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Viajes

Archivo Vice: ¿Ya nos estamos divirtiendo?

Lo que pudo haber sido mi último reportaje antes de morir entre el hocico de un puma.

POR SARA RAFSKY

FOTOS POR SARA RAFSKY Y PAULO MARTINEZ

Una familia posando junto a una de las muchas estatuas gigantes de Jesucristo en Tierra Santa.

Argentina cuenta con dos parques temáticos y un zoológico, en los que divertirse implica ignorar por completo una voz en tu cabeza que te dice: "Esto no es normal". Lo sé porque acabo de visitarlos y regresé a casa física y mentalmente agotada. ¿Te suena tentador pasar un fin de semana viviendo una "experiencia" cristiana, viendo niños que pretenden gobernar, y acariciando leones? Si la respuesta es sí, entonces Argentina será tu tierra de Oz, en particular los alrededores de Buenos Aires, donde puedes encontrar estas atracciones a un hora de distancia entre sí. Mi experiencia fue todo un reto; sin embargo, debo admitir que no me aburrí un solo momento. Mucho menos cuando estuve a punto de sufrir una muerte terrible, pero hablaremos de eso después. Por ahora empecemos con lo más obvio: Dios.

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TIERRA SANTA Cuando entras a Tierra Santa no puedes más que preguntarte: “¿Qué haría Jesús si tuviera que pagar ocho dólares para entrar a un parque de diversiones en el que narran su vida con revistas kitsch y estatuas de fibra de vidrio?”

Antes de encontrar la respuesta, me distraje con una fila de mujeres con túnicas largas. Iban corriendo como si fueran a llegar tarde para algo. Una de ellas intentó esconder su celular entre su pelo cuando me vio tomando fotos. Ella mejor que nadie debería saber que Dios lo ve todo. En especial en este lugar.

Cada hora, el Hijo de Dios sale de esta montaña como un pan tostado beatificado.

Considerado el primer parque temático religioso del mundo, Tierra Santa abrió sus puertas hace once años en un antiguo campo de futbol de 17 hectáreas. Los planes de construir un parque de diversiones tradicional con montañas rusas y demás, se vieron frustrados por los peligros que presentaba el aeropuerto aledaño, lo que hace todavía más ridículo este falso peregrinaje. Los aviones que sobrevuelan el lugar hacen que sea difícil contemplar la cruz con toda serenidad.

Después de que se cancelara el proyecto del parque de diversiones, Armando Cavalieri, el líder del poderoso Sindicato Empleados de Comercio, los dueños de la tierra, tuvo la idea de una parque temático religioso que sirviera para entretener y reforzar la fe. Después, en un acto muy argentino, los sindicatos, la iglesia y el sector privado se unieron para crear Tierra Santa, un parque temático dedicado al Hijo favorito de Dios.

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El Génesis en Tierra Santa es una fiesta de música y luces. Parece el antro de un crucero cristiano.

Las principales atracciones son un nacimiento gigante, una representación de la Última Cena con música clásica, una estatua de Jesús perdonando "a la mujer que cometió adulterio", y una representación en las calles de Jerusalén, un lugar que parece sacado de una película de bajo presupuesto. Pero el fuerte de Tierra Santa es un Jesús mecánico de 18 metros que revive cada hora y sale de una montaña, con el coro de Aleluya de Händel en el fondo. El público se reúne con anticipación, buscan los mejores lugares, y observan con mucho respeto su ascenso al cielo.

Me uní a la multitud entusiasmada para presenciar lo que yo resumiría como la versión de la Segunda Venida de Cristo de Showbiz Pizza. El Hijo de Dios se eleva sobre la piedra con un enorme corazón en el pecho y una expresión, sino catatónica, definitivamente de completa tranquilidad y benevolencia. Después abre y cierra sus ojos, da vuelta para bendecir los cuatro puntos cardinales, y lentamente comienza a bajar hasta que sólo quedan su corona y sus ojos llenos de sabiduría en el borde de la montaña. Por último, el buen pastor desaparece, en perfecta sincronía con el último "Aleluya". La multitud aplaude con fervor. Algunos podrían pensar que fue un acto sacrílego, pero los visitantes con los que hablé me recordaron sobre la profunda espiritualidad del nombre del lugar, Tierra Santa.

