Así se vivió el rally Nazi en una pequeña ciudad de EU

Unos 150 neonazis equipados con escudos y cascos se reunieron en una pequeña ciudad de Estados Unidos la mañana del sábado. Pero sus habitantes no se quedaron de brazos cruzados y los recibieron con una manifestación y mucha seguridad.

El llamado rally “White Lives Matter” fue anunciado con una característica doble: el plan era comenzar en Shelbyville, Tennessee, tomar un descanso para almorzar y luego dirigirse a la cercana Murfreesboro, a unos 45 minutos, para un mitin por la tarde.

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Imagen vía Tess Owen/VICE News.

La policía en Shelbyville, que tiene una población de aproximadamente 20,000 personas y una gran comunidad somalí, no quería arriesgarse, especialmente teniendo en cuenta lo que sucedió en Charlottesville, Virginia en agosto.

Sabían que la multitud que se presentaba aquí era el contingente más violento y duro de la extrema derecha.


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Y así, el sábado por la mañana, la pequeña ciudad de Tennessee se transformó. Las fuerzas de seguridad habían establecido un extenso laberinto de barreras metálicas que canalizaban a los manifestantes y a los cientos de contramanifestantes en lados separados de un amplio bulevar.

También fueron conducidos a estacionamientos separados. En el lado neonazi, los grupos con mayor participación fueron el Partido Tradicionalista de los Trabajadores, los Nacional Socialistas, Vanguard America y League of the South.

Entre ellos se encontraba Michael Tubbs, de la Liga del Sur, una ex boina verde que en el pasado acumuló explosivos y armas militares, y planeó bombardear negocios judíos y de minorías.

Había sido difícil predecir exactamente cuántos neonazis aparecerían. Las estimaciones oscilaron entre “docenas” y “miles”. Al final hubo alrededor de 150. Cuando llegaron, un hombre tocó la gaita.

Matthew Heimbach, jefe del Partido del Trabajador Tradicionalista, estaba en su elemento. “Grandes sonrisas caballeros”, dijo Heimbach en el estacionamiento. “Es otro día en el paraíso”.

Avanzaron media manzana hasta llegar a un puesto de control fuertemente vigilado y gritaron: “Fronteras cerradas, nación blanca, ahora comenzamos la deportación”. Algunos llevaban escudos y otros carteles que decían “Alto al genocidio cultural”.

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Allí tuvieron que formar una fila, ya que las fuerzas del orden se tomaron su tiempo para palpar a cada manifestante antes de que ingresaran a la arena. Todo el proceso duró al menos una hora, ya que los neonazis temblaban con un clima 5 grados centígrados.

Una pareja, Brigid Harris y Ronnie White, salieron a pasear en pijamas a pesar del frío, solo para ver qué estaba pasando, examinando la escena desde lejos.

Harris y White, ambos negros, habían vivido toda su vida en Shelbyville, y habían visto a las hordas de nazis vestidos de negro con miedo. “Solo quería ver cómo se veían”, dijo Harris. “Nunca los había visto antes en persona”.

“Da miedo”, agregó, sacudiendo la cabeza.


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Por otro lado, entre los contra manifestantes, había una atmósfera de carnaval. Los contra manifestantes vestían de manera colorida y tenían un estéreo desde donde reproducían el discurso “Tengo un sueño” de Martin Luther King Jr, entre otros.

También se burlaron de los neonazis con cánticos de “eres sexy, eres lindo, quítate el traje nazi”. .

Imagen vía Tess Owen/VICE News.

Jed Bagwell, que había viajado desde Alabama solo “para vigilar a esta gente”, estaba pasando el tiempo en el lado neonazi con un sombrero de Make America Great Again.

Pero, dijo, no estaba afiliado a ningún grupo. Él piensa que la prioridad número uno para el presidente Donald Trump debería ser “descubrir quién mató a JFK”.

“Me gustaría saber exactamente quién ha estado disparando a nuestros presidentes”, dijo Bagwell. “Eso me importa mucho más que estas historias de colusión rusa”.

Brad Griffin, un prolífico bloguero nacionalista blanco y organizador principal de la manifestación, publicó un video del día de campo. “Estoy en vivo desde el picnic de White Lives Matter”, dijo Griffin. “Mucha gente blanca aquí”.

Estaban destinados a llegar a Murfreesboro esa tarde, pero después del almuerzo ya no tenían ganas.

Cientos de contramanifestantes estaban listos y esperando que los neonazis llegaran a Murfreesboro, donde los negocios alrededor de la plaza principal habían cerrado desde el día anterior y pintaron sus fachadas con mensajes de amor y paz.

Cuando se corrió la voz de que los neonazis habían “cancelado” la plaza estalló en vítores y muchos, muchos se rieron.

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