Artículo publicado originalmente por Noisey Estados Unidos.
Desde sus inicios Coldplay tiene fama de ser un chiste. Después de éxitos comerciales como Parachutes del 2000 (que The Guardian describió como “música para mojar la cama”) y A Rush of Blood to the Head de 2002, pasaron a ser “la banda más insufrible de la década” según el New York Times en 2005, cuando lanzaron X&Y. Pero a los rockeros del Reino Unido nunca les importaron las críticas. De hecho, han trabajado para convertirse en los embajadores menos acomplejados del pop rock: todo coro merece ser cantado a todo pulmón, y todo sentimiento es demasiado serio para hacer un disco completo sobre eso. Nadie escribe canciones tituladas “Every Teardrop Is a Waterfall” o nombra un álbum Mylo Xyloto si lo que quiere es verse cool.
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Pero después de su último álbum de los 2000, Viva La Vida o Death and All His Friends, la producción de Coldplay se ha basado en ser tan criticables que resultaron encantadores. Se han concentrado en ser amantes de la vida con temas como “Paradise” de 2011 que tiene versos como: “In the night the stormy night she’ll close her eyes / In the night the stormy night away she’d fly / And dream of para-para-paradise / Para-para-paradise / Para-para-paradise”. Su single más destacado de la década fue una colaboración de EDM con Chainsmokers llamada “Something Just Like This”. Sus shows en vivo, sus portadas de disco y materiales de prensa están empapados en un vibrante color alegría. Dependiendo de a quién le preguntes, han logrado que la vida romántica suene increíblemente empalagosa, y también han sido una banda optimista y de buen corazón, aunque cursi, en una época difícil.
Según todos los informes, su nuevo álbum Everyday Life podría continuar fácilmente con esta inmersión profunda del sentimentalismo. Coldplay anunció el LP a través de carteles donde salían vestidos al estilo Mumford and Sons, como si decidieran disfrazarse de épocas antiguas, con un título que decía: 22 de noviembre de 1919. En los anuncios de periódicos por todo el mundo (ugh), explicaron que el disco completo estaría dividido en dos partes, “Sunrise” y “Sunset”. Aún más alarmante, los rumores amenazaban con que “se centraría en el lado más experimental” de Coldplay, sea lo que sea que eso signifique. El crítico de Uproxx, Steven Hyden, aprovechó la noticia para bromear en Twitter y llamó al álbum “Kid B-“. La banda debutará este viernes a través de un par de conciertos en vivo en Jordania que se transmitirán en YouTube. Hace poco, también llegaron a los titulares por posponer el disco hasta que fuera “beneficioso para el medio ambiente”.
A pesar de todo esto, Coldplay ha presentado su oferta más divertida e interesante de esta década. Aunque es un LP doble de 16 canciones, viene en un tiempo de ejecución más corto que A Rush of Blood to the Head y X&Y. El Everyday Life encuentra a Chris Martin y a los demás miembros de la banda explorando géneros de todo el mundo. El sencillo “Arabesque” tiene un ritmo inspirado en el afrobeat, una muestra del ícono de la música nigeriana Fela Kuti cantando “music is the weapon”, su hijo Femi Kuti interpretando un solo de saxofón y su hijo Made Kuti en los arreglos de trompeta. Es una declaración contundente por parte de los pop-rockeros ingleses incluir a tres generaciones de la familia Kuti en una sola canción, y el resultado es una de las canciones más bailables de la banda sin nada de EDM a la vista.
Todo el disco es muy experimental y tiene éxito en diferentes niveles. El poeta persa del siglo XIII Saadi Shirazi samplea una lectura del poema “Bani Adam” dentro del disco. Sin embargo, “BrokEn” interpela la música gospel estadounidense, con un coro y guitarras acústicas de blues. Lo mismo ocurre con “Cry Cry Cry”. Coldplay suena mejor cuando suena al Coldplay del principio. El número acústico “Old Friends” podría haber estado fácilmente en el Parachutes; en “Church” la banda suena muy bien sin ser dominante, y “Champion of the World” canaliza su entusiasmo en un homenaje al fallecido líder de Frightened Rabbit, Scott Hutchison.
Lo que es discordante en este álbum es que Coldplay en realidad se vuelve atrevido, y no a nivel performance: por primera vez en la carrera de la banda, Martin utiliza la palabra “fuck” en muchísimas ocasiones. Esto probablemente se deba a que este es su trabajo más político hasta la fecha, con canciones sobre la crisis de refugiados, el control de armas, la brutalidad policial y el racismo. En la canción “Guns”, que se trata, pues, de armas, Martin canta: “All the kids make pistols with / Their fingers and their thumbs / Advertise a revolution / Arm it when it comes” y ni siquiera se preocupan por la falta de ambigüedad. Cuando canta: “Everyone is so fucking crazy”, lo canta con el mismo entusiasmo de un adolescente diciendo groserías frente a su familia por primera vez. El sencillo principal “Orphans” hace referencia directa al bombardeo de Damasco en 2018, y “Trouble In Town” samplea la grabación de un policía de Filadelfia, Philip Nace parando a alguien en el tráfico sin motivo alguno. A veces es demasiado, pero al menos sus intenciones son puras.
Coldplay es una parte inevitable de la música popular. Su perseverancia es testimonio de su capacidad para resistir el cinismo y aceptar la seriedad sin importar lo que pase. Cuando esas demostraciones genuinas de sentimientos se combinan con Martin, quien a pesar de las críticas merecidas que podría recibir, es sin duda uno de los maestros de las melodías conmovedoras, eso es innegable. Everyday Life no va a hacer que nadie que siempre haya pensado que hacen música de mierda cambie de opinión, pero es un documento de una banda que se mantiene firme sin caer en la auto parodia.