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Una visitante mira con horror cómo un romano de fibra de vidrio flagela sin piedad a Jesús. Detrás de ellos hay una réplica barata del Muro de los Lamentos.

La presencia de una sinagoga y una mezquita en un parque temático cristiano fue un poco extraña, pero después descubrí que también había estatuas de Marthin Luther, el Papa Juan Pablo II, la Madre Teresa y Gandhi, por todos lados. Discutí estas curiosidades con la directora de Tierra Santa, María Antonia Ferro. A diferencia de sus empleados, disfrazados de acuerdo a la época, ella usaba mucho maquillaje y traía puesta una chamarra de cuero y tacones altos. También traía un crucifijo con diamantes en el cuello para indicar su fe.

Cuando le pregunté sobre los aspectos no cristianos del parque, María Antonia me dijo que los colocaron para tener una representación fiel de Jerusalén durante los tiempos de Cristo. También insistió en que el parque mantiene un "diálogo multirreligioso" y que varios de los visitantes pertenecen a otras religiones. Cuando le planteé lo desconcertante de las figuras del siglo XX, me respondió que habían sido "líderes que lucharon por la paz y fueron personas importantes. Queríamos honrarlos a ellos también". Sin embargo, lo que nunca me explicó fue por qué había una estatua de un ciudadano en Jerusalén disfrutando una rebanada de pizza.

Un soldado romano haciendo guardia en Tierra Santa.

María Antonia me dijo todo lo que necesitaba saber sobre la descabellada versión de Tierra Santa de la época bíblica. No podía esperar para llegar a mi siguiente destino en este recorrido por los parques temáticos argentinos: un lugar mágico en el que la iluminación política es la más grande bendición, y donde los niños se regocijan y veneran la problemática historia democrática del país.

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El edificio principal en La República es un castillo de colores muy parecido a la fortaleza en la que duerme la Bella Durmiente en Disneylandia. Quizá la gente le prestaría más atención a los problemas globales si los políticos trabajaran en lugares como este.

LA REPÚBLICA DE LOS NIÑOS Muchos argentinos creen que Disneylandia es una imitación de La República de los Niños, un parque temático en La Plata, que le enseña a los niños el dogma de una de las ideologías políticas más dramáticas del mundo. La historia es que Walt Disney visitó La República de los Niños a principios de los cincuenta y después la adaptó a sus propias necesidades en Anaheim, California. Por supuesto, no hay ningún registro que respalde esta hipótesis, sin embargo, Disneylandia abrió sus puertas tres años después de La República. Ambos parques son lugares fantásticos con castillos de cuentos de hadas, hordas de niños escandalosos, y padres azotados por el sol.

La República se remonta a la época inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial, cuando el Presidente Juan Domingo Perón y su esposa, Eva (mejor conocida como Evita), estaban transformando a la sociedad argentina. Fue un gobierno populista guiado por una extraña combinación: la defensa de la clase trabajadora y la autoadoración. La administración de Perón invirtió recursos en causas civiles y facultó al movimiento obrero. Al hacerlo, creo un gobierno centralizado, y muchos dirían que autoritario. La Fundación Eva Perón, dirigida por Evita y muy controversial, estuvo en el centro del programa social de los Perón, e hizo muchas cosas buenas por los huérfanos y los niños. La República de los Niños fue una parte especialmente extravagante de la estrategia de la fundación, y se construyó para educar a los niños sobre los derechos, valores, obligaciones y el funcionamiento de una democracia.

