El infierno de ser víctima de un chantaje con un vídeo sexual

A nadie se le escapa que mucha de la gente con la que hablas por internet no siempre es quien dice ser. Cada vez son más los hombres víctimas de estafas en las que usuarios de cuentas falsas de Facebook los convencen, tras un intercambio de mensajes, para que enseñen el culo o el pene por Skype. Un claro ejemplo es el de Taylor Cooper, de 26 años y trabajador en un gasoducto de la Columbia Británica, quien fue víctima de un soborno el pasado agosto. Taylor nos ha pedido que utilicemos su nombre real por si hubiera alguna otra víctima de este tipo de chantajes que quisiera ponerse en contacto con él.

Taylor explica que una chica llamada Kelsey Smith le pidió amistad por Facebook. Por la foto parecía “normal, con cara de empollona”, y le llamó la atención que no tuvieran ningún amigo en común. Después de intercambiar varios mensajes privados, lo convenció para que se dejara ver en vídeo por Skype. Taylor se desnudó frente a su webcam para esa persona, quien grabó las imágenes, las publicó en YouTube y amenazó con hacerlas llegar a su familia si no le entregaba mil dólares.

Videos by VICE

Todas las capturas de pantalla son cortesía de Taylor Cooper

VICE: ¿Qué te llevó a iniciar una videollamada con esa persona?

Taylor Cooper: Lo cierto es que fue ella la que me agregó a sus contactos. Una semana después, me escribió un mensaje y ahí empezó todo. Está todo en la conversación que te envié. Al cabo de una hora, ya estábamos hablando por Skype.

¿Exactamente qué te pidió esa persona que hicieras por Skype?

Me acababa de levantar y estaba un poco resacoso y atontado. Me dijo que estaba soltera y a continuación me preguntó qué estaba haciendo en ese momento. “Me tienes que añadir a Skype”, dijo. No era la primera vez que quedaba con alguien por internet, así que le seguí el rollo y empezamos a hablar por Skype. La chica que veía era la misma de las fotos y yo no paraba de pensar que aquello era demasiado bueno para ser verdad. Recuerdo que me extrañó que me dijera que se le había estropeado el micrófono y que tendríamos que seguir hablando mediante mensajes escritos por Skype. Luego me dijo: “Si me enseñas la polla, me quito la camiseta” y yo, claro, lo hice. Luego me pidió que le enseñara también el culo, y me pareció un poco raro, pero lo hice y ella se quitó la camiseta. Segundos después, de repente se fue la imagen. Al rato me envió un enlace de YouTube con el vídeo que acababa de grabar de mí. Me dijo que le prestara mucha atención y luego me pasó una lista con los nombres y apellidos de los miembros de mi familia.

¿Qué nombres había en la lista?

Supongo que había cogida la lista de amigos de mi perfil de Facebook. Como mi apellido es Cooper, aparecían todos los Cooper que tenía como amigos en Facebook: primos, tías, tíos y algunos familiares a los que hacía años que no veía.


¿Qué hiciste entonces? ¿Te planteaste pagar lo que te pedía?

No, no iba a pagar ni de broma. Al principio me pedía 1.500 dólares canadienses (960 euros). Yo no hacía más que decirle que no tenía dinero, que estaba arruinado, para intentar evitar que siguiera con el chantaje. Entretanto, publicó el vídeo en mi biografía de Facebook con el mensaje: “Taylor Cooper es pedófilo”. En ese momento me asusté bastante. Recordaba que me había dicho que tenía 20 años, pero seguramente ni siquiera era una chica. Por suerte para mí, eran las 4:30 o 5:00 de la madrugada cuando colgó el vídeo y lo borré inmediatamente. Me puse a borrar todos los amigos que tenía en Facebook. Estaba cagado. Mi compañero de piso se despertó y no sabía muy bien qué contarle, porque era difícil de creer. Seguí explicando a la chica que no tenía dinero y ella no dejaba de subir y bajar la cantidad. Primero me pedía 1.500 dólares y luego pasó a 500 (320 euros). Yo insistía en que estaba sin blanca, y entonces me dijo que le diera 90 dólares (57 euros) inmediatamente. Estábamos todo el tiempo con ese tira y afloja.

¿Cómo acabó todo?

Le dije que me ingresarían la nómina en un par de días y que el viernes ya tendría el dinero. Me dio una dirección de Western Union para que le hiciera el giro. Era una dirección en Costa de Marfil. Llamé a mi mejor amigo, quien me recomendó que hablara con mi familia y les pidiera que no abrieran ningún vídeo que les llegara. Al final no hicieron nada. Yo, por si acaso, había llamado a mi padre y a mi tío para advertirles de que no abrieran ningún vídeo que les enviaran. Cuando pienso en ello ahora, probablemente no debí haberles dicho nada, pero estaba muy asustado. Mi tío, mi padre y mi madrastra lo sabía y lo comprendían. Supongo que saben lo avergonzado que me sentía y no hablaron del tema.

Creo que al final el extorsionador también se asustó. Borraron todos los mensajes y todo quedó ahí. No sé si tuve suerte o si les di pena.

¿Lo has denunciado a la policía?

No, porque sabía que no podrían hacer nada si los timadores están fuera del país. Pero creo que vale la pena que la gente lo denuncie. Me alivió ver que no había sido el único, porque es inevitable sentirse un poco tonto cuando te pasa. No me imagino lo mal que lo tienen que pasar los tíos casados y con hijos. Seguramente ellos acabarían pagando.

¿Conoces a alguien más a quien le haya pasado?

Pues sí. Le pasó exactamente lo mismo al amigo de un amigo mío, que acabó borrando su cuenta de Facebook.

¿Cómo te sientes ahora que ha pasado un tiempo y sabes que ha habido más gente que ha sido víctima de estos chantajes?

Ha sido una locura. Al principio me acojoné. Me imagino que será gente de otros países que se pasa el día frente al ordenador buscando víctimas. Es muy bestia lo lejos que están llegando con esto. Seguramente la chica que vi quitándose la camiseta era otro vídeo grabado.

No me importa que uséis mi nombre porque estaré encantado de ayudar a alguien que se encuentre en mi misma situación y quiera contactar conmigo.

Por mor de la claridad, se ha editado esta entrevista.

Sigue a Allison Elkin en Twitter.

Traducción por Mario Abad.