Identidad

La discriminación racial causa que las niñas negras sean tratadas como adultas

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Artículo publicado originalmente por VICE Estados Unidos.

Sandra Abraham, ahora una abogada de 33 años, estaba en primer grado cuando llegó al entendimiento de que ser negra significaba algo más que solo el color de su piel. En ese tiempo, ella vivía en Michigan, y su mejor amiga era una niña blanca llamada Kelly.

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“La adoraba”, dijo Abraham, quien ahora vive en Carolina del Norte. Kelly también era amiga de otra niña de la clase llamada Kathleen, quien se negaba a jugar con Abraham. Sin embargo, ella nunca entendió la razón hasta un día en la clase de gimnasia.

“Kathleen se frustró tanto con el hecho de que Kelly jugara conmigo, estaba tan enojada, que tomó mi brazo y lo rasguñó con ambas manos. Me sacó sangre”, recordó Abraham. “Le grité, y dije algo como: ‘¿Qué estás haciendo?’. Ella respondió: ‘No puedo jugar contigo porque eres negra; estoy tratando de quitarte la suciedad’”.

En lugar de apresurarse a consolarla, dijo Abraham, sus maestros se quedaron sin hacer nada. “Simplemente dieron comienzo a la clase, como una manera de decirle, ‘Deja de llorar, continúa con tu día’. No fue sino hasta que llegué a casa que recibí la lección sobre ser negro por parte de mis padres”.

La reveladora experiencia de Abraham hace eco de los hallazgos de un nuevo informe publicado hace un par de semanas por el Centro Jurídico de Pobreza y Desigualdadde de la Universidad de Georgetown, el cual expone un sesgo de adultificación, lo que significa que los adultos asumen que las niñas negras son más “adultas” y menos inocentes que las niñas blancas. Tomando como base una investigación publicada en 2017 que descubrió que los adultos ven a las niñas negras como menos inocentes y menos necesitadas de protección que sus contrapartes blancas, el estudio ilustra a través de la perspectiva de mujeres y niñas negras qué tan común es este sesgo dañino.

Los investigadores organizaron grupos de discusión en pueblos y ciudades de los E.E.U.U., en los que las participantes tenían entre 12 y más de 60 años. De acuerdo con el informe, casi todas dijeron que los hallazgos del estudio sobre el sesgo de adultificación concordaban con sus experiencias de vida.

“Para las participantes, de hecho, el concepto de sesgo de adultificación estaba lejos de ser algo nuevo”, señalan los autores del informe. “Para ellas, las preguntas que nuestro equipo de investigación planteó acerca de nuestros hallazgos cuantitativos versaban sobre un tema ya consabido”.

De hecho, las participantes concordaron de manera abrumadora en que el sesgo de adultificación era uno de los factores determinantes por el cual las niñas negras tienen más probabilidades de ser castigadas en el sistema escolar. (La investigación muestra que las niñas negras tienen seis veces más probabilidades de recibir una suspensión que las niñas blancas).

Una mujer de unos 20 años le dijo a los investigadores: “Recuerdo que, incluso en la primaria, cuando tuve que cambiar de escuela, la nueva escuela no quería recibirme porque en mi expediente decía que había agredido y atacado a alguien, y la razón de esto fue que… durante un juego en el recreo, una de las pelotas golpeó accidentalmente a una niña en la cara”. La mujer explicó que no la llevaron a la oficina del director en ese momento, pero que lo ocurrido aún está en su expediente.

Las participantes también describieron experiencias con adultos que asumieron que eran sexualmente activas a una edad muy temprana o que fueron etiquetadas como “escandalosas, agresivas e irritables” o como “que tienen un problema de actitud”. Estos, según el informe, son ejemplos de “lenguaje codificado” asociado con estereotipos negativos de las mujeres negras.

Una adolescente dijo: “En el momento en que el maestro piensa que estás… siendo insolente con él, en el instante que considera que estás siendo… grosera, simplemente te expulsa del aula. Y manda a los guardias de seguridad para que se encarguen de ti. O sale del aula contigo para hablar”.

Algo que surgió en estas discusiones que no fue captado del todo en el primer estudio fue cómo las mujeres y niñas negras perciben que los adultos tratan a las niñas blancas de manera diferente, dijo Rebecca Epstein, directora ejecutiva del Centro Jurídico de Pobreza y Desigualdadde de Georgetown, y coautora del estudio. “Nuestras participantes nos dijeron de diferentes maneras que los adultos valoran más las lágrimas de ‘las niñas blancas’ que las ‘lágrimas de las niñas negras’”, dijo Epstein. “Fueron capaces de comunicar lo que se siente enfrentar este tipo de racismo, que es exclusivo de las niñas negras, de una manera mucho más poderosa de lo que puede hacerlo un estudio cuantitativo”.

Lo que fue particularmente intenso acerca de este conjunto de datos fue el poder “escuchar cuán consistente es esta experiencia a través de diferentes generaciones”, dijo Epstein. Mientras que las niñas negras adolescentes y veinteañeras compartieron experiencias recientes del sesgo de adultificación, las participantes de los grupos de mujeres mayores también recordaron “con algo de dolor”, agregó, historias similares.

“El cerebro de un niño de siete años es el mismo, independientemente de la raza de ese niño”, dijo Epstein. “Necesitamos dejar de someter a las niñas negras a un estándar similar al de los adultos, que les impide recibir la misma indulgencia que una niña blanca en la misma etapa de desarrollo”.

O, como le dijo una participante adolescente a los investigadores: “Creo que… los adultos en general necesitan… recordar que las niñas negras siguen siendo tan solo unas niñas”.