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El parque recibe niños principalmente a través de un acuerdo con las escuela locales; sin embargo, está abierto al público general los fines de semana. Los niños seleccionados pueden elegir su propio congreso y administración, algo que como todos sabemos es la fantasía secreta de todo niño de diez años. También cuentan con las atracciones favoritas de los niños: un banco, una cárcel, una estación de radio, edificios militares y de gobierno inspirados en monumentos internacionales. ¡Tienen hasta un juicio público contra el tabaco! Todos los niños se merecen una oportunidad como esta.

Una niña llena una forma ficticia para pedir un préstamo en un taller bancario en La República de los Niños. Es bueno que los niños entiendan desde temprana edad que estarán por siempre endeudados.

Un niño que se eligió para representar al pueblo sube al podio en el congreso de La República. Los arquitectos del parque, Gallo, Lima y Cuenca, basaron la fachada del lugar en el Palacio de Westminster en Londres. Por supuesto, todo en el interior tiene un tamaño adecuado para los servidores públicos de pequeña escala.

Considerando el genio propagandístico de Perón, es fácil imaginar que el objetivo principal del parque era crear un ejército miniatura de futuros peronistas. Sin embargo, la administración de La República niega esta teoria. "Creo que en ese momento el gobierno de Perón trabajaba para hacer de la educación una prioridad", dijo Alberto Fernández Valdez, el director de la estación de radio de los niños. "Y Evita era la que abogaba por ese privilegio para los niños". Alberto también me contó que los obligan a "tocar esta música [para niños] horrible". Más tarde, las bocinas del parque empezaron a tocar una canción que iba algo así como "Abajo con la opresión de la gente, arriba la libertad". Fue escalofriante.

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Ansiosa por ver la democracia en acción, me senté a ver un ejercicio en el que el "banco" le "prestaba" 50 "pesos" a cada niño. Tenían que usar 13 pesos para pagar cuentas de teléfono imaginarias. No parecía tener mucho que ver con el complicado gobierno argentino hasta que uno de los organizadores preguntó si alguien podía explicar la función del sistema bancario. Un niño gritó, "¡Para pagar multas!". Los niños se formaron para llevar "solicitudes de préstamo", recoger su dinero y pagar sus cuentas. El resultado fue un caos absoluto con niños corriendo por la habitación, gritando y chocando entre ellos.

Más tarde, cuando las cosas se calmaron, le pregunté a los participantes qué opinaban del gobierno argentino y qué harían diferente. Nicolás, de siete años, me dijo que si él fuera presidente haría que fuera legal irse de pinta, y Alejandro, de diez años, dijo que compraría dulces para todos. Agustín, también de diez años, me aseguró que mejoraría la seguridad, un problema serio y constante en Argentina. Damián, otro niño de diez años, expresó su deseo por mejorar las calles y garantizar que la gente no tire basura en todos lados. Quizá un país gobernado por pequeños mocosos con playeras embarradas de helado no sea tan mala idea. Al menos tienen sus prioridades en orden.

Después de lidiar con el gobierno y la religión, fue un alivio emprender mi camino hacia mi último destino. Me dirigí a un lugar reminiscente de una época más simple en la que el hombre y la bestia interactuaban sin un cerco de por medio.

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El administrador del Zoológico de Luján, Santiago Semino, dijo que no suelen permitir que los niños entren a las jaulas de los animales más grandes por cuestiones de seguridad, pero nadie evitó que esta familia posara con esta belleza carnívora.

Este niño beso a este tigre después de que un empleado del zoológico le dijera que lo hiciera. Luego regresó corriendo para hacerlo una segunda vez.

ZOOLÓGICO DE LUJÁN Los visitantes del Zoológico de Luján pueden ver animales peligrosos desde lejos, igual que en cualquier otro zoológico. También es uno de los pocos lugares en el mundo en el que se puede pagar una buena lana para poder entrar a una de las jaulas. Junto a algunas atracciones en Australia, Nueva Zelanda, y otros pocos lugares, el Zoológico de Luján permite que los visitantes metan sus cabezas en las fauces de algunas bestias salvajes.

