El skate es mucho más que subirse a una patineta y hacer trucos. Se trata de una cultura que no siempre fue tomada en serio, pero gracias a que los propios skaters se encargaron de crear, documentar y difundir sus historias, ha logrado, sin proponérselo, dejar huella en la cultura pop, desde el cine hasta el mundo de la moda y la música. Arto Saari es uno de los skaters que nos ha dejado ver este mundo a través de sus ojos, ahora cómo fotógrafo profesional.
Aprovechando su paso por México, platiqué con la leyenda finesa del skate sobre su nueva pasión, la fotografía, acompañados de unos tacos al pastor. Esta es parte de nuestra conversación.
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VICE: ¿Cómo pasaste de ser skater a fotógrafo?
Arto Saari: Creo que patinar, filmar y fotografiar van de la mano. Crecí capturando a mis amigos, tomando fotos, haciendo videos. Por alguna razón a los chicos les gusta grabar sus trucos. Siempre los están grabando, así que siempre estaba haciendo eso. No lo sé, mi interés creció más y más. Mientras patinaba siempre estaba rodeado de estos grandes fotógrafos de skate, así que decidí comenzar a hacerlo como un pasatiempo. Empece a comprar cámaras y aprendí a usarlas; ahí comenzó todo. Y diez años después, el patinaje comenzó a detenerse un poco y mi interés en la fotografía se impuso sobre la patinada. Pasaba más tiempo detrás de cámaras que patinado.
¿Qué te daba la fotografía que no te daba el Skate?
Estaba cansado de batallar con el concreto. En el skate todo el tiempo peleas con el concreto y siempre pierdes. Hay un cierto número de veces que puedes estampar tu cara con 20 escalones hasta que dices Ok, ya no puedo más, tengo que hacer otra cosa. Digo, todavía patino, pero no de la misma manera que cuando era más joven.
¿Crees que el haber sido skater te dio ventaja ante otros fotógrafos?
Definitivamente me dio ventaja. Mientras patinaba ya también estaba fotografiando. Cuando me volví lo suficientemente bueno, fui recomendado por otros fotógrafos que creían en mí. Esto me puso un paso adelante.
¿Y cómo fue que diste ese paso para convertirte en fotógrafo profesional?
Comencé a fotografiar en 2000. En 2013 fue mi primer trabajo pagado. Me contrató Oakley para ir a un viaje y fotografiar a sus patinadores. Fui a Australia por dos semanas. Atiba Jefferson, otro fotógrafo de skate, no podía ir en ese viaje así que les dijo que me contrataran. Ahí comenzó todo para mí. Tuve ese trabajo y de repente otras compañías comenzaron a llamarme; fue creciendo como una bola de nieve.
Pero creo todavía estoy en ese proceso. Siento que sigo en la transición, haciendo las dos cosas, patinando un poco, haciendo foto. Pero la foto está tomando casi todo mi tiempo, así que creo que estoy al final de esta transición. Todavía tengo patrocinadores en skateboarding, pero también estoy fotografiando al mismo tiempo. De hecho, algunas veces hago fotografías para mis patrocinadores, lo que es super cool porque me apoyan en esta transición dejándome hacer esta otra cosa.
¿Cuáles son las similitudes y diferencias entre el skate y la fotografía?
En cuanto a fotografía de skate es prácticamente lo mismo. Estás ahí en las trincheras, tirado en el piso sucio de un spot. Tienes que estar seguro de que tu equipo funciona, que las luces están disparando, mientras alguien está tratando de bajar un truco, tratando de hacerlo de la mejor manera y no morir en el intento. Estás ahí con él buscando el mismo objetivo, lo que es muy chingón. Hay confianza de por medio. Algunos skaters siempre fotografían con el mismo fotógrafo porque han creado una buena relación de confianza. La diferencia es que no te pide tanto esfuerzo físico. Una vez que estás fotografiando todo es fácil; no te caes en una zanja, pero igual tienes que estar en el momento. Aunque hay más trabajo después del momento. Una vez que tomas la foto el trabajo no se acaba ahí, todavía tienes que procesar la foto, enviarla, conseguir que se publique y que se vea. Es mucho más que solo tomar la foto.
¿Qué quieres captar en tus fotos?
El sueño es hacer imágenes diferentes, hacer que la gente se pare, que cambie la manera en que ve las cosas. Pero obviamente es difícil. Con tantas imágenes que hay hoy en día es muy difícil hacer algo único y en tu estilo propio. Yo prefiero ser recordado por calidad que cantidad. Prefiero producir buenas imágenes, así que me tomo mi tiempo. Eventualmente quisiera fotografiar bajo el agua, hacer algo diferente; eso está en mi lista de sueños por cumplir. Me encanta bucear. Me encanta estar en el agua; hay un mundo diferente abajo del agua. También me encanta hacer paisajes. Ahí estás en tu propio tiempo, esperando la luz. Estás en el tiempo de dios, en lugar de lidiar con gente que te dice que tienes que hacer esto y lo otro, que hay que procesar la foto, que hay que sacarla… prefiero mi propio tiempo.
¿Qué fotógrafos te inspiran?
Richard Avedon en los retratos. Las primeras fotos de Annie Leivobitz cuando estaba de gira con los Stones. Mary Ellen Mark, Elliot Erwitt, algunos fotógrafos de guerra como Don McCullin. En cuanto a moda Mario Sorrenti. Michael Muller ha estado fotografiando bajo el agua. También hace fotos comerciales y de celebridades, y además hace fotos de tiburones blancos sin jaula. Eso es muy inspirador.
Ya has inspirado a muchos jóvenes como skater y ahora te estás convirtiendo en una influencia como fotógrafo, ¿cómo te sientes al respecto?
Espero poder inspirar a alguien a que siga sus sueños. Eso es todo lo que yo he hecho: solo bajé la cabeza y fui por ello. Quería patinar. No sabía que lo quería hacer como forma de vida, pero sabía que quería estar bajo el sol en California. Quería que sucediera, y mi sueño se cumplió. Ahora estoy en una segunda fase de hacer fotografía y está funcionando. Cuando tenía 14, 15, 16, fui a muchos concursos de skate en Finlandia y en Europa. Fue cuando supe que lo podía hacer. En ese momento nadie me conocía. No hablaba inglés. Solo comencé a ir, a chingarle y así la gente comenzaría a notarme. Y así sucedió. Cuando vine a América, tuve un par de años, entre los 17 y los 19, donde patiné mucho. No había fiestas y no tomaba; solo patinaba por 12 horas al día, buscando spots. No fue como que todo sucedió por casualidad. Estaba viviendo y respirando skateboarding todo el día.
¿Es lo mismo que haces con la fotografía?
Exactamente. Una vez que mi mente se obsesiona con algo, no lo puedo dejar ir. Pienso en eso todo el día. Pienso lugares para fotografiar o cómo fotografiar o cuál es el siguiente proyecto. Tener una mente obsesiva también puede ser muy peligroso. También es peligroso cuando tu pasión, lo que más amas hacer, también es tu trabajo. Porque la linea entre tu trabajo y tu pasión se vuelven borrosa, y una vez que te encuentras con los problemas toda tu vida se va a la mierda, porque es tu todo. No es como que sales de tu trabajo y dices, “ya acabé de trabajar, me voy”. Sigues viviéndolo, respirándolo. Nunca realmente vas a trabajar, pero tampoco dejas de trabajar: es una navaja de doble filo. Ya me sucedió con el skate, donde se te voltea. Llegas odiarlo tanto que ya no lo puedes hacer, pero tampoco puedes dejar de hacerlo.