algo que supone la culminación del mal y de las peores estrategias de marketing comprimidas en un mensaje lamentable y una forma demencial: estoy hablando de la tipografía mágica, esa con la que nos quieren insuflar cualquier tipo de mensaje pero, ei, con simpatía y buen humor. Y, como siempre, volvemos al uso de los lugares comunes, a las vías del tren y a las corrientes dirigidas: las mismas tipografías para las mismas opiniones de siempre, sean a favor o en contra.