Hoy, el zoológico cuenta con unos 400 animales de 50 especies. La mayoría son descendientes de la colección privada de animales salvajes de la familia Semino. Como es de esperarse, el lugar es una pesadilla constante de relaciones públicas. Un golpe particularmente fuerte fue un reportaje que apareció en televisón en el programa argentino, Crónicas Extremas, en 2007, en el cual se aseguraba que los animales eran drogados y que el zoológico contrataba a menores, además de violar las leyes locales que prohíben el contacto humano con animales salvajes. Todo esto traía el mensaje implícito de una ley todavía más fundamental, la cual dicta que los humanos no deben jugar con bestias capaces de arrancarles la cara de estúpidos de una sola mordida.

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Santiago Semino, el administrador del Zoológico de Luján e hijo del director del zoológico, Jorge Semino, no hizo ningún comentario sobre ninguna de las leyes antes mencionadas, pero me dio su palabra que los animales no eran drogados, y para probarlo me dijo que el zoológico abre sus puertas al público y ofrece prácticas profesionales. "Sería imposible esconder algo así", me dijo. Agregó que los felinos son animales nocturnos así que los visitantes diurnos podrían malinterpretar las cosas cuando ven gatos enormes tirados en el pasto. No fue muy convincente.

Santiago me dio un recorrido por el lugar, sin embargo fue imposible constatar el estado de conciencia de los animales. Sólo vi a un par que parecían estar completamente perdidos, pero no pude determinar la causa de su torpeza. A mi alrededor, las familias y las parejas parecían disfrutar estos encuentros. Decidí que tenía que vivir la experiencia completa del Zoológico de Luján.

El puma que (probablemente) me atacó. Sin embargo, no puedo estar segura porque todos son tan parecidos…

Cuando llegué a la cuarta jaula, me armé de coraje y le di de comer a un tigre con una botella. Cautelosamente, le ofrecí leche con mi mano para que la bebiera con su rasposa lengua, mientras el personal del zoológico me decía que mantuviera mi mano directamente debajo de su boca. Después de eso me sentía invencible así que entré completamente despreocupada a la jaula de un puma con el jefe de los entrenadores, Ariel Etchegaray.

El puma mostró un interés en mí mucho mayor al de los otros animales. Se me acercó y puso su boca sobre mi cámara. Ariel lo ahuyentó para que yo pudiera seguir tomando fotos.

Después de eso sólo recuerdo sentir media tonelada caer sobre mi espalda. Caí al suelo sin saber qué estaba pasando, pero un momento después todo estaba claro. Me hice bolita instintivamente. Ariel logró quitarme al puma de encima e intenté correr, pero volvió a saltar sobre mí. Mientras sus patas caían sobre mi cuerpo y mi cabeza, tuve unos segundos para aceptar el hecho de que estaba a punto de perder la cabeza, o al menos una extremidad. De alguna forma, Ariel me arrancó de las garras del puma, y me arrojó con fuerza por la puerta de la jaula, la cual Santiago cerró un segundo después. Ariel se quedó solo en la jaula por unos momentos, luchando con el animal, antes de escapar.

Salí de ahí aturdida. Había una multitud a mi alrededor y me miraban horrorizados. Ariel y Santiago, uno a cada lado, me llevaron corriendo a la enfermería. Afortunadamente, la experiencia fue más aterradora que dañina. Mis heridas no eran serias: algunos moretones en las piernas y brazos, rasguños superficiales, y la cara inflamada. Me limpiaron y regresé con los dos hombres, cuya expresión de terror reflejaba su preocupación por lo que terminaría escribiendo más que por mi aspecto. Después de decirles que estaba bien, me llevaron nerviosos a ver a los osos, pero el resto del día fue un poco borroso. Santiago me llamó y me envió mensajes durante los siguientes días para ver cómo estaba. Sonaba realmente preocupado, pero por qué o quién, no estoy seguro.