Cómo es vivir en uno de los únicos países con inmunidad colectiva

Caisa Ederyd in Sweden having a drink

Artículo publicado originalmente por VICE Reino Unido.

Suecia es uno de los únicos países del mundo en adoptar una política de inmunidad colectiva. No hay confinamiento para limitar la propagación del coronavirus, aunque ha adoptado medidas más leves como el distanciamiento social. La periodista sueca Caisa Ederyd nos cuenta cómo es la vida en su país en este momento.

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Es confuso vivir en Suecia. Sé que hay una pandemia. Sé que es algo serio. Pero no puedo entender exactamente qué tan grave es. Trabajo en una estación de radio pública en Estocolmo. La mayoría de mis colegas, incluyéndome, vamos a trabajar todos los días, manteniéndonos alejados lo más posible el uno del otro. Una de las redacciones más grandes de Suecia está transmitiendo directamente desde nuestro edificio. Pero no importa cuánto escuche sobre la cuarentena, el confinamiento, el riesgo de una crisis económica y restricciones a la libertad en otros países, es como si no pudiera entenderlo. Mi vida es muy normal. Y sin embargo, al mismo tiempo, no lo es.

Vivo con mi novio y mis dos hijos. Tener hijos pequeños y un trabajo a tiempo completo no me deja mucho tiempo para pensar. Pero no he visto a mi madre en dos meses. Tiene 70 años y tiene antecedentes de problemas respiratorios. En este momento, la estrategia sueca se trata de proteger a personas como ella.

La mayoría de las restricciones de Suecia son recomendaciones: lávate las manos, no vayas a fiestas, no viajes y mantén la sana distancia. Limita el contacto con otras personas, especialmente si eres una persona con mayor riesgo de coronavirus, como mi madre. Además de un montón de recomendaciones que son de sentido común, actualmente hay cuatro reglas gubernamentales: no puede haber reuniones públicas de más de 50 personas; no se permiten las visitas a asilos; no se debe viajar a Dinamarca (las fronteras están cerradas), y los bares y restaurantes deben asegurarse de que no se llene de gente: solo se sirve a las personas que tengan mesa.



Ya que tengo buena salud, no tengo miedo de enfermarme. La mayoría de mis amigos y familiares aquí piensan que la manera en que Suecia está lidiando con la pandemia es el mejor camino a seguir. (Dios, realmente espero que la inmunidad colectiva funcione). Hacemos bromas al respecto, ya que es la única forma en que podemos lidiar con la situación.

La mayoría de mis amigos están trabajando desde casa ahora. Cualquier persona con el menor síntoma de un resfriado debe quedarse en casa. Se ha vuelto un tabú estornudar o toser: hace dos meses, podía llegar al trabajo con un poco de resfriado. Nos dicen que mantengamos una sana distancia. Aún podemos hacer lo que queramos, excepto ir de antro, salir de fiesta, celebrar, básicamente hacer algo divertido con tus amigos, y pasar el rato con nuestros padres y abuelos.

Aunque todavía voy a trabajar, mi vida es diferente. Evito el transporte público. Mantengo mi distancia con la gente en las calles y supermercados. Mis hijos van a la guardería, pero hemos decidido que no pueden ir a las casas de otros niños. Quizás estamos siendo paranoicos, quizás no.

Extraño cenar con mis amigos. Extraño a mi madre. Es como si estuviera bien, pero un poco triste y preocupada todo el tiempo. Sé que poseemos libertades que otros no tienen, pero es difícil ser objetiva.

No he ido a ningún antro desde febrero. Las pocas veces que he ido a un bar en los últimos dos meses, ha sido como ir a un rave ilegal. Sí, podemos ir, pero ¿es seguro? La mayoría de la gente piensa que salir no es peligroso, siempre y cuando mantengamos una distancia. Cuánta distancia debes tomar depende de a quién le preguntes.

Existe un sentimiento general de confianza entre el estado sueco y el público. Tal vez funcione porque a los suecos les gusta mantener una distancia social de todos modos. Creo que es genial tener una excusa válida para no abrazar a la gente.

Una de mis amigas es médico en un hospital de Estocolmo. Hace un par de semanas, me dijo que había signos de una catástrofe. No había suficientes unidades de cuidados intensivos. Hay personal médico gravemente enfermo. Otro amigo ha estado en cuarentena solo desde hace siete semanas con dificultades para respirar. Eso hace que todo se vuelva real.

Pero la semana pasada, Estocolmo experimentó sus dos días más calurosos del año hasta ahora. La ciudad estaba abarrotada. Yo me transporto en bicicleta y los carriles para ciclistas estaban atascados. Los restaurantes al aire libre estaban llenos. Todos los días, más y más personas salen de su casa. Como resultado, algunos bares se han visto obligados a cerrar por no cumplir con las reglas. Cuanto más nos acercamos al verano, menos nos importa el virus.

Mientras que algunos de mis amigos se pusieron en cuarentena (voluntaria o involuntaria), otros organizan pequeñas fiestas en casa y pasan los fines de semana juntos en sus casas de campo, a pesar de que el gobierno le recomendó a las personas de la región de la capital, la más afectada por el coronavirus, que evitaran los viajes innecesarios.

Cuando el gobierno limitó las reuniones públicas a 50 personas el 29 de marzo, pensé que solo era cuestión de días antes de que nosotros también estuviéramos en confinamiento. Pero ya ha pasado un mes, y parece que nos dirigimos hacia otra dirección. Aunque no hemos estado cerca de algo similar a un encierro total, es como si la gente ya estuviera harta: “¡Ya casi llega el verano! Sigamos con nuestras vidas”.

El confinamiento en Suecia parece lejano. Probablemente podríamos hacerlo durante un par de semanas si alguien nos lo pidiera. Otros países imponen sanciones para asegurarse de que las personas no abandonen sus hogares; Suecia le pide a las personas que confíen en su sentido común. Pero, ¿qué sucede cuando la situación es todo menos común? Es normal sentirte un poco perdido. Estoy preocupada sobre todo porque no estoy lo suficientemente preocupada.

@caisasoze